martes, 29 de agosto de 2023

La necesidad de consuelo

"Piedad" - Manolo Velázquez
Pintura "escucchando" la piedra
Jaime Nubiola

Hace un mes falleció inesperadamente mi hermana pequeña Eulalia. Tenía 64 años y gozaba de buena salud. Su corazón se detuvo al levantarse de la cama en la mañana del domingo 23 de julio. Para mí ha sido un golpe devastador del que, conforme pasan los días, poco a poco he ido recuperándome. La actividad me ha ayudado, por así decir, a anestesiar el dolor. También la oración. Además he podido estar una semana en Buenos Aires con ocasión de una reunión académica y he aprovechado para encontrarme con numerosos amigos argentinos.

Me ha llamado la atención cómo el compartir el dolor de la muerte de mi hermana con mis amigos y personas queridas, aunque traiga al presente la pena, alivia su intensidad al sentir el cariño y el apoyo de los demás. Probablemente sea esta una experiencia universal, pero cuando uno la vive en primera persona, en la propia carne o más bien en el propio corazón, se ilumina algo muy profundo de la condición humana. No somos islas, no podemos aislarnos con nuestro dolor a solas. Compartir nuestra pena nos alivia al unirnos a los demás, al estrechar los lazos afectivos con aquellas personas a quienes queremos.

Esta necesidad de consuelo no es debilidad, ni tampoco es amargar la vida de los demás. El que nos apoyemos afectivamente unos en otros es en un sentido muy profundo lo que nos hace humanos. Todos tenemos bien comprobado cómo los niños recién nacidos adquieren su humanidad al calor del cariño de sus padres. Algo parecido podría decirse de la muerte: el compartir la pena nos hace más humanos.

Como destacó el filósofo escocés Alasdair MacIntyre, los seres humanos somos animales racionales y dependientes, esto último, sobre todo, al comienzo y al final de la vida. Frente a la imagen individualista moderna del hombre aislado y solitario, el reconocimiento de que dependemos unos de otros es un logro formidable: el descubrimiento de que en nuestra vida social hay tanta interdependencia como puede haberla en una familia, ayuda a restaurar el sentido fraterno de una genuina vida comunitaria. No quiero tener una pena a solas: no solo necesito el consuelo de los demás, sino que los demás necesitan también que les deje adentrarse en mi pena y eso no solo alivia mi dolor, sino que también a ellos y a mí nos hace más humanos.

Nuestra sociedad tiende a ocultar el dolor o a privatizarlo, a considerarlo un asunto privado que quizás incluso puede gestionarse con medicación analgésica. Por el contrario, lo que estoy queriendo decir en estas líneas es que el compartir el dolor es también una forma de amor, pues convierte las relaciones afectuosas en verdaderas relaciones familiares, ya que en cierto sentido nos hace hermanos. Como se dice en las coplas de Jorge Manrique, «la muerte a todos iguala», nos ayuda a descubrir que somos vulnerables y que estamos muy necesitados de los demás.

En este sentido, los centenares de mensajes de condolencia y los diversos modos en los que tantas personas me han expresado su afecto y solidaridad no me han parecido en modo alguno un formalismo social vacío de sentido. Al contrario, me han parecido una maravillosa afirmación de nuestra común humanidad, de nuestra capacidad solidaria de compartir el dolor.

El día del fallecimiento de mi hermana venían con fuerza a mi memoria aquellos versos de Miguel Hernández en la muerte de su joven amigo Ramón Sijé "con quien tanto quería":

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada.

Nunca estamos preparados para la muerte de una persona querida, más todavía, como en el caso de mi hermana, si muere "antes de tiempo".

En medio del dolor he descubierto que el compartir la pena nos hace más humanos, más cercanos, mejores personas. La necesidad del consuelo nos ayuda a descubrir la hondura de nuestra común humanidad, de nuestra fraternidad.

viernes, 25 de agosto de 2023

BESOS, CANCIONES, RUBIALES Y OTROS ABUSOS Y LA LIBERTAD




“… puede usted besarla en la mano
O puede darle un beso de hermano
Asi la besará cuando quiera
Pero un beso de amor
No se lo dan a cualquiera”
Miguel Molina. El beso (1947)

Miguel Molina, tiene todo un tratado sobre el beso, en el famoso pasodoble, que tantas veces hemos cantado y bailado en las verbenas populares. Dice esta clásica canción “de verbena”, hablando de los diversos “besos”, “que un beso de amor, no se lo das a cualquiera”. El beso entrañable que inmortalizó Gustav Klimt, no puede ser un beso no consentido. La Oreja de Van Gogh, en la preciosa balada titulada “Rosas” (2003), también lo deja claro: “Me pediste que te diera un beso. Con lo baratos que salen mi amor ¿Qué te cuesta callarme con uno de esos?” De cajón. Evidente querido Rubiales. Un desastre de beso. Un beso que es un delito.

