miércoles, 7 de agosto de 2024

La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 no ha dejado a nadie indiferente

Alberto Pardos 
Médico y facilitador (facilita eu)

 La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 no ha dejado a nadie indiferente.

La primera cuestión es que es una ceremonia de cuatro horas en la que hay muchos temas, algunos muy buenos y otros no tanto. Mi crítica es hacia cuestiones específicas que enseguida enumeraré.

Comencemos por una metáfora. Vas a ver una comedia con tu familia y amigos, incluyendo niños. Resulta que el título de la comedia no tiene nada que ver con el contenido. A pesar de que pone que es para todas las edades y culturas, hay contenidos explícitamente violentos y sexuales o considerados ofensivos en muchas culturas. Los chistes son tan difíciles que nadie los entiende. La caracterización de los personajes no permite reconocerlos (no van vestidos según su papel, no se corresponde ni la raza, ni el género,...) La mayoría de la gente no se ríe de los chistes, es más, mucha gente se siente ofendida por el contenido de los chistes..., y en general la gente sale triste, enfadada,... El director artístico tiene que salir a explicar los chistes y de que trataba la comedia... La organización de la comedia pide disculpas y el director no. Algunos espónsores se retiran, mientras que hay países que expresan sus críticas. Los medios de masas salen a blanquear la ceremonia, mientras miles de personas de todas las sensibilidades la cuestionan, etcétera, etcétera.

Esto es lo que ha ocurrido en una parte de la ceremonia de los Juegos y podemos resumirlo en que el director artístico, Thomas Jolly, NO ha hecho una representación para que disfrutara el público al que iba dirigida, sino para que las personas que le habían encargado el trabajo comunicaran unas ideas, intenciones, valores... al público mundial.

En redes sociales, la cuestión más controvertida ha sido si una parte de la representación era una burla a la Última Cena o una representación pagana como explicaba su director.

Yo siempre confío en lo que me dicen, así es que voy a aceptar como hipótesis que lo que dice Thomas Jolly es verdad y voy a analizar el contexto y sus palabras: “...quería enviar un mensaje de amor, de inclusión y no dividir en absoluto que obviamente no ha conseguido.

Primero, teniendo en cuenta que la ceremonia está dirigida a gente de todos los niveles educativos, todas las culturas y confesiones religiosas ¿Quién conocía el cuadro en el que supuestamente se inspira la celebración? Prácticamente nadie, ni siquiera los culturetas que defienden esa versión (después de que la organización explicara el chiste). Si todo el mundo ha captado lo contrario de lo que pretendían, Jolly, además de retorcido y de pésimo gusto es un completo incompetente.

¿Ha generado amor e inclusión como supuestamente pretendía? Descaradamente NO.

Entonces, Jolly y la organización ¿son incompetentes o mentirosos (dejémoslo en cínicos por eso de que estamos con la Grecia clásica)?

Si sólo fuera esta escena la que resulta polémica, podría ser un error garrafal que no hubieran identificado en los muchos meses que llevan trabajando; pero es reconocible un PATRÓN con simbología variada a lo largo de la ceremonia que indicaría que tienen conocimientos sobre lo que hacen. Enumeremos algunas:

Una escena representa el mito del barquero Caronte que pasa las almas del mundo de los vivos al inframundo a cambio de una moneda (la medalla olímpica en este caso). ¿qué hacían tres niños en esa barca?

Una jinete encapuchada con la cara oculta, cabalga un caballo metálico sin mandíbula, que pretende representar la Paz según la organización ¿en qué consiste esa Paz tan extraña?

Un beso entre dos varones (sin venir a cuento) en una biblioteca en la que se identifican algunos libros, entre ellos “El diablo en el cuerpo” ¿otra coincidencia?

La bandera olímpica fue izada al revés.

Finalmente, en la escena que nos ocupa hay una hipersexualización, movimientos animales y obscenos,... La letra de la canción del supuesto Dionisio es grotesca*.

Toda esta escena nada tiene que ver con el mundo real ni siquiera en la cultura woke.

Celebrar la diversidad sexual está bien, pero no así, ni en ese contexto. Está tan fuera de lugar como que en una fiesta del orgullo gay se reemplacen las carrozas por una carrera de 400 metros vallas. Esto no creo que sea casual, ya que todos estos detalles dudosos deberían haberse identificado en los ensayos.

