La mortalidad por comunidades autónomas en las llamadas TRES OLAS, o el mito de la IRRESPONSABILIDAD DE LOS CIUDADANOS.
(grafica de J Gefael)
www.actasanitaria.com De la sección "El mirador"
Juan Gérvas
El autor presenta así este trabajo: He decidido conceder esta entrevista a RadioCeltiberiaShow porque la entrevistadora, Eugenia Díaz, es quizá la mejor periodista de España en periodismo sanitario y lo demostró al arrojar luz cegadora sobre la violencia obstétrica en el Hospital Universitario Central de Asturias. Ahora toca la pandemia covid19 y esta es la transcripción de la entrevista que me hizo para ser emitida por la radio.
Pregunta de Eugenia Díaz (PED).- Gracias por atendernos y por su tiempo y conocimientos. ¿Cómo va en su día a día, doctor?
Respuesta de Juan Gérvas (RJG).- Voy bien, disfrutando del invierno en la montaña al norte de Madrid. Estoy jubilado, con salud, me quiere quien yo quiero que me quiera, me ajusto al dinero de la pensión y me adapto a las circunstancias sin tener cinismo ni haber perdido la fuerza de tratar de mejorar este mundo. ¿Qué más puedo pedir?
PED.- Usted sigue la pandemia covid19 desde hace un año, con comentarios y análisis varios, ¿qué le diría a los oyentes para empezar?
RJG.- Que hay esperanza, que la especie humana ha sobrevivido a pestes y otras pandemias, que lo clave es evitar el desasosiego y el pesimismo, que lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser.
PED.- ¿Qué quiere decir con eso de “lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser”?
RJG.- La pandemia covid19 es ya inevitable, sucedió y está sucediendo y, en parte. tiene que ver con el concepto “Una sola salud” (la de todos los seres vivos en el planeta Tierra) que se ha ignorado al no respetar la naturaleza. Expoliamos la naturaleza por codicia, igual que hacinamos a los animales de granja, por el “capitaloceno” destructor de la vida.
A ese “pecado original” de la codicia se suma la respuesta social, la respuesta de una sociedad enferma. Una sociedad a la que se expropia la salud, a la que es fácil atemorizar y anular y de ahí el desastre ante la infección por un nuevo virus respiratorio y el exceso de sufrimiento y de muertes de la pandemia covid19. Pero el daño ya está hecho, conviene no lamerse demasiado las heridas pues lo que pudo ser y no fue, como si no hubiera podido ser. Hay que mirar al futuro.
PED.- ¿Quiere decir que no hay que analizar lo hecho? ¿Que hay que olvidar el daño evitable que se ha hecho?
RJG.- No, no, de ninguna manera. Es clave el análisis de un año de despropósitos, pero a sabiendas de que la historia no la vamos a cambiar y de que lo clave es paliar el daño para que no “pese” tanto, para que no se incremente más y no se repita.
PED.- ¿Qué despropósitos señalaría?
RJG.- Para juzgar el pasado de la pandemia covid19 mejor imaginar el futuro. ¿Se imagina si los 140.000 millones de euros que vienen de la Unión Europea para reparar daños por la pandemia covid19 se emplearan correctamente, sin ser una oportunidad para la corrupción política y empresarial masiva?
Ese dinero podría ayudar a “reparar” y mejorar la sanidad pública, la educación pública, el sistema sociosanitario público, la Ley de Dependencia, los asilos y residencias sociosanitarias, las cárceles, los centros de menores, los centros de internamiento de extranjeros, la renta básica, la salud pública, las organizaciones vecinales, los alojamientos dignos para temporeros, el trabajo de agentes comunitarios para el diagnóstico precoz de la covid19, el apoyo al aislamiento y la cuarentena, el establecimiento de un sistema de datos e información sobre infecciones, etc.
Hay mucho que no se ha hecho y que se podría hacer, desde general como derogar la Ley Mordaza (y facilitar la libre expresión del malestar social en manifestaciones y en canciones y otras expresiones artísticas) y fomentar la participación popular en todas las medidas ante la pandemia covid19, a cuestiones concretas como mejorar y ampliar parques y jardines, facilitar la conciliación familiar y el tener hijos como en Francia y en Suecia, facilitar el acceso a viviendas dignas, tener más y mejores bibliotecas públicas, apoyar al deporte popular, facilitar la independencia de los jóvenes, mantener la educación presencial, controlar los alquileres de viviendas, etc.
Insisto, otro mundo es posible y se puede empezar a cambiarlo con cosas simples y sencillas.
PED.- Me suena a utopía de pre-adolescente, lo siento.
RJG.- Sí, suena a imposible e infantil. Han logrado que lo lógico se vea como utopía de pre-adolescente y de esa manera lo anulan. Conquistan el lenguaje y hasta la capacidad de imaginación.
En un ejemplo, ¿qué ha impedido que estas Navidades pasadas hubieran sido “las navidades del siglo”, con los poderes políticos y económicos promocionando su celebración al aire libre, cerrando calles y parques para facilitar las celebraciones populares, con carpas y techumbres temporales, con grandes mesas y bancos facilitados gratuitamente para sentarse y comer y beber y charlar y bailar en común, con puntos de calefacción y de apoyo, con música enlatada y en directo, sacando a todo el mundo que quisiera del encierro en casa (familiares, amigos, vecinos y demás), celebrando la pandemia con lo común, con la puesta en grupo de bebidas y alimentos, de alegría y de presencias?
En otro ejemplo, ¿qué impidió el regularizar y legalizar a todos los inmigrantes en situación administrativa irregular y lograr una verdadera “sanidad universal”? Se pudo hacer y no se hizo y ya es como si no hubiera podido ser. Pero se echa encima la primavera y el verano, y se puede soñar y hacer esa regularización de personas que viven en nuestro país, con una sanidad universal, y con esas celebraciones comunitarias, en ciudades y pueblos, en campos y en playas.
¡Una política de sanidad universal y anti-confinamiento, de alegría y de vida!
PED.- ¿Está contra los confinamientos?
Los confinamientos se han basado en “modelos matemáticos” sin ciencia, ni equidad, ni ética. Modelos en que no se consideró la población recluida en asilos, por ejemplo.
RJG.- Para decirlo en corto y por derecho, sí, estoy en contra de los confinamientos. Para decirlo en general, en la pandemia covid19 se ha abandonado la ciencia y la racionalidad, tanto en salud pública como en salud clínica.
En la clínica se han empleado medicamentos a sabiendas de que eran inútiles, “por hacer algo”, como la hidroxicloroquina, y ello probablemente ha incrementado la mortalidad en los países ricos, donde también han muerto preferentemente todas las personas tratadas con muchos medicamentos, como los viejos en los asilos.
El virus ha traído la muerte, pero la mortaja la hemos puesto nosotros, con nuestra “civilización” enferma y medicalizadora.
Los confinamientos se han basado en “modelos matemáticos” sin ciencia, ni equidad, ni ética. Modelos en que no se consideró la población recluida en asilos, por ejemplo. Modelos que ignoraron los acontecimientos y personas de los “supercontagios”. Modelos en que no se tuvo en cuenta que los contagios son veinte veces más frecuentes en interiores que en exteriores. Modelos deslumbrantes que dieron “fundamento científico” a las decisiones políticas.
Los confinamientos pueden incluso haber agravado los contagios y muertes, al recluir en el mismo domicilio a sanos y enfermos. De hecho, en Wuhan, China, lo clave fue lograr que el aislamiento y cuarentena no se hiciera en el propio domicilio pues así se evitaron contagios intrafamiliares.
En el futuro hay que lograr programas a largo plazo, y profesionalizados, de agentes comunitarios que se integren en la atención primaria, en barrios ricos y pobres, que conozcan a la comunidad y que puedan ayudar el rápido diagnóstico y a lograr el aislamiento y confinamiento en condiciones dignas, a ser posible fuera del domicilio propio.
PED.- De nuevo me suena a sueño infantil, lo siento.
RJG.- Por supuesto, nos han hecho creer que lo de España es lo mejor, y que los malísimos resultados en sufrimiento, muertes y economía se deben a que “el virus se ha ensañado con nosotros”.
Esa creencia es falsa. España es ejemplo en el mundo de una pésima gestión de la pandemia covid19, de falta de transparencia y de ausencia de rendimiento de cuentas. En España gran parte de la mortalidad se dio en los asilos, dejados “de la mano de dios” como puro negocio, y en los hospitales donde la covid fue una infección nosocomial, con profesionales sanitarios sin los medios de protección adecuados.
En Japón se han logrado excelentes resultados siendo el país más envejecido del mundo. Allí han muerto 69 personas covid19 por cada millón de habitantes, y en España, 1.556 (22 veces más).
En Japón no ha habido confinamiento, sólo normas simples tipo evitar aglomeraciones, hacinamientos y espacios cerrados mal ventilados. También una política de salud pública de localizar a grandes contagiadores a partir de enfermos graves en los hospitales, con el aislamiento digno y la cuarentena apropiada de los contactos.
PED.- Pero en Japón se utiliza la mascarilla desde siempre ¿no?
RJG.- La mascarilla en el exterior es inútil, un puro adorno que se emplea para extender y mantener el miedo.
La mascarilla en el exterior es una mascarada, con todo lo que implica simbólicamente en antropología y sociología.
Recuerde usted las imágenes de las protestas en Estados Unidos contra la violencia de la policía, o las de Argentina con el entierro de Maradona, y sepa que en esos casos no aumentaron los contagios. De hecho disminuyeron pues quienes no fueron a esos actos en el exterior se mantuvieron en sus casas evitando los lugares hacinados cerrados, como centros comerciales.
Sabemos desde siempre que para los virus respiratorios sólo sirven en interiores las mascarillas “profesionales”, N95. De hecho, las mascarillas de tela, caseras, pueden ser contraproducentes.
También sabemos que lo que sirve es lavarse las manos, para el nuevo coronavirus y para todos los demás virus respiratorios. No hay mejor vacuna que lavarse las manos.
PED.- Y de las vacunas ¿qué?
RJG.- Las vacunas contra la covid19 parecen prometedoras, y hay una gran variedad de las mismas, así que es posible que se logre alguna que sirva, evite contagios y el enfermar y la muerte. Es decir, que proteja a individuos y poblaciones.
Estas vacunas con las vacunas biológicas. Lamentablemente, los políticos están logrando hacer creer que son “la solución”, cuando ni siquiera sabemos por cuánto tiempo durará su inmunidad ni si habrá que revacunar a toda la Humanidad anualmente.
Por eso desarrollan un “pasaporte inmunitario” contra la ciencia, la equidad, la ética y la ley. Logran confundir a la población y hacen olvidar que el verdadero remedio a largo plazo contra las pandemias (covid19 y otras) son las vacunas sociales, como eliminar la pobreza extrema, sumar la participación popular a decisiones políticas y de expertos, disminuir el fracaso escolar, incrementar el estado de bienestar, etc.
PED.- Para terminar, ¿usted no se ha equivocado respecto a la pandemia covid19?
Lamentablemente, los políticos están logrando hacer creer que las vacunas son “la solución”, cuando ni siquiera sabemos por cuánto tiempo durará su inmunidad ni si habrá que revacunar a toda la Humanidad anualmente
RJG.- ¡Más de una vez, y quizá ahora mismo me estaré equivocando!
Por ejemplo, no me hice idea de la contagiosidad del nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, por lo que no imaginé en enero y febrero de 2020 el número de muertes en el mundo al cabo de un año. Pero corregí enseguida y en marzo ya estaba proponiendo medidas que mantengo hoy en día, con eficacia probada.
También me equivoqué con el modelo de “dejar hacer”, que en Suecia ha funcionado (1.305 muertes covid19 por millón de habitantes, menos que en España) y ha sido un fracaso en el Reino Unido (1.847 muertes covid19 por millón de habitantes, más que en España).
Luego corregí, pero en los primeros días también ignoré el ejemplo de Taiwán, que hasta ahora ha tenido 0,4 muertes por millón de habitantes, sin confinamientos, con las escuelas y centros docentes abiertos, a base del inteligente aislamiento y cuarentena de casos y contactos. Allí con medios tecnológicos y riqueza y en Kerala (India) lo mismo en la pobreza, con 127 muertos covid19 por millón de habitantes.
Hay que decir, que el ejemplo de Taiwán, desde finales de diciembre de 2019, fue ignorado y no difundido por la Organización Mundial de la Salud, en manos de China. China considera que Taiwán es una “provincia” y por ello no pertenece a la Organización Mundial de la Salud, ni tiene casi voz internacional, lo que en este caso ha sido funesto.
En fin. Hay que desconfiar de quien diga que no se ha equivocado y que tiene la solución para lo que se viene.
PED.- ¿Usted está a favor de China o de Taiwán?
RJG.- Estoy a favor de “una única China democrática” en que convivan la China continental (la ChinaChina) y la insular (Taiwán) y en que el partido comunista triunfe en las urnas, como sucede en Kerala (India).
PED.- Muchas gracias. Le mandaré la transcripción y le tendré al tanto de su emisión.
RJG.- Gracias a usted por sus inteligentes preguntas. Siga en este camino de ayudar a entender el mundo sanitario.
«Hoy empieza todo» es, como se sabe, una de las películas (1999) más conocidas y celebradas de Bertrand Tavernier (1941-2021), el lúcido director francés recientemente fallecido. De esas que impactan. Vaya este artículo en homenaje a este film valiente y a su creador. No puedo dejar de relacionarlo con otro muy anterior que me impresionó vivamente de joven, representativo de una época y un movimiento cultural, la nouvelle vague, nacida en Francia a finales de los 50: «Los cuatrocientos golpes» (François Truffaut, 1959). Lo digo porque, como éste, aquélla tiene las características de las películas de dicho estilo cinematográfico, aunque cuatro decenios después. Ya que representa la vida con sus realidades más verdaderas, a menudo muy crudas, como una de las formas más inteligentes de la libertad de expresión, que, sobre todo, pretende hacer pensar al espectador. El cine no es sólo fantasía, aventuras, dramas y evasión, sino reflejo, reflexión e interpretación de la vida, ya sea la del pasado, la del presente o la del futuro.
Para alquilar a una familia con niños pequeños, mileurista, en los que padre y madre saltan de la explotación al paro y del paro a la explotación.
Hay cosas que parece que no cambian. Ni con la nueva, ni con la vieja normalidad. Parecen males endémicos, problemas irresolubles, fatalidades imposibles de transformar, cuando lo que pasa es que no hay voluntad para cambiarlas. Las condiciones laborales de miles de hombres y mujeres que están trabajando en hogares en limpieza y cuidados, son un ejemplo de esto.
Sentirse vivo para saber que uno está aquí. En un mundo donde no importa para ningún ser definido, a priori, pero que se hace necesario p...