Y sobre todo si esa persona “no quiere”, “no lo desea” “no lo espera”… Queda claro que el beso de Rubiales es un intento fallido de beso de amor (o beso íntimo, o beso pasional, o beso erótico…), dado a destiempo, sin pudor, sin rubor… y sobre todo ¡sin licencia!, es decir, sin que la persona besada (la jugadora Jennifer Hermoso) lo permita, lo desee y lo admita. A eso se le llama “acoso”. Con todas las letras. Y más si viene de tu “jefazo”. Además (gracias a Dios, diría yo), en público, con todas las cámaras del país y de medio mundo enfocando, con cientos de periodistas como testigos… Vaya “patinazo”… Ni Pepe Gotera y Otilio harían una chapuza más desastrosa. Tan sólo superado, si me lo permiten citar, por aquel “beso de Judas”, que lejos de ser un gesto de ternura, respeto y amor hacia Jesús de Nazaret, resultó ser una contraseña para “prenderlo, juzgarlo, condenarlo y ejecutarlo”.

Más allá o más acá de todas las consecuencias que ese “beso de Rubiales” haya podido traer (dimisión o no dimisión; cese, juicio, críticas, burlas, “beso hasta en la sopa” aunque ahora -en medio de esta semana de ola de calor- mejor hay que decir “hasta en el gazpacho”, opiniones, artículos, crónicas, reportajes, entrevistas, posicionamientos públicos e políticos, presidentes de equipos, jugadores, analistas… en la prensa escrita, en la radio, en la tele, en las redes… ¡una pesadez!) , yo quiero reflexionar en alto sobre LOS BESOS NO DESEADOS QUE NO SE DAN EN PÚBLICO, NI A PERSONAS FAMOSAS…, los besos que ocurren en el anonimato, en la humillación de la víctima, en la angustia de quien se siente explotado(a), humillado(a), acosado(a), arrasado(a)… Todos sabemos que no son pocos. Y no sólo besos en la boca, sino manoseos intimidatorios, magreos asquerosos y violaciones indignas. Y todo un catálogo de prácticas, propio del arsenal de un depredador, que comienza por la boca (insultos, descalificaciones, vejaciones verbales), y termina con las retorcidas y variadas prácticas del psicópata.

Víctor Manuel San José tiene una preciosa canción de amor que si titula “A dónde irán los besos que guardamos, no damos”… (1994). Es una verdadera poesía que trata sobre “los besos” y “los abrazos” que se han quedado sin dar, los besos de aquellas parejas que iniciaron una relación y quedó cortada por la distancia, el tiempo y todo ese cúmulo de cajón de sastre al que llamamos “la vida es así”…

Yo, tirando de la ilustración de estas canciones de Miguel Molina y Víctor Manuel y aprovechando la coyuntura del acontecimiento que se ha hecho viral y social del famoso beso del “patán (remito al artículo de mi amigo J.M. Ferrera Cunquero en el periódico digital “La crónica de Salamanca” del 24 de agosto, ¡leanlo, por favor!) me pregunto:

¿Dónde irán los besos -abrazos, manoseos, relaciones sexuales, violaciones…) que se han dado sin permiso y sin luz y taquígrafos?, ¿dónde están esas relaciones sexuales cometidas sin desearlas en el más profundo anonimato, donde la única prueba es tu palabra contra la de tu agresor?... ¿Dónde se almacenan tantos episodios cotidianos de violencia de género, de homofobia, de mobbing (acoso laboral), de bullying (acoso escolar), de pederastia (acoso sexual al menor), de racismo… ¿O CUALQUIER TIPO Y FORMA DE ACOSO EN GENERAL A CUALQUIER SER HUMANO, personal o colectivamente?

Me temo, y sufro por ello, que muchas veces, las más, languidecen en el corazón solitario de la víctima y ahí se pudre para toda la vida, hasta la eternidad, que es la solución a todos los problemas. Sólo Dios sabe dónde van esos besos, esos abrazos, esos manoseos, esas violaciones no consentidas y no denunciadas y si denunciadas, no creídas.

