jueves, 27 de abril de 2023

VIDA PRIVADA

En la política europea continental no se da importancia a la vida privada de los políticos, pues se entiende que lo importante es su vida y moral públicas, mientras que en el mundo anglosajón sí se preocupan mucho más de su vida privada, ya que piensan que si un 
político no es fiel a su esposa o esposo, menos fiel será a los ciudadanos.

Hoy en día, los medios de comunicación y los actores políticos nos inducen a que desconfiemos en las personas y que si seamos totalmente crédulos en la Administración del Estado. Es decir: sé infiel con tu compañero/a sentimental sin ningún problema, más no se te ocurra intentar engañar el Estado y su hacienda. Ante ellos serás totalmente veraz y transparente.


En la última semana seguro que oímos varias veces el mensaje de que tu esposo/a, novio/a, amigo/a no puede ver las conversaciones o datos de tu teléfono. Sin embargo, la administración del Estado puede tener esa y más información sobre nosotros por diversos medios, y no digamos las multinacionales, como podemos comprobar por la publicidad personalizada que nos llega continuamente.

La consecuencia de esa desconfianza en la familia y amigos se expresa en más individualismo y menos asociacionismo, lo que les facilita un dominio mucho más cómodo a los diversos poderes, ya que las personas pierden capacidad para oponerse a los abusos de los poderosos, porque les falta el respaldo de una red solidaria amplia que proporciona el entramado asociativo. Por eso, los poderosos promueven una cultura individualista, así como las redes clientelares subvencionadas.

Hay una creciente exigencia para pagar por el banco, tarjeta o medios digitales. Las facturas de más de 1000 € es obligatorio pagarlas por el banco (delito pagarlas en efectivo). De esta manera la banca y la administración del Estado saben cuánto ingresas, gastas y en qué. El objetivo es la desaparición del dinero en efectivo y que quede sólo el digital, con lo que conocen tus gustos, a dónde vas y que consumes. Tienen conocimientos suficientes para manipularte y comprarte.

Cualquier medio informativo ya afirma que si guardas cierto dinero en efectivo eres sospechoso de delincuencia, es “dinero negro”. Esto supone que pagar en efectivo te hace persona sospechosa, no de fiar, ignorante, anticuada, delincuente...

Observemos que si pagas con un billete de 50 € un servicio y los que lo reciben siguen pagando en efectivo, dentro de 50 transacciones sigue habiendo 50 € en manos de los ciudadanos, pero si eses pagos se hacen con tarjeta sólo quedarían alrededor de 25 € en las personas y el resto estará en los bancos...

Esa defensa de la credulidad y fidelidad al Estado tiene un nombre, Estadolatría, que viene siendo Idolatría. Pero el Estado está para servir a los ciudadanos, a la sociedad, no para rendirle culto y asumir sus disposiciones como si fuesen voluntad divina.

No olvidemos que, generalmente, se graban los juicios, declaraciones ante la policía, reclamaciones por teléfono, algunas terapias psicológicas... Las instituciones de servicios sociales tienen que recoger y archivar muchos datos de las personas atendidas para tener justificaciones ante la administración del Estado y las inspecciones. Hay obligación de tener los datos debidamente custodiados... y a disposición del Estado.

Para iniciar cualquier actividad institucional hay que llevar muchos datos a la administración del Estado, que ya tiene las huellas dactilares de todos, varios archivos de perfiles genéticos y del iris de los ojos. Siguen siendo proféticas y ciertas estas palabras del Apocalipsis (13, 15-17): “Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adorasen la imagen de la Bestia. Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre”

Menos mal que en el ámbito de la vida cristiana no se anota quien va a Misa y su periodicidad, si comulga y, por supuesto, no se registra quien se confiesa ni de que se confiesa. Aún queda algún lugar donde se respeta la privacidad de las personas y la intimidad de la conciencia de cada uno. Que las personas opten por ser transparentes está bien, pero respetar la conciencia de cada ciudadano y hermano es una obligación para todos.

Ahora más que nunca: LIBERTAD

Antón Negro

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