miércoles, 25 de diciembre de 2024

Déjame que te cuente

El viernes 8 de noviembre, la asociación “Red Madre”, organizó una cena-gala benéfica, para recaudar fondos para las madres que quieren seguir adelante con su embarazo.

Como asociación provida a nivel nacional, Red Madre ha conseguido que muchas mujeres hayan podido salir adelante con su proyecto familiar propio e individual. Recibieron apoyo en todo el proceso desde que decidieron ser inicio de vida. Ser progenitoras con hijos vivos o con hijos que no pudieron seguir con su proceso natural de desarrollo. Una mujer, aunque haya perdido a su hijo, no deja de ser madre; a veces la problemática de mayor envergadura suele ser esa: el cómo atender a una madre que ha perdido a su hijo.

Por desgracia, existen problemáticas familiares, laborales, sociales, incluso psicológicas en muchos casos, que llegan hasta el extremo de que una mujer, puede quedar excluida socialmente, en una situación de vulnerabilidad, lo cual se presenta como un problema social muy grave. Cada una, cada madre, es una persona individual que precisa de un apoyo personalizado y, que tiene cabida en esta “red-madre”, en donde puede encontrar apoyo y ayuda.

La idea de Red Madre es que deben salir adelante por sí mismas, muy fuertes y con ganas de proteger al neonato o nasciturus que esperan o del cual ya son madres y, al cual no pueden atender con el esmero que quisieran, por causas varias. Esto no siempre lo puede llevar a cabo la madre sola, en una sociedad cada vez más egoísta e individualista, donde por desgracia aún hay muchas carencias de medios; teniendo en muchos casos que dar en adopción o en acogida a su niño.

La gran labor es que ellas, las mujeres gestantes, se den cuenta de la importancia de la actitud que han adoptado, al decidir seguir adelante con un curso que la naturaleza ha inaugurado. Son inicio. El instinto maternal es natural, así como saber ofrecer amor a un hijo. Son cosas que no se aprenden, son congénitas al ser humano. El ser humano está diseñado para amar. Si el ser humano no es capaz de ofrecer el amor que lleva dentro, sea por la causa que sea, se encuentra enfrentado a sí mismo. No poder seguir adelante con un proceso de inicio y maduración es ir contra natura. Ser generador de vida es seguir los pasos naturales para los cuales estamos preparados y diseñados como seres humanos.

La vida y la muerte son las primeras realidades que toda persona debería tener presente. “Nadie viene al mundo sin una función. Nadie se quedará en este mundo sin haber realizado dicha labor antes de morir (aunque no haya podido nacer”). Todo nuestro paso por este mundo es amor, desde la llegada a la partida. En nuestra mano está el cómo ocupar ese tiempo, dando amor o, por el contrario, negándolo (es más fácil y gratificante dar amor que negarlo).

No seguir adelante con el embarazo daña a la mujer, fisiológicamente y alguna vez psíquicamente; la mujer puede ser vulnerable y no solo porque la decisión final es de ella, sino también por la responsabilidad que supone ser de hecho y, que muchas veces no se sienten o sintieron apoyadas, con la confianza necesaria que debíamos transmitir desde nuestra sociedad, para ser inicio, camino de vida. Ese es uno de los grandes logros de Red Madre en su apoyo a las mujeres. Mujeres que se sienten solas, ante la desesperación de no poder ser madres y seguir conciliando vida laboral y vida social.

Nuestro país está a la cola de Europa en ayudas sociales para la integración familiar y social. Existe un desfase entre lo que se gasta en apoyar a las madres potenciales y las ayudas que, paulatinamente, van creciendo para que estas madres no puedan ejercer de hecho; para no seguir adelante con el proceso de gestación. La merma de ayudas para que una mujer pueda continuar con dicho proceso de gestación es significativa. La gran aportación económica que se realiza en deshacer el instinto creador de vida, se puede considerar obscena.

Todo acto contra la dignidad humana comienza con una pregunta tan simple como esta: ¿colaboro a ser camino de vida o por el contrario soy el comienzo de un camino de angustia ?

Esa es la pregunta que se deberían hacer nuestros gobernantes, no las mujeres embarazadas. Ellas son a las que hay que cuidar para que nunca se tengan que hacer esta pregunta.

