Recuerdo nítidamente la primera vez que le escuché allá por el 97 en la Facultad de Medicina de Zaragoza. Yo no sabía quien era pero ese día estaba de guardia y mis queridas amigas de Via Láctea me recomendaron que pasara a escucharle así, que entré y me senté al fondo del aula discretamente deseando que no sonara el busca. Describió la fisiología del parto en una clase magistral, no me llamaron y terminé llorando. De golpe entendí lo que era un parto, me di cuenta de que en toda la carrera de medicina no me lo habían explicado y comprendí que mi primer parto, apenas un año antes, nos había sido robado. Al acabar le hice la misma pregunta que me han hecho luego a mi miles de madres: ¿qué consecuencias tendrá para mi hijo el que su nacimiento fuera por cesárea urgente? El me tranquilizó y me animó, haciéndome ver que a nivel individual las repercusiones son más fáciles de reparar. El problema el lo veía sobre todo a nivel global, cuando una mayoría de bebés nazcan así y los más vulnerables no tengan oportunidad de reparación.
Más allá de lo que me supuso a nivel personal como madre, creo que está el impacto que Odent tuvo en mi como médica. Me hizo comprender que el parto era dirigido por el cerebro maternal, que apagaba o encendía algunos circuitos a lo largo del proceso, y que había toda una conducta fisiológica en el parto y, por lo tanto, también una psicología del parto fisiológico. Su pensamiento me llevó a investigar los efectos de la oxitocina exógena primero, de las alteraciones neurobiológicas perinatales después y de la psicología del parto más tarde.
Artículo completo: Celebrando la obra de Michel Odent
El legado del obstetra Michel Odent
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