Este título apareció escrito en el telediario mediodía de más audiencia en España en el pasado agosto. Esto llama la atención a cualquier persona con mínimos conocimientos del Islam y de la Iglesia católica. Acompañaba las declaraciones del Deán del Cabildo Catedralicio cuando ardieron las capillas de la Anunciación y del Espíritu Santo. Ese titular revela que la formación sobre asuntos religiosos de los responsables de ese telediario es manifiestamente mejorable.
La primera constatación es que la mezquita es un templo musulmán y el Deán no es una jerarquía del islam, sino que es un cargo electo por los miembros de un Cabildo Catedralicio. Por eso el rótulo era un contrasentido, una contradicción en los términos. Ser Deán de una mezquita es una realidad imposible.
Lo que en el informativo llamaban mezquita en la realidad es la “Sede de la CATEDRA (CATEDRAL) del obispo de Córdoba”. Este obispado tiene máxima importancia histórica porque en el año 325 el obispo de Córdoba, Osio, presidió el importantísimo Concilio de Nicea en la historia del cristianismo (hace 1700 años), poco después del decreto de libertad religiosa en el 313 (Nicea está en lo que hoy es Turquía).
El nombre común de este monumento es “Mezquita Catedral”. Siendo muy fieles a la historia se puede definir como Basílica de San Vicente + Mezquita + Catedral. Inicialmente era la basílica de S. Vicente y como relata el norteafricano Ibn Idharí en “Al-Bayan al-Mughrib” (escrito por el 1312): “Cuando los musulmanes conquistaron Al-Andalus, al igual que habían hecho en oriente, expropiaron a los cristianos rendidos por capitulación, la mitad de toda iglesia que poseían, como, por ejemplo, la iglesia de Damasco y otras. Del mismo modo los musulmanes expropiaron a los mozárabes la mitad de una iglesia grande (Kanisa Kabira) bajo la advocación de San Vicente, en el interior de Córdoba, y transformaron aquella mitad en mezquita, quedando el resto en poder de los cristianos, a los que les fueron demolidas las demás iglesias”.
La basílica de S. Vicente, llamado también Complejo Episcopal, fue edificada por el año 400 y tras la invasión musulmana (711) la mitad pasa a ser mezquita. El emir Abderramán I compró por el 785 el resto de la basílica, la destruyó y sobre ella edificó la nueva mezquita. Cuando Fernando III el Santo conquistó Córdoba se la entregó a los cristianos y fue consagrada como catedral católica el 6 de julio de 1236 (hace 790 años) por don Juan, obispo de Osma. Menos de 500 años fue templo musulmán y unos 1100 católico.
La importancia de la formación religiosa la defiende a principios del siglo XX Jean Jaurès cuando escribe una larga carta diciéndole a su hijo que no lo dispensaba de asistir a la clase de religión porque no lo quiere ignorante sobre lo que todo el mundo discute, ni sobre lo que está en las bases de la cultura, filosofía, literatura, arte, ciencias... que configuran una civilización. No hay espacio para documentarlo, pero sí voy a citar al escritor Javier Marías, que no es simpatizante de la Iglesia, que escribió sobre el tema El País Semanal (27-07-2014):
“La cosa empezó hace veinte o más años, y no ha hecho sino ir en aumento. Mi hermano Fernando, catedrático de Historia del Arte, me contaba ya entonces que no era raro que estudiantes suyos –universitarios especializados, ojo– describieran una Pietà como “mujer llorando la muerte de un hombre”, o una pintura del juicio de Salomón como “dos mujeres disputándose un crío en presencia de un rey” (lo de “rey” lo deducían por el trono) o, según el momento de la escena representado, como “tirano amenazando a un niño con una espada ante la desesperación de su madre y otra”. El colmo se produjo cuando un Cristo crucificado le fue descrito como “hombre casi desnudo sobre una cruz”. Sí, hace ya tiempo que demasiada gente ha dejado de conocer las referencias bíblicas, y está incapacitada por tanto para interpretar los temas de buena parte de la historia de la pintura y la escultura”.
La deficiencia en la formación religiosa sigue creciendo entre nosotros. Pocos contemporáneos nuestros conocen y sabrían analizar el sustrato religioso que hay debajo de cada civilización.
Por otra parte, a los que proponen cambiar el uso de la Mezquita Catedral, hay que exigirles coherencia para emplear los mismos criterios, dándoles validez universal, y aplicarlos a otros edificios como a Santa Sofía de Estambul, las catedrales de Beirut, Damasco, etc.
Ahora más que nunca: Verdad
Antón Negro
Antón Negro

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