miércoles, 31 de marzo de 2021

EL MITO DE LA IRRESPONSABILIDAD DE LOS CIUDADANOS


La mortalidad por comunidades autónomas en las llamadas TRES OLAS, o el mito de la IRRESPONSABILIDAD DE LOS CIUDADANOS. 

Como podemos ver en la gráfica, los asturianos decidieron ser buenos y responsables en primavera, pero resulta que en la onda durante el otoño hicieron de “malotes” siendo la comunidad con más mortalidad relativa en ese periodo. Luego aprendieron y en enero-febrero sus fallecimientos no destacan de la mayoría de comunidades, al contrario que los de Valencia, Extremadura y Murcia que después de haber sido ciudadanos cumplidores durante todo el año, se desmadran en pleno invierno.

Habría que encontrar la causa de esos demoniacos cambios de actitud o de la opuesta tendencia a ser cada vez más cívico, como los madrileños, que a pesar de Ayuso mejoran con el paso del tiempo y su tasa de mortalidad se sitúa en otoño e invierno en niveles muy moderados, después del irresponsable “raptus” primaveral que les llevó a encabezar el número de entierros. También nos encontramos a los Navarros que les costó más aprender, se portaron mal en primavera y otoño pero en el nuevo año hicieron propósitos de enmienda, y la “tercera” ola fue leve. Sin que se tomé como un argumento a favor de su unión con el Pais Vasco, este sigue una evolución paralela.

Bueno en serio de verdad alguien se cree este cuento del cumplimiento con las restricciones como explicación de la evolución de esta Pandemia. Pues lo siento pero es una idea ESTUPIDA y PELIGROSA.
(grafica de J Gefael)

Jose R. Loayssa

martes, 30 de marzo de 2021

Escuela y coronavirus. Amigosmilani.es


Escribir juntos la pandemia y sacarle bien su jugo y lo que enseña. Porque la escritura colectiva es probablemente – entre tantas didácticas de Barbiana – la que mejor absorbe la esencia de la buena pedagogía. Si es verdad – y lo es – que nos educamos juntos al afrontar los desafíos colectivos de la vida, hay una buena forma de afrontarlos: escribir juntos delante de ellos y, mujeres y hombres, adultos y menores, de aquí o de allá, ver lo que pasa y sus dimensiones y escribir qué podemos hacer. No hemos escrito un solo texto, salvo un grupo joven y cordobés, pero hemos escrito sobre el mismo reto, como hicieron los chicos del pueblo cuando la transición española. 

Sin duda esta pandemia del “virus chino” desafía al globo terráqueo como no lo iban a inventar ni los avisadores más gafes de la guerra bacteriológica: ¡todos al suelo! De polo a polo ¡con mascarilla!, que viene una muerte rápida imparable… Los aviones en tierra, la fiesta y el turismo a cero, miles de industrias, actividades y negocios de cualquier sector paralizados sin saber hasta cuándo y millones de personas sin curro ni sueldo. Pobreza se llama eso y sin futuro a la vista. Los países se han endeudado por encima de su producto interior bruto anual, que está peor que con el agua al cuello.

Solo en auge los servicios sanitarios (y funerarios), aunque más las farmacéuticas. Sobrevive la alimentación y poco más y no sabemos si habrán quebrado las fábricas de armas ante la falta de vivos que matar. Pero ya exploramos Marte, por si acaso.

¿Y las escuelas? Cerradas han desarrollado los medios a distancia que amenazaban con sorpasar a los profes y a los libros de texto y daban mucho miedo. Unos dicen que la pandemia se cargará la escuela y, otros, que la puede cambiar. Los primeros tratan de mantenerla como sea por teléfono y por Internet. Pero la brecha digital los señala con el dedo: hundís más a los últimos. Los otros – en minoría – dicen que ahora es cuando hay que sacar la escuela a la calle y aprender de verdad con los desafíos que nos toca lidiar, que eso es educar(NOS). Aquí hay muchas ideas para matemáticas, biología, lengua etc. etc. No para religión, que la cosa sigue estando muy clara (aunque no se mencione): “lo que habéis hecho a uno de estos últimos me lo habéis hecho a mí”, como dijo Jesús y lo entiende cualquiera, y lo que habéis hecho al planeta, la casa común, como dice Francisco, os lo vais a comer con pandemia y sin mascarilla.

Amigosmilani.es    

Toda la revista es magnífica. Puede verse (pinchando aquí)  

lunes, 29 de marzo de 2021

La pandemia covid19. Lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser

www.actasanitaria.com    De la sección "El mirador"

Juan Gérvas

El autor presenta así este trabajo: He decidido conceder esta entrevista a RadioCeltiberiaShow porque la entrevistadora, Eugenia Díaz, es quizá la mejor periodista de España en periodismo sanitario y lo demostró al arrojar luz cegadora sobre la violencia obstétrica en el  Hospital Universitario Central de Asturias. Ahora toca la pandemia covid19 y esta es la transcripción de la entrevista que me hizo para ser emitida por la radio.

Pregunta de Eugenia Díaz (PED).- Gracias por atendernos y por su tiempo y conocimientos. ¿Cómo va en su día a día, doctor?
Respuesta de Juan Gérvas (RJG).- Voy bien, disfrutando del invierno en la montaña al norte de Madrid. Estoy jubilado, con salud, me quiere quien yo quiero que me quiera, me ajusto al dinero de la pensión y me adapto a las circunstancias sin tener cinismo ni haber perdido la fuerza de tratar de mejorar este mundo. ¿Qué más puedo pedir?

PED.- Usted sigue la pandemia covid19 desde hace un año, con comentarios y análisis varios, ¿qué le diría a los oyentes para empezar?
RJG.- Que hay esperanza, que la especie humana ha sobrevivido a pestes y otras pandemias, que lo clave es evitar el desasosiego y el pesimismo, que lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser.

PED.- ¿Qué quiere decir con eso de “lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser”?
RJG.- La pandemia covid19 es ya inevitable, sucedió y está sucediendo y, en parte. tiene que ver con el concepto “Una sola salud” (la de todos los seres vivos en el planeta Tierra) que se ha ignorado al no respetar la naturaleza. Expoliamos la naturaleza por codicia, igual que hacinamos a los animales de granja, por el “capitaloceno” destructor de la vida.

A ese “pecado original” de la codicia se suma la respuesta social, la respuesta de una sociedad enferma. Una sociedad a la que se expropia la salud, a la que es fácil atemorizar y anular y de ahí el desastre ante la infección por un nuevo virus respiratorio y el exceso de sufrimiento y de muertes de la pandemia covid19. Pero el daño ya está hecho, conviene no lamerse demasiado las heridas pues lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser. Hay que mirar al futuro.

PED.- ¿Quiere decir que no hay que analizar lo hecho? ¿Que hay que olvidar el daño evitable que se ha hecho?
RJG.- No, no, de ninguna manera. Es clave el análisis de un año de despropósitos, pero a sabiendas de que la historia no la vamos a cambiar y de que lo clave es paliar el daño para que no “pese” tanto, para que no se incremente más y no se repita.

PED.- ¿Qué despropósitos señalaría?
RJG.- Para juzgar el pasado de la pandemia covid19 mejor imaginar el futuro. ¿Se imagina si los 140.000 millones de euros que vienen de la Unión Europea para reparar daños por la pandemia covid19 se emplearan correctamente, sin ser una oportunidad para la corrupción política y empresarial masiva?

