¿De verdad prevenir es mejor que curar?
En la entrevista “Mamografías. Por un uso adecuado”, Rosa Añel, Médica de familia y editora del Blog Sano y salvo, desmonta, con calma y rigor, uno de los mantras más repetidos en salud: “Más vale prevenir que curar”.
El corazón de la entrevista gira en torno a las mamografías, muy de actualidad tras el “escándalo de los cribados” y de la no comunicación de los resultados de las mamografías a miles de mujeres en Andalucía.
Es importante diferenciar entre una prueba de cribado y una prueba diagnóstica. El diagnóstico se aplica a personas con síntomas y alta probabilidad de tener una enfermedad, es decir, en situaciones en las que la prudencia indica que es necesario descartar enfermedad. El cribado o screening se dirige a personas sin síntomas, muchas de las cuales nunca desarrollarán la enfermedad, y ahí reside su ambivalencia y la explicación de por qué, si no se aplica adecuadamente, puede causar más mal que bien.
Frente a la idea de que “cuantas más pruebas, mejor”, la entrevista invita a hacerse algunas preguntas incómodas pero necesarias: ¿qué beneficios reales aportan los programas de cribado? ¿qué daños pueden causar? ¿qué información reciben las mujeres antes de someterse a una mamografía? ¿por qué es tan importante el consejo de tu médica de familia?
Las pruebas de detección precoz no son inocuas: pueden etiquetar de “enfermas” a personas sanas. Sin embargo, la creencia popular sobre sus bondades es tal que conduce al pensamiento mágico, llegando a creer que someterse a mamografías periódicas evitará tener cáncer de mama. El halo de protección de la prevención no deja ver sus posibles riesgos. Es el caso del sobrediagnóstico, donde el principal problema es la cascada de intervenciones posterior a un “hallazgo” mamográfico: comunicación de un resultado “no concluyente”, necesidad de nuevas pruebas de imagen, biopsias… que en muchos casos se podrían haber evitado y, sin embargo, pueden terminar incluso recibiendo tratamiento sin ser necesario. En el otro extremo tenemos el problema de que, con frecuencia, las personas de mayor riesgo son la que menos atención reciben.
¿Qué hacer, entonces, para evitar pasarnos de largo (sobre-prevención) o quedarnos cortos (infra-prevención)? La recomendación de Añel es tratar de disponer de la mejor información en cada caso. Para conseguirlo, lo mejor es seguir el consejo de tu médica o médico de familia, el profesional más cualificado para hacerte “el traje a medida”. No se puede comparar el caso de una mujer con antecedentes familiares de cáncer de mama con una mujer sin factores de riesgo. La actitud y las recomendaciones van a ser totalmente diferentes.
Desde el arranque, Añel subraya que en el ámbito sanitario ninguna intervención está libre de riesgos, y que ningún daño es más prevenible, ni más lamentable, que el derivado de haber hecho algo que era innecesario. De ahí la importancia de evaluar muy bien, según las características de cada paciente, qué es lo más adecuado.
Una conversación imprescindible para cualquiera que quiera hablar de “hacerse o no hacerse pruebas” y reivindicar algo tan sencillo y necesario como el derecho a una decisión informada.

















