Dentro de la Biblia, el libro más traducido y vendido de la humanidad, después del Génesis está el Éxodo, nombre que equivale a Migración, libro que narra la constitución de un pueblo en Alianza con Yavé en el Sinaí. Y en el 5º libro, el Deuteronomio, aparece el Credo Histórico que debe recitar ante el sacerdote el cabeza de una familia judía en la celebración para la presentación de los primeros frutos del año: “Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y residió allí como inmigrante... Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre” (Dt. 26,5-6). Errante equivale a migrante.
Abraham es de Ur de Caldea, entre el Tigris y el Eufrates en el actual Irak no lejos de Irán y allí recibe la llamada a emigrar: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré” (Gen. 12, 1). Sus bisnietos venden a un hermano, José, a unos traficantes que lo llevan a Egipto, donde fue vendido a Putifar, eunuco del Faraón y capitán de sus guardias. Logra ganar la confianza de este con su buen trabajo...el Faraón le hace virrey... y luego es capaz de socorrer a sus hermanos cuando había sequía y hambre en Canaán. Está magníficamente relatado en el libro del Génesis en los capítulos del 37 al 50.
Muchas personas hemos visto cuadros con imágenes del niño Jesús y sus padres escapando a Egipto para refugiarse ante la amenaza de muerte del rey Herodes (Mt. 2,13). Los apóstoles emigraron de Israel a diversos lugares del Imperio Romano y fuera de él. San Pablo es otro ejemplo de judío errante con cuatro viajes apostólicos por diversos lugares partiendo de Jerusalén.
En la segunda mitad del siglo XIX salieron unos 50 millones de europeos para la emigración transoceánica, y en la primera mitad del siglo XXI estudios de la Comisión afirman que la Unión Europeo precisa alrededor de 60 millones de inmigrantes. Migrante es la humanidad desde los comienzos de su historia que comenzó en África. ¿Puede haber quien piense que se pueden paralizar las migraciones? Sería intentar ponerle puertas al campo.
Lo cierto es que las migraciones nos están cambiando y seguirán cambiándonos. Que sea para bien o para mal depende de todos y de cada uno de nosotros según la actitud que tomemos ante ellas con los diversos movimientos sociales que se pongan en marcha.
La Iglesia desde la Santa Sede lleva más de un siglo, 111 años, urgiéndonos todos los años a reflexionar y tomar postura humanitaria, de acogida y acompañamiento, ante los migrantes. Defiende el derecho a no tener que emigrar y poder vivir en paz y libertad en la propia tierra, donde se configuran las primeras experiencias vitales con sus mapas mentales. Al mismo tiempo defiende el derecho a emigrar para poder realizar el proyecto personal y familiar vital.
Los países que recibimos inmigrantes debemos ser conscientes que llegan personas dispuestas a trabajar ya, a las que no les pagamos su formación. ¿Cuánto coste supondría esa formación? Para calcularlo se podrían seguir estos dos libros:
-“Él planeta vacío” de Bricker e Ibbitson que en la p. 106 afirma que criar a un niño de clase media hasta los 19 años cuesta 250.000 $ y luego viene el coste de los estudios superiores, que son los que tienen más de la mitad de los inmigrantes legales que llegan a EEUU según un estudio de 2016 (p. 165).
-“La huida hacia Europa” de Stephen Smith en la p. 207 recuerda que formar a un médico en África costaba unos 155.000 € en 2005, pero en los países ricos costaría más del doble, y que bastante más de un tercio de los médicos africanos ejercen en los países de la OCDE. En los últimos 30 años entre el 35 y el 50 % de los universitarios africanos titulados abandonaron su país, o no regresaron al finalizar los estudios.
¿Cuánta sería la deuda que tendríamos contraída en los países ricos y ni siquiera reconocemos?
Finalizo con unas palabras del papa León XIV para la jornada de este año: “En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorios contemporáneas. También aquí es posible encontrar una clara analogía con la experiencia del pueblo de Israel errante por el desierto, que afronta todos los peligros confiando en la protección del Señor”
Ahora más que nunca: JUSTICIA
Antón Negro
Antón Negro
No hay comentarios:
Publicar un comentario