Ese dinero podría ayudar a “reparar” y mejorar la sanidad pública, la educación pública, el sistema sociosanitario público, la Ley de Dependencia, los asilos y residencias sociosanitarias, las cárceles, los centros de menores, los centros de internamiento de extranjeros, la renta básica, la salud pública, las organizaciones vecinales, los alojamientos dignos para temporeros, el trabajo de agentes comunitarios para el diagnóstico precoz de la covid19, el apoyo al aislamiento y la cuarentena, el establecimiento de un sistema de datos e información sobre infecciones, etc.

Hay mucho que no se ha hecho y que se podría hacer, desde general como derogar la Ley Mordaza (y facilitar la libre expresión del malestar social en manifestaciones y en canciones y otras expresiones artísticas) y fomentar la participación popular en todas las medidas ante la pandemia covid19, a cuestiones concretas como mejorar y ampliar parques y jardines, facilitar la conciliación familiar y el tener hijos como en Francia y en Suecia, facilitar el acceso a viviendas dignas, tener más y mejores bibliotecas públicas, apoyar al deporte popular, facilitar la independencia de los jóvenes, mantener la educación presencial, controlar los alquileres de viviendas, etc.

Insisto, otro mundo es posible y se puede empezar a cambiarlo con cosas simples y sencillas.

PED.- Me suena a utopía de pre-adolescente, lo siento.
RJG.- Sí, suena a imposible e infantil. Han logrado que lo lógico se vea como utopía de pre-adolescente y de esa manera lo anulan. Conquistan el lenguaje y hasta la capacidad de imaginación.

En un ejemplo, ¿qué ha impedido que estas Navidades pasadas hubieran sido “las navidades del siglo”, con los poderes políticos y económicos promocionando su celebración al aire libre, cerrando calles y parques para facilitar las celebraciones populares, con carpas y techumbres temporales, con grandes mesas y bancos facilitados gratuitamente para sentarse y comer y beber y charlar y bailar en común, con puntos de calefacción y de apoyo, con música enlatada y en directo, sacando a todo el mundo que quisiera del encierro en casa (familiares, amigos, vecinos y demás), celebrando la pandemia con lo común, con la puesta en grupo de bebidas y alimentos, de alegría y de presencias?

En otro ejemplo, ¿qué impidió el regularizar y legalizar a todos los inmigrantes en situación administrativa irregular y lograr una verdadera “sanidad universal”? Se pudo hacer y no se hizo y ya es como si no hubiera podido ser. Pero se echa encima la primavera y el verano, y se puede soñar y hacer esa regularización de personas que viven en nuestro país, con una sanidad universal, y con esas celebraciones comunitarias, en ciudades y pueblos, en campos y en playas.

¡Una política de sanidad universal y anti-confinamiento, de alegría y de vida!

PED.- ¿Está contra los confinamientos?

Los confinamientos se han basado en “modelos matemáticos” sin ciencia, ni equidad, ni ética. Modelos en que no se consideró la población recluida en asilos, por ejemplo.

RJG.- Para decirlo en corto y por derecho, sí, estoy en contra de los confinamientos. Para decirlo en general, en la pandemia covid19 se ha abandonado la ciencia y la racionalidad, tanto en salud pública como en salud clínica.

En la clínica se han empleado medicamentos a sabiendas de que eran inútiles, “por hacer algo”, como la hidroxicloroquina, y ello probablemente ha incrementado la mortalidad en los países ricos, donde también han muerto preferentemente todas las personas tratadas con muchos medicamentos, como los viejos en los asilos.

El virus ha traído la muerte, pero la mortaja la hemos puesto nosotros, con nuestra “civilización” enferma y medicalizadora.

Los confinamientos se han basado en “modelos matemáticos” sin ciencia, ni equidad, ni ética. Modelos en que no se consideró la población recluida en asilos, por ejemplo. Modelos que ignoraron los acontecimientos y personas de los “supercontagios”. Modelos en que no se tuvo en cuenta que los contagios son veinte veces más frecuentes en interiores que en exteriores. Modelos deslumbrantes que dieron “fundamento científico” a las decisiones políticas.

Los confinamientos pueden incluso haber agravado los contagios y muertes, al recluir en el mismo domicilio a sanos y enfermos. De hecho, en Wuhan, China, lo clave fue lograr que el aislamiento y cuarentena no se hiciera en el propio domicilio pues así se evitaron contagios intrafamiliares.

En el futuro hay que lograr programas a largo plazo, y profesionalizados, de agentes comunitarios que se integren en la atención primaria, en barrios ricos y pobres, que conozcan a la comunidad y que puedan ayudar el rápido diagnóstico y a lograr el aislamiento y confinamiento en condiciones dignas, a ser posible fuera del domicilio propio.

PED.- De nuevo me suena a sueño infantil, lo siento.
RJG.- Por supuesto, nos han hecho creer que lo de España es lo mejor, y que los malísimos resultados en sufrimiento, muertes y economía se deben a que “el virus se ha ensañado con nosotros”.

Esa creencia es falsa. España es ejemplo en el mundo de una pésima gestión de la pandemia covid19, de falta de transparencia y de ausencia de rendimiento de cuentas. En España gran parte de la mortalidad se dio en los asilos, dejados “de la mano de dios” como puro negocio, y en los hospitales donde la covid fue una infección nosocomial, con profesionales sanitarios sin los medios de protección adecuados.

En Japón se han logrado excelentes resultados siendo el país más envejecido del mundo. Allí han muerto 69 personas covid19 por cada millón de habitantes, y en España, 1.556 (22 veces más).

En Japón no ha habido confinamiento, sólo normas simples tipo evitar aglomeraciones, hacinamientos y espacios cerrados mal ventilados. También una política de salud pública de localizar a grandes contagiadores a partir de enfermos graves en los hospitales, con el aislamiento digno y la cuarentena apropiada de los contactos.

PED.- Pero en Japón se utiliza la mascarilla desde siempre ¿no?
RJG.- La mascarilla en el exterior es inútil, un puro adorno que se emplea para extender y mantener el miedo.

La mascarilla en el exterior es una mascarada, con todo lo que implica simbólicamente en antropología y sociología.

Recuerde usted las imágenes de las protestas en Estados Unidos contra la violencia de la policía, o las de Argentina con el entierro de Maradona, y sepa que en esos casos no aumentaron los contagios. De hecho disminuyeron pues quienes no fueron a esos actos en el exterior se mantuvieron en sus casas evitando los lugares hacinados cerrados, como centros comerciales.

Sabemos desde siempre que para los virus respiratorios sólo sirven en interiores las mascarillas “profesionales”, N95. De hecho, las mascarillas de tela, caseras, pueden ser contraproducentes.

También sabemos que lo que sirve es lavarse las manos, para el nuevo coronavirus y para todos los demás virus respiratorios. No hay mejor vacuna que lavarse las manos.

PED.- Y de las vacunas ¿qué?
RJG.- Las vacunas contra la covid19 parecen prometedoras, y hay una gran variedad de las mismas, así que es posible que se logre alguna que sirva, evite contagios y el enfermar y la muerte. Es decir, que proteja a individuos y poblaciones.

Estas vacunas con las vacunas biológicas. Lamentablemente, los políticos están logrando hacer creer que son “la solución”, cuando ni siquiera sabemos por cuánto tiempo durará su inmunidad ni si habrá que revacunar a  toda la Humanidad anualmente.