Adopten la postura que adopten, son ante todo Mujeres, Madres, Progenitoras, con mayúsculas y no debiéramos dejar que se sintieran solas ante la desesperación de tener que elegir, pues, la situación de abandono es muy grande ante una decisión u otra.

Las facilidades se aúnan en negativo, para dejarse llevar por lo que nos ofrecen y publicitan desde los mass media; aún así, grupos de personas como las que forman el equipo de Red Madre, ayudan a aliviar esa soledad, esa vulnerabilidad. Desde dicha asociación se presta apoyo, todo el que se necesita para reorganizar la vida de la mujer que se ha desestructurado por tener que elegir. ¿ Se acuerdan de la película “La decisión de Sophie” ?.

No dejemos que nunca una “madre” tenga que tomar una decisión semejante ya que la desgarra interiormente. Una sociedad que posiciona en dicha dicotomía a la mujer, no es una sociedad de bienestar. Acuérdense de la película que les he sugerido, ¿deseamos esa sociedad? Dicha sociedad que se nos muestra sin ambages, es una sociedad corrupta, degenerada, egocéntrica e individualista, donde la empatía, ese sentimiento mediante el cual nos identificamos con alguien y, compartimos sus sentimientos, nos conforma como seres sociales y sociables. Desaparece la empatía, en aras de una sociedad psicópata, donde la indiferencia y la falta de sentimientos, inmuniza a sus conciudadanos.

La política familiar en España, desde hace unas décadas, parece ser proclive a que nuestra sociedad envejezca, convirtiéndose, gracias a un inaudito y desproporcionado esfuerzo, en una política de gobierno decadente. Incita a la progresiva desvalorización de la mujer, al convertirla en un objeto, aunque sus políticas inclusivas intenten maquillarlo.

Ser mujer y ser fiel a su naturaleza de ser dadoras de vida, no es tarea fácil cuando las instituciones la conducen e incitan desde los medios de comunicación a que se conviertan en objetos (estereotipos camuflados); que tengan que decidir si compro un abrigo o compro otro, si me calzo con “Bimba y Lola” o me calzo unas zapatillas del mercadillo. No, la vida no va de eso, no es así, ni es un objeto sobre lo que la mujer debe decidir; es carne propia, sangre propia.

Que puedan decidir si continuar con el embarazo, siendo madres de hecho o, por el contrario, deben dejar esa posibilidad de traer al mundo una nueva vida para más tarde, no es una decisión intrascendente. Tomen la decisión que tomen, ésta no las priva, en ningún momento, de la magnitud del calificativo madre.

Ser madre no es una opción: es un derecho que no se le puede negar a ninguna mujer. No es tampoco una obligación. No es una cuestión de economía familiar, sino de economía social, donde las instituciones tendrían que estar apoyando; donde una mujer pueda desarrollar todas sus inquietudes y no tener que pensar en su futuro con angustia. De su futuro, una sociedad progresista, tendría que ocuparse, facilitando lo necesario ante una situación de tal magnitud.

Ser madre es devolver al ser humano su categoría de ser humano único e irrepetible.

Como tal derecho las políticas de familia deberían dirigirse hacia ese punto: fomentar el apoyo necesario a las mujeres más vulnerables. No se trata de quedar excluidas socialmente, sino de ser mimadas socialmente y apoyadas en su camino inicial de ser dadoras de vida.

La muerte no es un juego. La historia está plagada de errores, obstáculos que no se salvaron para ser inicio, dar comienzo a un nuevo camino. La mujer que no puede seguir adelante con su embarazo puede quedar muy deteriorada a niveles anímicos y físicos. Quizá alguna mujer no pueda tener más hijos. Pero esa necesidad de cariño y necesidad de ser mujer, no lo puede solucionar la sociedad que incita a que se minusvalore su gran potencial.

Intrínsecamente a ser madre, la mujer está predispuesta para la crianza; criar y regalar cariño a ese recién nacido. Si frustramos esa cualidad, frustramos también la realización de ella como persona generadora de vida, familia, sociedad. Sin sociedad nos sobran todos aquellos que quieren dirigirnos, los llamados dirigentes políticos. Si no hay sociedad, familia, vida, estos dirigentes “no” existirían, y yo tampoco.

Juan Israel Durán Riobó.

Vigo, 15 de noviembre del 2024

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