La organización ha prohibido a un surfista brasilero llevar una tabla con la imagen del Cristo Redentor de Río de Janeiro. Hay un interés anticristiano en algunos sectores de la sociedad, no es de extrañar que en Eurovisión y en las Olimpiadas se acepte el sionismo genocida del Estado de Israel y se rechacen las imágenes cristianas.

Llegados hasta aquí, pierde relevancia el hecho de que la desafortunada escena represente el cuadro de Leonardo o el de Bijlert, pero querría reflexionar al respecto.

La Última Cena de Leonardo y “La fiesta de los dioses” de Jan van Bijlert, tienen algunos parecidos. Este último no es un cuadro del tiempo de la Grecia Clásica. Dionisio es el dios de la fertilidad... y Apolo un dios “solar”, no son demonios, ni dioses involutivos en la Grecia Clásica, aunque se hacen decadentes al ser copiados por los romanos, llegando a la inversión, la degeneración insana en el caso de Baco (antes Dionisio) que vemos en la historia de Calígula... Es decir, aceptando paganismo como animal de compañía, se podía haber representado a Dionisio de una forma sana o completamente degenerada. Partiendo del cuadro de van Bijlert, si quitamos al supuesto Dionisio (muy mal representado en la ceremonia) y nos centramos en el supuesto Apolo (representado de forma antagónica, por no decir inversa), nos queda una imagen muy parecida a la del cuadro de Leonardo. Y esto es lo que le ha parecido a la mayor parte de la población antes de recibir la explicación que ha sonado como una coartada previamente elaborada.

¿fue una buena elección? Para crear una gran polémica y generar una coartada que evitara explicar la decadencia de la propuesta fue una decisión muy inteligente. Y perversa. Les ha permitido colocar sus imágenes y símbolos y atacar a quienes las señalan, diciendo que eran incultos, intolerantes, homófobos, conspiranoicos y/o fachas. Muchos medios han recogido la versión oficial de que no hay segundas intenciones más allá de la incultura de quienes no reconocieron la fuente de inspiración y han evitado cualquier análisis.

Al principio, la propia organización censuró las críticas a la ceremonia y luego pidió disculpas por haber ofendido.

No sólo se han quejado los católicos, también judíos, musulmanes, ateos, comunistas y hasta artistas woke. Y algunas empresas han retirado sus patrocinios. O países como China han censurado la parte polémica.


También hay gente anticatólica que ha interpretado la escena como una burla a la Última Cena, pero que lejos de reconocer la ofensa, la han aprovechado para politizarla y sumarse al odio, la provocación y la mofa.

Mi CONCLUSIÓN es que tanto el director artístico como la organización sabían la polémica que se iba a generar (necesariamente habían ensayado antes las escenas) y siguieron adelante porque justamente pretendían colocar esas escenas en el imaginario colectivo y provocar la reacción de un público al que querían callar con su coartada.

En mi opinión, los autores de la performance han instrumentalizado al colectivo LGTB al proponerles papeles que resultan decadentes y ofensivos, y que pueden suscitar rechazo por aquellas personas que no distinguen entre el personaje y el actor. Para la promoción de los Juegos de 1992, una señora gorda y un tipo feo, asiático, homosexual, promiscuo,... cantaron una canción y nadie reparó en estos y otros detalles de su vida privada, que quedaron eclipsados por la espectacularidad de su interpretación llena de dignidad y belleza. A mí me parece más inclusivo.

*Desnudo
¿Habría guerras si hubiéramos permanecido desnudos?
No
¿Dónde puedes esconder un arma cuando estás desnudo?
¿Dónde?
Sé donde estás pensando
Pero,
No es una buena idea

Entre tanta oscuridad, falta de armonía y decadencia, hubo algunos momentos destacables, como la proyección de fotos históricas de los juegos (que pasaron demasiado rápidas para mi gusto), la interpretación de Imagine de Lenon con un piano en llamas y del himno olímpico por un coro con orquesta a quienes la organización no había protegido de la lluvia. Aunque sin duda, lo que mejor compensó la larga apología del mal gusto y la decadencia, fue la breve presencia de Cèline Dion que interpretó “magistralement” una bella canción de Edith Piaf, “L'hymne à l'amour”, que termina con  “Dieu réunit ceux qui s'aiment”.  Pues eso, ¡amaos y estaréis a salvo!. 
La canción puede verse con subtítulos: https://youtu.be/DvsKCfZ-qoo?si=_ku9XhDF8gXkjpPx

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