Lo de Rubiales pasará… Se olvidará… Se recordará sólo de vez en cuando, pero como dice Ferreira Cunquero: “Pero una vez que te encabronas con el personaje, vuelves a visionar repetida la acción y caes en la cuenta de que tan despreciable hecho podría recordar a muchas, muchísimas mujeres víctimas de abusos a causa del dominio que da el poder, en cualquiera de los ámbitos sociales de la vida”.
Y como “consejos vendo que para mí no tengo (o no he tenido)”: termino con otras dos magníficas letras, de Amaral y Rozalén que nos invitan a la acción. Las canciones, (cuyos videos oficiales aconsejo visionar) “Salir corriendo” (de Amaral, 2002) y “La puerta violeta” (de Rozalén, 2017).

Amaral se hace (nos hace) muchas preguntas: ¿Cuántas lágrimas puedes guardar en tu vaso de cristal?... ¿Cuántos golpes dan las olas a lo largo del día en las rocas?, ¿Cuántos peces tienes que pescar para hacer un desierto del fondo del mar?, ¿Cuántas veces te ha hecho callar? ¿Cuánto tiempo crees que aguantarás? ¿Cuántas lágrimas vas a guardar en tu vaso de cristal?”. Para terminar, cantando con fuerza: “Si tienes miedo, si estás sufriendo, tienes que gritar y salir, salir corriendo. Si tienes miedo, si estás sufriendo tienes que gritar y salir, salir corriendo”.

Por su parte Rozalén entra dando voz a la víctima y a su angustia: “Tengo todo el cuerpo encadenado, las manos agrietadas, mil arrugas en la piel. Las fantasmas hablan en la nuca. Se reabre la herida y me sangra. Hay un jilguero en mi garganta que vuela con fuerza. Tengo la necesidad de girar la llave y no mirar atrás”. Pero finalmente nos cuenta un final precioso, de la angustia a la libertad: “Así que dibujé una puerta violeta en la pared. Y al entrar me liberé, como se despliega la vela de un barco. Desperté en un prado verde muy lejos de aquí. Corrí, grité, reí. Sé lo que no quiero. Ahora estoy a salvo”.Gracias a todos los que dan voz a las víctimas y las ayudan a hablar. Gracias a quienes las creen y las ponen en el centro. Gracias a todos los que abren las puertas de todos aquellos (as) que salen (salimos) corriendo. Contra gestos como el de Rubiales, seamos lúcidos para ver a los que no salen en las cámaras y de los que nadie habla.

Ahora más que nunca: Verdad

Policarpo Díaz Díaz. Sacerdote diocesano de Salamanca
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miércoles, 23 de agosto de 2023

"Cuando me llaman loco les digo que tengo papeles" - ENFERMEDAD MENTAL: CONSTRUCCIÓN SOCIAL



Eso dice el extrovertido Juan Arencibia, quien consta en los historiales de salud mental del Servicio canario de Salud. Forma parte de una Asociación autogestionaria que se llama Espiral que lucha por mejorar la salud y evitar el estigma de las personas que tienen algún diagnóstico de salud mental.

En el salón de actos de Humanidades de la Universidad de Las Palmas se han celebrado las VII Jornadas de Salud Mental. Sin duda que el gran promotor de esta Jornada es una persona que pertenece de lleno a ese mundo: Emilio Gotera Sosa. Él mismo se ha encargado de motivar las interesantes participaciones de muchos otros y también de profesionales y amigos.

A lo largo de la Jornada fueron apareciendo los muchos puntos en común que tenían la mayoría de los que exponían y dialogaban al respecto. Sus perspectivas pueden parecer radicales aunque me parecen muy ajustadas a la realidad. Denuncian el abuso de “etiquetas” para las enfermedades cuyos nombres van cambiando ante la perplejidad de los pacientes.

Señalan la importancia de los contextos de la enfermedad. Esta ocurre en un marco económico capitalista que la agrava y con unos medios de comunicación que son una basura. También se hablo de las dificultades laborales como poder hacer el mismo trabajo como subcontratado por una empresa pero no directamente para el Cabildo

Frente a estos problemas creen que hace falta un Proyecto de vida y ofrecen los Grupos de ayuda mutua donde entre iguales, de Tu a tu, se comparten las vivencias y eso “te nutre”.

Los comentarios desde la vida no impiden un tratamiento científico de los temas. Guadalupe Morales Cano aludió a la historia de la psiquiatría y puso como ejemplo las políticas de

Trieste (Italia) y su Ley Basaglia como ejemplo de tratamiento respetuoso y buenos tratos. Recordó algunas excepciones bien documentadas en el maltrato a estas personas.

