martes, 27 de abril de 2021

Agradecimiento, el gran motor del servicio

Cruz del Encuentro y niña colaborando a Jesús
 

Hoy hace seis años que recibí un trasplante de médula. Es día de Agradecimiento por las Dificultades que crean lazos, que nos hacen personas. Cada año por este día de manera especial me acuerdo de los sanitarios. Es lógico. Investigadores, limpiadores, enfermeros, médicos... hombres y mujeres, y toda persona que cuida o colabora con el cuidador mediante el transporte, la gestión, la producción y tantas cosas.

Es un día de alegría porque el mundo lo sostiene la colaboración. Permanente, solidaria, eficaz, insistente esfuerzo de colaboración de todos con todos se ocupe el lugar que se ocupe, brillante u oscuro. 

En estos días se ha puesto en marcha la Cruz del Encuentro (pinchar aquí si quieres saber algo más). Y me ha dado por pensar en Simón de Cirene. De él sabemos poco pero estamos autorizados a imaginar, sobre todo desde nuestra vida.  ¿Por qué elegirían al Cirineo? ¿Sería el más fuerte? Si lo señalaron para ayudar a Jesús no parece probable que estuviera allí de botellón. ¿Sería uno que miraba con fuerza interior a los que maltrataban a Jesús? ¿Supondría un interrogante para aquellos? ¿Iría junto a Jesús durante una larga parte del trayecto? Me temo que era uno que provocó que los burócratas que andaban por allí pensaban que merecía un escarmiento el que se estaba metiendo en camisa de once varas.

Me hace pensar. Recibir un trasplante es algo grande y la deuda es grande. Igualmente cada día recibimos cosas pequeñas y está bien que brote de nosotros el agradecimiento, el gran motor de la vida. 

Estos días también pensaba en la persistencia en el mundo, frente al agradecimiento, de su fuerza contraria: la ley del mínimo esfuerzo. No creo que sea una ley tan presente en el mundo como la ley del amor, la ley de la solidaridad, la ley del agradecimiento, pero sí, es una fuerza poderosa. Es un auténtico cáncer, que mina todo lo que pilla. "¿Y esto por qué voy a hacerlo? ¿merecerá la pena?" Los impulsores en Canarias de esa Cruz del Encuentro, hecha con maderas de las pateras llegadas a Arguineguín intentamos colaborar a un mundo de "merece la alegría" que destierre esa duda del "merece la pena" hija predilecta de la terrible ley del mínimo esfuerzo que no ha aportado nada bueno a la sociedad.

El bien más frecuente es hijo del amor, de un esfuerzo alegre y animoso, porque "en el amor calcular es desvanecerse" (Lebret). Amor frente a la ley del mínimo esfuerzo es una decisión necesaria. No enredarse tontamente en la pregunta si merecerá la pena, una pregunta perversa. La eficacia, por su parte, se busca también por amor, porque el amor auténtico busca eficacia.

Recibir cosas grandes, como un trasplante, o cosas pequeñas, las que sean, es una ocasión hermosa para encarnar aquello de Tagore: "Servir es alegría".

Ahora más que nunca: Servir es alegría. 

Eugenio A. Rodríguez

Vocación de perdedores

El amigo que sueño
tiene vocación de perdedor.

Vocación
de mirada limpia,
de no tener razón,
de adelantarse a su tiempo.

Vocación
de no saber calcular en el amor.

El amigo q sueño es ese y aquel.
Él, tú, yo. Nosotros, ustedes, ellos
Él, también -antes- el donnadie,
Tú, también -antes- el distinto,
yo también, pero no primero.
Nosotros, todos, no mi grupo aparte,
Ustedes, los últimos primeros.
Ellos, todos, los peores delante.

El amigo que soñamos
realmente no tiene Vocación,
es tan no-teniente
que no tiene vocación,
ES Vocación.

Es vocación,
como la naturaleza,
como el avance,
como el amor.
Como nosotros es mucho mas que yo.

Es vocación de amor
porque somos -siendo-
vocación de amor.

Vocación
de nunca parecernos bastante 
la justicia,
la solidaridad, 
el perdón.

Vocación de entender,
de aguantar,
de soltar amarras,
de ser tarea, misión.

Porque ganar ganando
siempre deja víctimas
a veces un reguero de sangre
tal vez una mirada herida
quiza un rencor manifiesto
¿una poltrona?
¿una grieta de hormigón?

Perder es amar,
perder es parir,
perder es correr,
perder es servir.

Salir del ombligo,
caminar mas allá,
meditar más a fondo,
entrar mas dentro,
salir...

Ganar es morir
y -a la vez-
perder también es morir.
Perder es Nacer
y -a la vez-
nacer también ganar.
Perder es volar
y -a la vez- 
volar también es ganar.

Escuchar el viento,
fecundar el espacio,
sembrar el tiempo.

Llorar escuchando,
sentir viendo,
morir siendo,
caer subiendo,
volar amando,
dialogar muriendo,
gustar viviendo.

Tener poco: lo que no nos posea.
Poder poco: lo que no nos pueda.
Placer poco: lo que no nos ate.
Para tenerlo todo en común.
Para poderlo todo en común.
Para placerlo todo en común.

Hasta poseer la belleza,
poder la bondad,
gustar la verdad,
saber para servir,
poder para igualar,
fuerza para gastarse,
esperanza para perder

Perder yo, para ser,
perder tú, para ser,
perder él, para ser.
perder nosotros, para ser,
perder ustedes, para ser,
perder ellos, para ser.

Ganar nosotros, todos, no solo mi grupo aparte,
ganar ustedes, los últimos primero,
ganar ellos, todos, los peores delante,
ganar él, aunque no lo merezca,
ganar tú, que creciste,
ganar yo en entusiasmo.

Perder siempre
siempre perder,
para que gane el futuro,
para que ganen los vencidos,
para que gocen, de verdad,
por fin,
los -pobres también- vencedores.

Hasta ese día final no quiero vencer.
No podemos, no queremos.
El que vence se aleja de los pobres
y de los pacificadores
y de los limpios de corazón.

Se aleja de la belleza,
y de la verdad que habita raso,
y de la esperanza que vuela alto.

Vocación de perdedor...
solo se puede en Común,
vocación es de los que luchan.

El amigo que sueño,
el amigo que soñamos,
no lo busco, me tiene.
Nos tiene. Nos busca. Nos ama.
Se pierde, se vuelca, se lanza

El amigo que me tiene,
que nos tiene,
forja lazos
mientras le buscamos.
Y si no, no.

El amigo que nos tiene
es un cuerpo.
Los amigos que nos sueñan,
que nos aman,
que nos nos quieren,
mientras mueren
nos abrazan.

Son abrazo,
se destrozan,
se encuentran.
Encontrándose se pierden
y al perderse se encuentran.

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