Por eso desarrollan un “pasaporte inmunitario” contra la ciencia, la equidad, la ética y la ley. Logran confundir a la población y hacen olvidar que el verdadero remedio a largo plazo contra las pandemias (covid19 y otras) son las vacunas sociales, como eliminar la pobreza extrema, sumar la participación popular a decisiones políticas y de expertos, disminuir el fracaso escolar, incrementar el estado de bienestar, etc.

PED.- Para terminar, ¿usted no se ha equivocado respecto a la pandemia covid19?

Lamentablemente, los políticos están logrando hacer creer que las vacunas son “la solución”, cuando ni siquiera sabemos por cuánto tiempo durará su inmunidad ni si habrá que revacunar a  toda la Humanidad anualmente

RJG.- ¡Más de una vez, y quizá ahora mismo me estaré equivocando!

Por ejemplo, no me hice idea de la contagiosidad del nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, por lo que no imaginé en enero y febrero de 2020 el número de muertes en el mundo al cabo de un año. Pero corregí enseguida y en marzo ya estaba proponiendo medidas que mantengo hoy en día, con eficacia probada.

También me equivoqué con el modelo de “dejar hacer”, que en Suecia ha funcionado (1.305 muertes covid19 por millón de habitantes, menos que en España) y ha sido un fracaso en el Reino Unido (1.847 muertes covid19 por millón de habitantes, más que en España).

Luego corregí, pero en los primeros días también ignoré el ejemplo de Taiwán, que hasta ahora ha tenido 0,4 muertes por millón de habitantes, sin confinamientos, con las escuelas y centros docentes abiertos, a base del inteligente aislamiento y cuarentena de casos y contactos. Allí con medios tecnológicos y riqueza y en Kerala (India) lo mismo en la pobreza, con 127 muertos covid19 por millón de habitantes.

Hay que decir, que el ejemplo de Taiwán, desde finales de diciembre de 2019, fue ignorado y no difundido por la Organización Mundial de la Salud, en manos de China. China considera que Taiwán es una “provincia” y por ello no pertenece a la Organización Mundial de la Salud, ni tiene casi voz internacional, lo que en este caso ha sido funesto.

En fin. Hay que desconfiar de quien diga que no se ha equivocado y que tiene la solución para lo que se viene.

PED.- ¿Usted está a favor de China o de Taiwán?
RJG.- Estoy a favor de “una única China democrática” en que convivan la China continental (la ChinaChina) y la insular (Taiwán) y en que el partido comunista triunfe en las urnas, como sucede en Kerala (India).

PED.- Muchas gracias. Le mandaré la transcripción y le tendré al tanto de su emisión.
RJG.- Gracias a usted por sus inteligentes preguntas. Siga en este camino de ayudar a entender el mundo sanitario.

viernes, 26 de marzo de 2021

Hoy empieza todo

«Hoy empieza todo» es, como se sabe, una de las películas (1999) más conocidas y celebradas de Bertrand Tavernier (1941-2021), el lúcido director francés recientemente fallecido. De esas que impactan. Vaya este artículo en homenaje a este film valiente y a su creador. No puedo dejar de relacionarlo con otro muy anterior que me impresionó vivamente de joven, representativo de una época y un movimiento cultural, la nouvelle vague, nacida en Francia a finales de los 50: «Los cuatrocientos golpes» (François Truffaut, 1959). Lo digo porque, como éste, aquélla tiene las características de las películas de dicho estilo cinematográfico, aunque cuatro decenios después. Ya que representa la vida con sus realidades más verdaderas, a menudo muy crudas, como una de las formas más inteligentes de la libertad de expresión, que, sobre todo, pretende hacer pensar al espectador. El cine no es sólo fantasía, aventuras, dramas y evasión, sino reflejo, reflexión e interpretación de la vida, ya sea la del pasado, la del presente o la del futuro. 

En una entrevista publicada en El País Semanal del 11/12/2005, refiriéndose a la educación en Francia cuenta un indignado Tavernier que “mi mujer se presentó a un examen para ser maestra que era alucinante, porque le exigían un nivel teórico elevadísimo. Nada sobre la forma de enseñar a chavales de culturas diferentes que apenas conocen el francés, a gente que no dispone ni de una mesa libre en casa en la que hacer los deberes. Ésas son las cosas importantes. Eso es lo que hay que ir a ver y analizar. Conozco a profesores fantásticos que me dicen que lo primero que hacen para impartir clases en estos suburbios es tirar a la basura todo lo que han estudiado durante cuatro años”.

A muchos maestros también nos ha pasado lo mismo. En el preciso instante en que nos enfrentábamos a la realidad de la escuela, ese día empezaba todo, problemas y más problemas que se repetían día tras día, y tuvimos que encararlos sin estar seguros de nada, desprendiéndonos de tanta pedagogía inútil, a golpe de ensayo y error, con escasos recursos, imaginación y buena voluntad. “¿Y ahora qué?”, nos preguntábamos desconcertados, inermes, en medio de una clase, frente a las miradas expectantes, interrogadoras o desafiantes de los chavales, cada uno con su mochila particular de insospechadas realidades familiares y sociales. Pero nos mantenía un fin superior, el de ayudar y acompañar a esos muchachos concretos en su formación. O sea, el de intentar hacer lo mejor posible nuestro trabajo docente y ejercer sobre ellos una buena influencia. 
Hablando de los fines y los medios, los alumnos de la Escuela de Barbiana nos lo describieron bellamente, también desde la indignación, hace más de cincuenta años en su famosa Carta a una maestra (PPC, Madrid, 2017): «Se busca un fin. Tiene que ser honesto. Grande. Que no suponga en el chico otra cosa que el ser un hombre. Es decir, que sirva a los creyentes y a los ateos.(…)Sin embargo, pretendemos educar a los chicos con mayor ambición. ¡Llegar a ser soberanos! Y no médico o ingeniero!». Y más adelante, cuando aciertan con una comparación gloriosa, por gráfica y atinada, que se ha hecho famosa: « Pero si los perdemos (a los chicos que expulsa) la escuela ya no es escuela. Es un hospital que cura a los sanos y rechaza a los enfermos. Se convierte en un instrumento de diferenciación cada vez más irremediable». Para terminan con la conclusión inevitable y cierta: «La escuela no tiene más que un problema. Los chicos que pierde». 

Pero hay maestros que salvan. Al que más y al que menos le llamaron de colegial zoquete, torpe o inútil para los estudios (cancre se dice en Francia). A mí, más de una vez, como a Daniel Pennac, el cancre profesor y escritor que nos cuesta su historia denunciando los males de la escuela en el exitoso libro Mal de escuela (Mondadori, 2008), refiriéndose a la importancia y la responsabilidad de ser un buen (o mal) maestro. Y también como él tuve algunos maestros que me salvaron, que creyeron en mí, que es de lo que se trata. Pennac lo cuenta mejor: «Los profesores que me salvaron —y que hicieron de mí un profesor— no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era urgente. Se zambulleron de nuevo, día tras día, más y más... Y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, nos repescaron. Les debemos la vida». 