El psiquiatra Francisco Rodríguez Pulido acudió desde Tenerife para una interesante e incisiva exposición: “Espiral es respirar”, “no podemos seguir sometidos”, “la libertad hay q lucharla”… Al doctor Pulido le parece vergonzosa que a estas Jornadas no asista alguna autoridad sanitaria a escuchar. También criticó que el sistema sanitario ponga la respuesta al suicidio en manos de Cruz Roja y no de las comunidades autónomas

En la Jornada también se explicó la influencia de lobbies ajenos a la salud mental. “Vivimos en un espejismo” se señaló. En Canarias no sabemos ni el número de suicidios cuando en Irlanda se saben al instante.

“Acompañar, cuidar, apoyar" sería la mejor política de salud mental. Desde Espiral se considera que todo lo demás debe desaparecer. No se debe incapacitare. “¿Qué impide el cambio? Una cultura arcaica y la industria farmacológica“. “Lobbyes es todo lo que no estamos aquí y por eso estamos aquí; por eso nos tenemos que reunir.

En los amplios diálogos que hubo durante la Jornada pudo verse que la mayor parte de los asistentes creen que “no necesitamos unidades de hospitalización, puede ser a domicilio”. También creen que debe haber Expertos en inserción laboral y en “ayuda de pares”. “Salud mental tiene que ver mucho con pobreza”. Pues eso. El sistema sanitario tiene q ue permitir protagonizar la salud mental a estas personas con la denominada “discapacidad psicosocial"

Ahora más que nunca: Verdad en salud

Eugenio A. Rodríguez

PRIMERA PARTE DE LA JORNADA; 
SEGUNDA PARTE DE LA JORNADA:

domingo, 6 de agosto de 2023

La salud en la adolescencia y las tareas de los servicios de salud

  • J.R. Loayssa/I. Echagüe
La adolescencia comienza con los cambios físicos de la pubertad y finaliza cuando el individuo es un adulto. Es un periodo de cambios en los que la persona pasa de la dependencia a la independencia y atraviesa una crisis de identidad que se expresa en vivencias no siempre agradables y en comportamientos conflictivos. 

El desarrollo de la identidad comprende la maduración sexual que incide en la necesidad de separación de los padres, una separación que va en paralelo al reforzamiento de su relación con iguales. 

La familia debe reajustar su dinámica y funcionamiento y se debe producir una mayor autonomía de padres e hijos. 

En la adolescencia aparecen una serie de problemas de salud entre los que destacan los comportamientos de riesgo y otros trastornos como los relacionados con la sexualidad (embarazo, enfermedades de transmisión sexual), abuso de substancias y los problemas emocionales que a veces se manifiestan como depresión y otras como trastornos alimentarios. 

Los adolescentes tienen necesidades de salud importantes y a la vez experimentan dificultades para conseguir ayuda apropiada. Los profesionales de salud deben establecer relaciones de confianza con adolescentes (que necesitan confidencialidad) y adoptar estrategias para sortear las dificultades de la entrevista sobre todo con el adolescente poco comunicativo. 

Pero también se necesita un trabajo con los padres dirigido a que mantengan su rol pero adaptado a las nuevas circunstancias y a que afronten sus retos personales y entrevistas conjuntas para entender e incidir en la dinámica familiar. Todo ello requiere preparar a los profesionales y organizar los dispositivos asistenciales.


viernes, 4 de agosto de 2023

PROFESIÓN SINVERGÜENZA ¿cuál es?

El economista
tras las elecciones
Si hay una casta, si hay una profesión con más corrupción que la política, si hay esbirros -a veces- inconscientes, si hay una miseria moral encubierta, es la que Valle Inclán, un genio, llamó
prensa canalla

La casta periodística ha calificado los catering ofrecido por los partidos a los medios de comunicación en la noche electoral. Así han quedado los partidos en esta peculiar competición:
1. SUMAR 
2. PP 
3. PSOE 
4, VOX 

Mi enhorabuena a Vox. ¿Puede la casta periodística enumerar las profesiones a las que dan catering en el trabajo?

Ninguna profesión es "sin-vergüenza" de por sí. Todas tienen altas posibilidades de ser solidarias y lo pueden ser. También la periodística. En unas hay más posibilidades de encanallamiento que en otras y hoy esta es la que está colectivamente peor. 

No entienda nadie un insulto personal que aquí no hay. A todo periodista, especialmente a los amigos, les deseo libertad. Lo realmente humano.

Ahora más que nunca: Verdad en Comunicación

Eugenio A. Rodríguez 

Juan Gérvas entrevistado por Joan C. March sobre Atención Primaria

PROGRAMA COMPLETO CON OTRAS ENTREVISTAS: