sábado, 10 de octubre de 2020

El mito de la superpoblación



Sigue siendo común escuchar en los Medios de Comunicación Social (periódicos, radios, teles...) y a profesores, políticos, líderes sociales... que caminamos hacia una superpoblación mundial que el planeta no puede soportar. Dicho de otra manera, que la superpoblación en su constante incremento es una idea de consenso social a día de hoy. ¿Pero es esto verdad?

En los comienzos de 2018 un alumno mío exponía el libro de Klaus Schwab, “La Cuarta Revolución Industrial” (2016), y de pasada recogía del texto esta idea literal: “La población en edad de trabajar caerá al mismo tiempo que aumente el porcentaje de ancianos dependientes” (p. 48). Para él y sus compañeros pasó como un tema irrelevante. Les dije: “¿no os dais cuenta que esta afirmación va en contra de todo lo que oís por ahí normalmente?” Además debéis tener en cuenta que este señor no está mal informado, pues lleva muchos años organizando el Foro de Davos (lo fundó en 1970), donde reúne en el invierno a una “banda” numerosa de jefes de estado y de gobierno, ministros, responsables de grandes multinacionales y bancos, intelectuales, etc.

En el foro de Davos se reúnen alrededor de 2000 personajes y la inscripción por participar ya costaba sobre 20.000 $ en el cambio de siglo, según escribían en El País Jean Daniel (11-II-1997) y José Vidal-Beneyto, (31-I-2000). Destacamos este párrafo de J. Daniel: “...Pero no sólo se hacen negocios. De otro modo Raymond Barre no sería uno de los elementos clave del club y el único francés de cierta altura –Jean-Claude Trichet y Laurent Fabius (para el primero supuso su ordenación y para el segundo su iniciación) no son miembros fundadores-. Y si bien no se hacen sólo negocios, al menos se discute de la filosofía de los negocios e incluso del destino, al que se concibe modelado por la economía...”

La existencia del mito de la superpoblación hace que por ejemplo se publique esa gráfica del periódico emblemático de la multinacional española de comunicación, PRISA (Ver gráfica). Alguna vez la enseñé y pregunté: ¿Qué os llama la atención de esta gráfica? Y responden: “Que está bien”. Hay que decirles: “¿Pero no veis que es totalmente falsa? Para que se mantenga la población se necesitan, al menos, 2,1 hijos por mujer, según afirman los demógrafos. Aquí con sólo dos hijos por familia (ni siquiera por mujer) pone que se duplica a cada paso generacional ¡¡¡Una gran mentira!!!”

Si el lector quiere ver personalmente como está arraigado este mito en su ambiente, puede preguntar a sus conocidos: ¿Cuantos hijos de media por mujer hay en la República Islámica de Irán? ¿Y en Chile, Vietnam, Ucrania, Rusia, Brasil, Sudáfrica, India, Arabia Saudí, Corea del Sur, Turquía, Bangladesh, etc?.

Para que no tengan que buscar estos datos les doy los del año 2018: Irán 1,75, Chile 1,6, Vietnam 1,96, Ucrania 1,3, Rusia 1,6, Brasil 1,7, Sudáfrica 2,28, India 2,2 (funcionarios y demógrafos sostienen “sotto voce” que está por debajo de 2,1), Arabia Saudí 2,3, Corea do Sur 1,0, Turquía 2,01, Bangladesh 2,0. Los países que no bajaron de 2 avanzan en esa dirección. Incluso el vecino del Sur, Marruecos, está ya en 2,38. En España tenemos 1,3 y en la UE 1,54.

Si se quiere ahondar un poco más puede acudirse al libro de Alejandro Macarrón “Suicidio demográfico en Occidente y Medio Mundo”, o al de Darrell Bricker y John Ibbitson “El Planeta vacío” del que transcribo estas citas: “El gran acontecimiento característico del siglo XXI –uno de los grandes episodios definitorios de la humanidad- se producirá en el espacio de tres décadas, más o menos, cuando la población global empiece a disminuir. Y en cuanto se inicie, ya no va a tener fin. No nos enfrentamos al desafío de una bomba demográfica sino a un colapso, un sacrificio implacable, generación tras generación, del rebaño humano. Nunca había pasado nada igual.” (p. 10) “Si hoy en día la despoblación es sólo un destello –un dato estadístico preocupante en cierto informe gubernamental cuya importancia sólo entiende de todo la nomenklatura-, ¿qué pasará dentro de medio siglo, cuando este destello haya llegado a ser cegador?” (p.245).

Pienso que es claro que caminamos hacia un descenso poblacional, aunque a muy corto plazo aumente algo la población por el hecho de que hay algunas sociedades con mucha gente joven, pero las pautas de natalidad ya son de descenso poblacional.

Parece evidente que seguir creyendo en la amenaza de la superpoblación es un mito acientífico hoy en día. Aunque el futuro previsible lo podemos cambiar.

Antón Negro

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