Siempre empieza todo. «Hagas lo que hagas, ámalo», le dice Alfredo, el operador de cámara del cine “Paradiso”, a Totó, ya adolescente, en su emotiva despedida, en la inolvidable película de Giuseppe Tornatore “Cinema Paradiso” (1988). De eso se trata, para afrontar la realidad educativa con pasión y convicción. Este precioso párrafo de Josefina Aldecoa lo describe perfectamente, de quien ama apasionadamente la enseñanza: “Cada día surgía un nuevo obstáculo y, a la vez, el reto de resolverlo. Los niños avanzaban, vibraban, aprendían. Y yo me sentía enardecida con los resultados de ese aprendizaje que era al mismo tiempo el mío... Yo me decía: “No puede existir dedicación más hermosa que ésta”. Compartir con los niños lo que yo ya sabía, despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta la causa de los fenómenos, las razones de los hechos históricos. Ése era el milagro de una profesión que estaba empezando a vivir y que me mantenía contenta a pesar de la nieve y de la cocina oscura, a pesar de lo poco que aparentemente me daban y lo mucho que yo tenía que dar. O quizá por eso mismo. Una exaltación juvenil me trastornaba y un aura de heroína me rodeaba ante mis ojos. Tenía que pasar mucho tiempo hasta que yo me diera cuenta de que lo que me daban los niños valía mucho más que todo lo que ellos recibían de mí” (Aldecoa, Josefina R., Historia de una maestra, Anagrama, Madrid, 1990).

Pero el sistema educativo es como un monstruo dormido que es necesario despertar. En esto de la educación, todos somos entendidos, como en el fútbol, que cada aficionado sabe tanto o más que el entrenador. El filósofo y profesor José Antonio Marina lo explica muy bien, cuando se refiere al inmovilismo de la educación oficial que imposibilita su necesaria y profunda renovación, y la urgencia de consensuar entre las diferentes fuerzas políticas, con generosidad y amplitud de miras, un buen pacto educativo, estable, en vez de utilizarla como pierda arrojadiza y de estar cambiando las leyes educativas cada vez que entra un nuevo gobierno: “Todo el mundo que habla de educación finge certezas que no tiene. No hay recetas mágicas, ni pedagogías milagrosas. Por eso, lo más sabio que se ha dicho sobre educación está recogido en el proverbio de una tribu africana: “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Necesitamos ponernos de acuerdo en los fines de la educación, y, a continuación, discutir y poner a prueba los procedimientos para conseguirlos. Nuestro sistema educativo es en la actualidad un diplodocus dormido, es decir, un organismo poderosísimo en un irritante estado de pasividad. No necesitamos leyes, no necesitamos más teorías pedagógicas, lo que necesitamos es recuperar la vitalidad y el ánimo”. (Marina, J. A., Despertad al diplodocus, Ariel, Barcelona, 2015).

Y mucha culpa de ello tiene la pedagogía actual, que se ha reducido a mera didáctica y a un conjunto de ideas y conceptos que forman un corpus teórico, grandilocuente y estéril, formado por una jerga terminológica ridícula, alejada de la realidad cotidiana y del sentido que significa la urgencia del “hoy comienza todo” que estamos comentando, olvidando los valores democráticos de convivencia, justicia, igualdad y libertad que la sustentan y su propia esencia, la del amor y la solidaridad, como señala sabiamente Emilio Lledó «La pedagogía actual, imitando ciertas corrientes americanas, está cargada de conceptos vacíos. Por el contrario, es algo de puro sentido común: la pedagogía del amor; que el profesor, el maestro, sea capaz de contagiar el amor por el saber que enseña. Es algo muy sencillo, pero hay todo un tinglado del que viven los llamados pedagogos». (Lledó, E., Fidelidad a Grecia, Taurus, 2020). 

Todo un enfoque diametralmente distinto que conecta perfectamente con el axioma pedagógico de Lorenzo Milani: «no se puede educar sin amar», el concepto educativo de Paulo Freire: «nadie educa a nadie, sino en comunión, mediatizados por el mundo» o con las propuestas pedagógicas de José Luis Corzo cuando nos habla de los desafíos, las relaciones y los símbolos: «La tarea de la educación está servida -como en los desafíos- si comprendemos la importancia de la relación como zona sensible de nuestra maduración personal -la educación-, que se puede estimular en la escuela como en otras estancias de cada vida humana». ( Corzo, J.L., Con la escuela hemos topado, PPC, 2020, p.60).

Ahora más que nunca: Más y mejor escuela para todos

Alfonso Díez Prieto

martes, 23 de marzo de 2021

Las MASCARILLAS en todo momento, otra MENTIRA del GOBIERNO y sus EXPERTOS.





Estudio que debería servir para no solo rechazar el uso universal de la mascarilla sino para ENCARCELAR a los que la han impuesto en vez de a los que no cumplen con esa norma absurda. La conclusión del estudio es que el aire exhalado por una persona, que no lleva mascarilla cuando habla, tiende a moverse hacia abajo por la gravedad. 
Pero cuando se usa mascarilla, la nube de vapor tiende a adherirse al cuerpo de la persona y el aire fluye hacia arriba porque hay una temperatura más elevada dentro de la mascarilla. ES DECIR ES UN ARTILUGIO PARA AEROSOLIZAR EL VIRUS. La alternativa es utilizar escafandra o NADA, salvo en espacios cerrados de riesgo.

Ha aparecido una nueva revisión sobre el uso de mascarillas en la comunidad. A pesar de ser un estudio realizado por el Centro Europeo de Control de la Enfermedad (Using face masks in the community: first update - Effectiveness in reducing transmission of COVID-19), es poco entusiasta con las mascarillas, reconoce escasez de envidencia y defiende que en todo caso se utilicen cerca de un enfermo, en espacios cerrados y en aglomeraciones. Sus recomendaciones son:

En áreas con transmisión comunitaria de COVID-19, se recomienda usar una mascarilla médica o no médica en espacios públicos confinados y se puede considerar en aglomeraciones al aire libre.

Para las personas vulnerables al COVID-19 severo, como las personas mayores o las personas con afecciones médicas subyacentes, se recomienda el uso de mascarillas médicas como medio de protección personal en los entornos mencionados anteriormente.

En los hogares, se recomienda el uso de mascarillas médicas para personas con síntomas de COVID-19 o COVID-19 confirmado y para las personas que comparten su hogar.

Cual es la respuesta de los ineptos y sádicos “expertos” del Gobierno, pues seguir actuando de “voz de su amo”.

Ahora más que nunca:  VERDAD
José R. Loayssa
+info:

viernes, 19 de marzo de 2021

DISTOPÍA Y TRABAJO DOMÉSTICO Y DE CUIDADOS

En los últimos años se han puesto de moda las DISTOPÍAS, libros, series y películas que hablan de mundos terribles y crueles: “Los Juegos del Hambre”, “Divergente”, “Black Mirror” o “El cuento de la Criada”, son algunos ejemplos de esto. Historias de ficción, que demasiadas veces recuerdan a nuestra realidad cotidiana.

Fijémonos en nuestro país, y miremos por una parte la realidad de la migración y por otra la de los trabajos de cuidado. Veremos:

- Una sociedad española envejecida, con más mascotas que niños.

- Con muchos ancianos y ancianas a los que su familia no puede cuidar, por la realidad sociolaboral que se impone, o directamente no quiere cuidar por lo que eso supone.

- Una realidad de gente joven y fuerte en países empobrecidos, a los que se les niega un futuro para vivir en su tierra.

- Miles de desplazamientos de personas jóvenes a nuestra tierra. Migraciones “forzosas”, pues no se puede hablar de voluntariedad cuando falta lo básico para vivir. Personas que dejan atrás familia, corazón, paisajes, olores y sabores.

- Una ley de extranjería que condena a la invisibilidad y la explotación a los recién llegados pobres. Se extiende el miedo, y con él el silencio, y se acepta cualquier cosa porque se necesita sobrevivir, y se dejan de exigir derechos básicos, y llega la vulnerabilidad.

Y se acaba aceptando como solución social al cuidado de nuestros mayores que mujeres jóvenes trabajen en condiciones de explotación (dinamitando los derechos laborales de estas mujeres en lo referente a salario, seguridad social, vacaciones, horas de trabajo y descanso diario y semanal...).

Y como resultado final, vemos como nuestra sociedad se va convirtiendo en uno de esos mundos distópicos, donde para el bienestar de unos pocos se condena a muchos, a través tanto de leyes injustas como del silencio, la inconsciencia o la ignorancia de la realidad de la mayoría.

¿Empezamos a hacer algo para cambiarlo?

Una sociedad en que padecemos (más o menos) estas situaciones tenemos que seguir dialogando y comprometiéndonos para responder a los problemas existentes.

Las que se han hecho conscientes de esta situación, pueden hacerlo público, denunciarlo, colaborar con las personas que lo sufren y trabajar para cambiar una realidad de injusticia institucionalizada.

Las personas que se están beneficiando de esa explotación, tienen que romper con la dinámica de deshumanización en la que están directamente implicados.

Y así podremos conseguir que nuestra sociedad se parezca cada día un poco menos a esas terribles distopías.

Ahora más que nunca: Verdad

Nuria Sánchez Díaz de la Isla

jueves, 18 de marzo de 2021

MELILLA: 170 NIÑOS RESIDENTES SIN ESCUELA

José Palazón/facebook
El colectivo de unos 170 niños y niñas residentes en Melilla llevan ya tres años de lucha para ser escolarizados. El gobierno progre actual se niega a reconocer que viven en la ciudad y por lo tanto no los escolariza. Muchos han entregado el padrón en la ciudad para demostrar que son residentes en Melilla pero aún así el gobierno progresista de Melilla sigue sin escolarizarlos.

Es el primer gobierno conocido que no reconoce sus propios actos, que no reconoce a una persona empadronada como residente en la ciudad. Tenemos una coalición de CDS-PSOE-CPM. Educación lo lleva directamente PSOE..
Los niños y niñas llevan tres años de lucha para ser escolarizados y los políticos progres nacionales y locales responsables de su no escolarización riéndose de ellos y disfrutando de una impunidad absoluta, mostrando un desprecio total por leyes, instituciones, organizaciones, personas, niños y niñas que reclaman ir al colegio.

Son un grupito de progres de los que VOX tiene mucho que aprender.

miércoles, 17 de marzo de 2021

LEY DE CUIDADOS INVERSOS Y LEY DE BENEFICIOS INVERSOS

La ley de cuidados inversos sigue vigente 
(ORIGINAL AQUÍ)
www.actasanitaria.com

Cuando se cumplen 50 años desde que Julian Tudor Hart (1927-2018) lanzara la conocida como “Ley de Cuidados Inversos”, dos conocidos especialistas españoles, Amando Martín Zurro y Andreu Segura, no sólo recuerdan el pronunciamiento, sino la vigencia de su contenido.

La página 405 del ejemplar de The Lancet del sábado 27 de febrero de 1971 comenzaba así: “La disponibilidad de una buena atención médica tiende a variar inversamente con la necesidad de la población que ha de ser atendida. Esta ley opera de forma más intensa allí donde la asistencia médica está más expuesta a las fuerzas del mercado y menos, cuando se reduce esta exposición. La distribución de la atención médica de acuerdo con el mercado es primitiva e históricamente obsoleta. Cualquier retorno a esta contexto no haría más que acentuar la distribución inadecuada de los recursos médicos”.

Era el resumen que encabezaba el artículo de Julian Tudor Hart, médico general (general practitioner) del Glyncorrwg Health Center, a Port Talbot, Glamorgan (Gales), titulado la Ley Inversa de Atención (The inverse care law) según la cual quien más necesita los servicios sanitarios es el que los utiliza menos.

Una ley bien identificada por los profesionales

Una ley que los profesionales de la atención primaria y comunitaria de nuestro país identifican muy bien, al menos los más veteranos, aunque la mayoría del personal no dude en confirmar su vigencia actual. Esta ley es válida igualmente para el sistema sanitario público aunque Julian Tudor, como buen activista de izquierdas que siempre fue, acentuara la influencia del mercado en la intensificación de este comportamiento. ya que, como es obvio, las personas y colectivos más desfavorecidos tienen menos capacidad para comprar y contratar servicios que han de pagar, pero también porque la pobreza se asocia a una probabilidad mayor de padecer determinadas enfermedades y problemas de salud. A la influencia de estos dos determinantes habría que añadir el de una menor percepción de la necesidad de estos servicios, lo que se puede traducir en que no se utilicen con la frecuencia adecuada y en los momentos oportunos.

A los 50 años de la promulgación de su ley, el mensaje de Tudor Hart conserva buena parte de su vigencia, por lo que sigue siendo necesario profundizar en el análisis de la efectividad de la asistencia médica para satisfacer las necesidades sanitarias de la población y no solamente en lo que se refiere al ámbito de la gestión de los servicios, a su orientación y a los incentivos para los profesionales y trabajadores del sector.

La actual asistencia sanitaria, incluida la atención primaria que, por cierto, Tudor apreciaba tanto, padece un fuerte desequilibrio en favor de la dimensión biológica del paradigma bio-psico-socialque años más tarde revindicaría Engel y que otros insignes generalistas como Kark (Sudáfrica) formularon en el marco de la atención primaria orientada a la comunidad (APOC).

Determinantes ajenos a la sanidad

Es posible que la lucha contra ley de cuidados inversos y el resurgir del planteamiento holístico de Engel y de la perspectiva comunitaria de la asistencia requieran un mayor y más activo protagonismo del conjunto de la ciudadanía para que tengan éxito. Tudor Hart sabía bien que muchos de los determinantes de salud son ajenos a la sanidad y que, por ello, sin modificaciones significativas en sectores como el educativo, del medio ambiente, cultura, urbanismo, trabajo, etc. las actuaciones sanitarias aisladas pueden ser tan inefectivas como echar agua en un cubo agujereado.

Un planteamiento realista con alguna gota de pesimismo llevaría a pensar que la ley de cuidados inversos de Tudor Hart se acentuará en el futuro si no se corrigen los desequilibrios de unos sistemas sanitarios que siguen minusvalorando en la balanza de sus prioridades estratégicas y de inversiones la disponibilidad de recursos dedicados a la prestación de cuidados personales y comunitarios con referencia especial a los de carácter social. Seguimos estando a las órdenes de decisores políticos y gestores deslumbrados por los avances tecnológicos y que olvidan la importancia que tienen, por encima de los hábitos personales, las condiciones del entorno individual, familiar y social de la ciudadanía en la determinación del nivel de bienestar y calidad de vida.




Andreu Segura Benedicto y Amando Martín Zurro

Andreu Segura, epidemiólogo jubilado. Vocal del Comité de Bioética y del Consejo Asesor de Salut Pública de Cataluña. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Amando Martín Zurro, doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria y Medicina Interna.


LA LEY DE BENEFICIOS INVERSOS (ORIGINAL AQUÍ)
www.gerentedemediado.blogspot.com

Scientists in (industry) laboratories never make a move without somebody from marketing being there while they’re planning their research.”
H. Brody . Publicado en BMJ el 28 de enero de 2011.

Cuando Julian Tudor Hart publicó su archifamosa ley de cuidados inversos en Lancet en 1971 (The availability of good medical care tends to vary inversely with the need for it in the population served), añadió una interesante coletilla: “ello funciona más intensamente en aquellos lugares expuestos a las fuerzas del Mercado”

Howard Brody trabaja en el Departamento de Medicina de familia de la Universidad de Texas. Donald Light lo hace en la Universidad de New Jersey. Ambos publican este mes en el American Journal of Public Health un interesante artículo (The Inverse Benefit Law: How Drug Marketing Undermines Patient Safety and Public Health) en el que , siguiendo la estela de Don Julian, proponen una nueva ley (inspirada en la suya) sobre el papel del mercado. La denominan “ ley farmacéutica de beneficios inversos” , según la cual, la ratio beneficio-daño es inversamente proporcional a la agresividad con que se realiza la campaña de marketing del producto.

Para ellos, la opinión pública dominante sobre el asunto se basa a menudo en falacias. Una es, por ejemplo, creer que la relación daño beneficio depende solamente de las características del producto. Otra es pensar las nuevas drogas son mas eficaces y seguras que las previas. Pero la más habitual es confiar en que un fármaco aprobado por la FDA ( lo que sería perfectamente extrapolables a las agencias europeas) excluye las posibilidades de que sea inefectivo o tengo efectos adversos.

La ley de beneficios inversos considera que las poblaciones en riesgo alto y bajo reciben diferentes grados de beneficios y daños por la administración de una droga.
La mayor oportunidad de beneficio de un fármaco está representada estadísticamente por el NNT ( Number needed to treat), y está concentrada entre los pacientes con síntomas más severos; de forma que si los fármacos se emplearan exclusivamente para aquellos pacientes severos en los que realmente son efectivos, diminuiría previsiblemente el porcentaje de efectos adversos.
Claro eso tiene un pequeño inconveniente, y es que se limitan las ventas del producto. Y ya se sabe que la avaricia acaba por romper el saco ( de la salud ajena, claro). Lo que convierte a un buen fármaco en uno peligroso resulta simplemente de ampliar su uso más allá de aquellas condiciones para las que existen pruebas de que es útil.

Brody y Light repasan los mecanismos más habitualmente empleados por la industria para ampliar sus beneficios y que clasifican en seis interesantes categorías:
Primero: disminuir los umbrales para el diagnóstico. Por ejemplo, reduciendo las cifras que etiquetan a alguien como hipertenso o diabético.
Segundo, apoyarse en medidas de resultados intermedios ( control de la hiperglucemia, disminución de las cifras de colesterol), en vez de utilizar medidas de resultados finales ( disminución de infartos de miocardio por ejemplo)
Tercero. Exagerar las aparentes ventajas en seguridad que aparentemente tienen los nuevos fármacos en comparación con los antiguos (como ocurre respecto a las supuestas ventajas de los nuevos antipsicóticos)
Cuarto. Exagerar la efectividad del nuevo fármaco ( Inhibidores de la ciclo-oxigenasa 2 frente a Antinflamatorios no esteroideos clásicos ocultando los riesgos)
Qunto, crear nuevas enfermedades, desde la fobia social a la prediabetes pasando extravagancias de hoy que serán la enfermedad de mañana ( como el llamado Post Orgasmic Illness Syndrome al que se refería recientemente Fernando Comas).
Y sexto. Fomentar usos no autorizados de fármacos.

Todo este laborioso y entretenido proceso sería imposible de realizar sin la “desinteresada” colaboración de tantos especialistas y pseudo especialistas ( lo que los ingleses llamaron General Practitioner with special interest y en España tiene un versión mucho más chusca con los aparentes “expertos” en todo tipo de enfermedades “respetables” que existen entre los médicos de familia).

Brody y Light proponen lógicamente actuar sobre esos seis puntos. Entre sus propuestas se encuentra el de limitar la aplicación de guías de práctica clínica a aquellas elaboradas por autores libres de intereses comerciales. O fomentar una cultura basada en nuevos códigos de valores en la relación con la industria como propone la National Physician Alliance.
A ver quien le pone el cascabel al gato.

lunes, 15 de marzo de 2021

SE BUSCA PISO DE NO MÁS DE 600 EUROS

Para alquilar a una familia con niños pequeños, mileurista, en los que padre y madre saltan de la explotación al paro y del paro a la explotación.

Se busca y no se encuentra. Pues los pisos, sin grandes lujos, ya rondan los 800 euros, y las habitaciones, con gastos incluídos los 350.
Se busca entre personas de buena voluntad, progres, sindicalistas, filántropos. No se encuentra. Se busca entre cristianos y personas de iglesia. Sigue sin encontrarse.

Estamos a favor de la familia, pero no somos conscientes de las rupturas que se producen por el estrés de no poder pagar una vivienda o tener que vivir en una sóla habitación de unos pocos metros cuadrados.

Estamos por la vida y la natalidad, ignorando las condiciones que llevan a muchas parejas a renunciar a ser padres de nuevo.

Estamos contra el aborto, sin plantearnos las causas laborales y económicas que conducen a él en muchos casos.

Y así, sin quererlo, o sin querer reconocerlo, se promueve lo que no se aprueba.

Los precios del alquiler en nuestra ciudad siguen subiendo. Los marca el mercado, no la conciencia de la gente de buena voluntad o de tantas personas cristianas.

Sueño, rezo y espero para que en la iglesia y en la sociedad se hable de esto, con tal fuerza, que se transformen corazones y voluntades.

Y sea posible encontrar, de nuevo, un piso digno, por no más de 600 euros.

Ahora más que nunca: Solidaridad

Nuria Sánchez Díaz de la Isla

sábado, 13 de marzo de 2021

IX aniversario de Domitila Barrios, la feminista pobre que cuestionó los feminismos de élite en la ONU

Eugenio A. Rodríguez

Hoy hace nueve años que falleció Domitila Barrios. Merece la alegría leer, al menos, esta publicación de muywaso.com. También la de "colectivo no violencia" cuyo enlace adjuntamos. Especialmente el vídeo con las propias palabras de Domitila.

www.muywaso.com   (aquí)

En 1975 Domitila Barrios irrumpió en la testera de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer de la ONU con una fuerza irrebatible y una transversal, hasta entonces, invisibilizada por los feminismos hegemónicos: los conflictos de clase.

Domitila Barrios

En la Tribuna aprendí mucho también. Y en primer lugar, aprendí a valorizar más la sabiduría de mi pueblo. Allí, cada cual que se presentaba al micrófono decía: “Yo soy licenciada, represento a tal organización”… Y blá-bláblá, echaba su intervención. “Yo soy maestra”, “Yo soy abogada”, “yo soy periodista”, decía otra. Y blá-blá-blá, empezaba a dar su opinión.

Entonces yo me decía: “Aquí hay licenciadas, abogadas, maestras, periodistas que van a hablar. Y yo… ¿cómo me voy a meter?” Y me sentía un poco acomplejada, acobardada. E incluso no me animaba a hablar. Cuando por primera vez me presenté al micrófono frente a tantos títulos, como cenicienta me presenté y dije: “Bueno, yo soy la esposa de un trabajador minero de Bolivia”.

Con un temor, todavía, ¿no? Y me animé a plantear los problemas que estaban siendo discutidos en ahí. Porque esa era mi obligación. Y los he planteado para que todo el mundo nos escuche a través de la Tribuna

Esto me llevó a tener una discusión con la Betty Friedman, que es la gran líder feminista de Estados Unidos. Ella y su grupo habían propuesto algunos puntos de enmienda al “plan mundial de acción”. Pero eran planteamientos sobre todo feministas y nosotras no concordamos con ellos porque no abordaban algunos problemas que son fundamentales para nosotras, las latinoamericanas.

La Friedman nos invitó a seguirla. Pidió que nosotras dejáramos nuestra “actividad belicista”, que estábamos siendo “manejadas por los hombres”, que “solamente en política” pensábamos e incluso ignorábamos por completo los asuntos femeninos, “como hace la delegación boliviana, por ejemplo” —dijo ella.

Entonces yo pedí la palabra. Pero no me la dieron. Y bueno, yo me paré y dije:

Perdonen ustedes que esta Tribuna yo la convierta en un mercado. Pero fui mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la Tribuna para hablar sobre los derechos de la mujer y en la invitación que me mandaron estaba también el documento aprobado por las Naciones Unidas y que es su carta magna, donde se reconoce a la mujer el derecho a participar, a organizarse. Y Bolivia firmó esta carta, pero en la realidad no la aplica sino la burguesía.

Y así, seguía yo exponiendo. Y una señora, que era la presidente de una delegación mexicana, se acercó a mí.

Ella quería aplicarme a su manera el lema de la Tribuna del Año Internacional de la Mujer que era “Igualdad, desarrollo y paz”. Y me decía:

Hablaremos de nosotras, señora… Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bastante. Hablaremos de nosotras… de usted y de mí… de la mujer, pues.

Entonces le dije:

Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chófer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle. Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Tengo yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun como mujeres, ¿no le parece?’

Fragmento de «Si me permiten hablar»

+info en "Colectivo noviolencia" (pinchando aquí)
+info en "Info Región" (pinchando aquí)

viernes, 12 de marzo de 2021

“El Chico” de Charles Chaplin.Una joya de cien años

¡Quién me iba a decir que 100 años después de realizada la película, la podríamos ver de nuevo en las salas de exhibición de cine! La película “El chico“ (“The kid”) de Charles Chaplin ahora podemos disfrutarla de nuevo los que ya la conocíamos y descubrirla con un gran placer también los espectadores más jóvenes. Ha sido objeto de una minuciosa restauración en imagen y el sonido de modo que casi parece un filme recién realizado.

Fue la primera película de largometraje que realizó Charles Chaplin después de tener en su haber un buen número de cortometrajes a cada cual más bueno. Son pequeñas joyas del cine: “El emigrante”, “Charlot boxeador “, “El peregrino“… después del chico realizaría obras maestras del cine como son “Tiempos modernos “,  “La quimera del oro “, “Luces de la ciudad” “El gran dictador”… hasta “Candilejas”.

Charles Chaplin realizaba sus películas siguiendo generalmente el esquema del melodrama muy al uso del cine mudo y “El chico” no es una excepción. De hecho, en 1971, él realizó una revisión donde quitó algunas escenas para darle más sobriedad. “El chico” cuenta la historia de un vagabundo (Charlot) que recoge a un bebé, hijo de una mujer que es expulsada de un Centro Hospitalario Benéfico por ser madre soltera. El filme tiene en este momento un apunte muy religioso con el paralelismo de la joven soltera rechazada que lleva en brazos a su hijo y una imagen insertada que nos muestra una estampa religiosa: Jesús también rechazado que lleva a los hombros la cruz. Como la madre no puede criar al bebé, lo deja dentro de un coche de lujo con la esperanza de que los dueños de él lo cuiden. Pero al final, el niño es abandonado en una esquina de una calle. Así que aquí llega el pequeño vagabundo que después de inesperadas y graciosas aventuras lo adoptará como hijo. La película después, en una elipsis de cinco años nos muestra a Charlot y el chico ganándose la vida de las formas más rocambolescas (reparando cristales de las ventanas que antes el niño ha roto de una pedrada) y siempre huyendo de la policía de la calle o enfrentándose a distintos energúmenos. 

El cine de Chaplin siempre tiene la mirada puesta en los débiles, en los pobres, en los que necesitan ayuda y pone en ridículo cuando no derrota a los fuertes, a los poderosos y a los que abusan de sus fuerzas.

El niño que interpretó al personaje infantil, Jackie Coogan, llegó a hacer muchas películas y ganar mucho dinero que sus padres malgastaron. No había todavía legislación sobre la protección a los actores infantiles. Cuando se hizo adulto, sin contratos y olvidado de todos, vivió alcoholizado y murió en la más absoluta pobreza. Charles Chaplin le ayudó en más de una ocasión. “El chico“, además de exhibirse en salas de cine, se ofrece también en alguna plataforma digital.

AHORA MÁS QUE NUNCA: COMPASIÓN

José Luis Barrera Calahorro

lunes, 8 de marzo de 2021

He visto a mujeres

He visto a mujeres abiertas como rosas sin flor. He visto a mujeres así. 

Mujeres sin juicio, que no supieron separar la vida de la muerte. Estancadas, a la deriva. Enfrascadas, detenidas en un tiempo exhausto, gozando de sus soliloquios inexistentes. Muertas en vida y sin ritual. Traslúcidas, fugaces. 

Mujeres inacabadas, acariciadas por la guerra del día sí, día no; por la supuesta soberanía de una futura y eterna abundancia, algo vacía y no tan al alcance de la mano; por el desgaste o la explotación, abrazados con tanta naturalidad.

Sumidas en el sudor, el cansancio y la esperanza lejana. Entregando su libertad al cuerpo de alguien, sin importar mucho de quién, con los ojos bien atados. Moradoras de vidas ajenas. Autoras de la nada.

Y he visto a otras mujeres, suaves como el viento, frágiles como una tenue capa de hielo. Que, cuando les llegó la hora, resplandecían como el sol candente en el mar.

Y he visto a hombres solos. Solos pero juntos. Rotos pero en paz.

Desprovistos de aliento. Pero dispuestos a amar, a despedazarse, despertarse a pesar del vacío y del silencio, del enjambre de las voces. Alejados de la ley y del dictado de las jerarquías enjauladas. Celebrando, callados, la verdad, que es una, una y sola. Indivisa. Que sangra, alumbra. Y sana.

Y he visto a otros hombres: encerrados en sus laberintos, empeñados en confundirse con el minotauro o con las paredes. Lentamente perdiendo cada una de sus batallas imaginarias. Desarmados. Consagrados a unos dioses demasiado opacos.

Mujeres, hombres. Dándose los unos a los otros: lo que son, lo que tienen en cada momento. Puzzles de una sola pieza.

Personas navegando en el tiempo. Un peculiar y eterno vaivén de seres deslizándose por la piel de la historia. Sacudidos por el velo de la noche y el temblor del alba. Aferrados al amanecer de los ojos, esa llama siempre viva.


Zuzanna Gawron

domingo, 7 de marzo de 2021

COVID19. EXAGERACIÓN CON EL GEL HIDROALCOHÓLICO








GOBERNADOS POR PELIGROSOS, INEPTOS, MENTIROSOS. La "INVEROSÍMIL” contaminación por contacto con superficies.

Llevar a cabo las tareas diarias implica un montón de rituales de desinfección de manos, no lavados con agua y jabón, sino fricciones con gel hidroalcohólico. No sabemos los millones de euros que ha costado la medida, probablemente una cantidad modesta en comparación con lo que han supuesto otras medidas de nuestros gobiernos, empezando por las mascarillas (que volveremos a comentar en otro post) que hacia noviembre ya suponían decenas de millones de euros. 

Volviendo a los rituales de desinfección de manos, mucho menos comprensibles que el lavado de pies de ciertas culturas, Ivan Rodríguez y José Eizayaga han compartido una noticia de “Clarin”. El artículo que comenta ese periódico es de julio del 2020 y está firmado por el prestigioso E. Goldman. Se publicó en Lancet y fue corroborado por otro artículo publicado en la misma revista el 29 de Septiembre.

Goldman señala la altísima improbabilidad del contagio por contacto con superficies contaminadas (fórnites) sobre todo en la vida diaria. Señala que para que el contagio se pudiera producir, alguien tendría que poco menos que estornudar sobre una superficie e inmediatamente después otra persona tocarla y meterse el dedo en la nariz. Recientemente “Nature” ha insistido en la misma idea preguntándose por qué seguimos haciendo esas limpiezas intensivas (COVID-19 rarely spreads through surfaces. So why are we still deep cleaning? Lewis D).

¿Qué dicen de todo estos los expertos del gobierno? ¿Se supone que Goldman no es experto porque no ha sido investido caballero de la orden de la mentira perpetua por Sánchez? No me cabe duda que esos miserables expertos lo han leído, pero esperar honradez en estos personajes es como, usando un dicho popular. pedirle peras al olmo. Los rituales de desinfección como las mascarillas al aire libre son parte de la escenografía del terror, buscarle una racionalidad es perder el tiempo.

Ahora más que nunca: Verdad

José R. Loayssa
VER:
https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(20)30561-2/fulltext?fbclid=IwAR2NROtv6DlWMy1sYm7nfbApuY3zZtlKlmJlDGCihv7uti43owvFHA56bKI

jueves, 4 de marzo de 2021

CARIDAD CRISTIANA y TRABAJO DOMÉSTICO. EL ESCÁNDALO DE LOS PEQUEÑOS.

Hay cosas que parece que no cambian. Ni con la nueva, ni con la vieja normalidad. Parecen males endémicos, problemas irresolubles, fatalidades imposibles de transformar, cuando lo que pasa es que no hay voluntad para cambiarlas. Las condiciones laborales de miles de hombres y mujeres que están trabajando en hogares en limpieza y cuidados, son un ejemplo de esto. 


Gobierno tras gobierno, de uno y otro color, van aceptando que haya trabajadores de segunda, sin derecho al paro, con jornadas de explotación, sin contrato ni seguridad social en su inmensa mayoría… Son fundamentalmente mujeres migrantes, muchas de ellas sin papeles, que cuidan casas, niños y mayores, entregando tiempo, salud y cariño a lo que decimos que es para nosotros lo más importante, y lo hacen en condiciones infrahumanas.

Los pasados días 26 de febrero y 3 de marzo, la asociación Encuentro y Solidaridad, organizó unos talleres sobre Los Derechos Laborales en el Trabajo Doméstico, con la colaboración de Rafael Paredes, abogado con 20 años de experiencia en extranjería, y muchas horas de trabajo gratuito y solidario a las espaldas.

Los talleres sirvieron para aclarar ideas, resolver dudas, encontrarse y escucharse, robar a las múltiples preocupaciones alguna sonrisa y ofrecerse entre las asistentes mutuo apoyo y solidaridad.

Pudimos conocer lo que dice la ley de lo que debería ser el trabajo doméstico: un trabajo con contrato y seguridad social, percibiendo un mínimo de 950 euros mensuales en 14 pagas, con 10 horas mínimas de descanso entre jornada y jornada, con 36 horas seguidas de descanso semanal, y no más de 8 horas de jornada diaria, aunque se pueda contemplar algunas horas a mayores de presencia (en ningún caso más de 20 horas de presencia semanales). Con 14 festivos al año y 30 días naturales de vacaciones.

Y pudimos comprobar también, con rabia, indignación y tristeza, lo alejada que está la realidad de la “legalidad”: Mujeres trabajando 140 horas semanales, a las que en muchas ocasiones se les habla con desprecio, hasta se les impide salir o ver a sus familiares “para evitar contagios”, que ni cotizan en la seguridad social, ni se les respetan festivos o vacaciones, y menos aún pagas extraordinarias, llegando a cobrar 700 euros por jornadas no completas, sino completísimas.

Mujeres que afirman que trabajan mucho y muy duro, pero que no les falta la compañía de Papá Dios. Y ya en la intimidad, te cuentan que son familias cristianas, unas de rosario y misa diaria, otras de este o aquel movimiento, las que descaradamente les explotan y hacen llorar de rabia e impotencia.

Imposible no recordar la palabra del Evangelio, en Mateo 18,6: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría... "

Que estos hechos dejen de darse en nuestra comunidad, es tarea de todos. Una tarea entusiasmante, la de que brille el amor de Dios, y la caridad cristiana, empezando, por ejemplo, por combatir la explotación en el trabajo doméstico.

Ahora más que nunca: Solidaridad

Nuria Sánchez Díaz de la Isla

lunes, 1 de marzo de 2021

Cuidados Paliativos

Sin saber cómo, "pero parece que la sociedad" lo reclama, la asociación federal de derecho a morir dignamente, guiados por unos iluminados, o siendo ellos mismos dichos iluminados, se han propuesto eliminar de plano los “Cuidados Paliativos” en España.

De ahora en adelante, según ellos quieren hacernos creer: ya no será necesario un estudio médico previo para aceptar una petición de eutanasia; les vale con una petición firmada, sin tener en cuenta la carga emocional que pueda sufrir el solicitante; pues si uno está bajo una depresión o sufre algún otro tipo de enfermedad mental, u otra patología irreversible: ELA, cáncer metastásico, Alzheimer, etc; ya no serán necesarios los Cuidados Paliativos. Su solución pasa por una petición de eutanasia.

Lógicamente se han dado, y se darán, muchas situaciones socioeconómicas donde los pacientes prefieran dejar de vivir antes de ser una carga para sus familias. Pero me pregunto: ¿no es precisamente esa la función de la Seguridad Social?, ¿no fue creada para ayudar a Vivir Dignamente y solucionar las peticiones de “Ayuda” , que los ciudadanos sin unos medios económicos no podemos sufragarnos, para paliar una enfermedad?.

Pues a día de hoy se nos dice que NO. En un país donde los médicos aún no tienen una “especialidad médica en Cuidados Paliativos”, se les exige que sí la tengan en el proceso de realizar eutanasias.

Hasta ahora se suponía que el galeno, médico, hacía un juramento hipocrático, “Salvar la Vida de sus Pacientes” ante todo, (que nadie confunda salvar la vida con ensañamiento terapéutico), pues, los Cuidados Paliativos, están precisamente para que, realmente uno pueda morir dignamente, sin dolor, y sin sentirse una carga emocional y económica para sus parientes.

Parece que hay mucha prisa en cumplir una voluntad de morir, mediante la susodicha petición, sin haber hecho un estudio previo, y sin tener en cuenta los motivos que llevan a solicitarla. El deseo de muerte es patológico y se contrapone al deseo de vida; es antinatural y está condicionado por agentes externos .

Debemos darnos la oportunidad de solicitar unos CUIDADOS PALIATIVOS dignos para nuestra sociedad antes de dar un paso irreversible hacia la muerte,Pues en este mundo solo estaremos una vez.

Ahora más que nunca: Dignidad

Israel Durán

Presencia

Sentirse vivo para saber que uno está aquí. En un mundo donde no importa para ningún ser definido, a priori, pero que se hace necesario p...