jueves, 29 de junio de 2023
"El confinamiento en la pandemia. España. Problemas éticos (y científicos)" Coloquio en vídeo
https://covid19evidencias.com/doku.php?id=material_audiovisual#confinamiento
Para recordar lo que fue en España, dos vídeos (tres minutos en total) al final de dos textos:
https://covid19siap.wordpress.com/el-confinamiento-de-los-ninos/
https://covid19siap.wordpress.com/gestion-de-la-muerte/
Por escrito, lo clave de Lorenzo Gallego, de ética en:
https://www.nogracias.org/2023/06/08/la-contraciudad-por-lorenzo-gallego-borghini/
Lo mío, de ciencia, por escrito en: https://www.espaciosanitario.com/opinion/el-mirador/confinamiento-por-pandemia-covid19-ilegal-innecesario-sin-ciencia-ni-etica-con-efectos-daninos-corto-largo-plazo-cura-peor-enfermedad_2006064_102.html
Juan Gérvas
viernes, 23 de junio de 2023
La autonomía del paciente en la práctica clínica. Seis cuestiones de fondo
Algunas cuestiones de fondo:
1.- Los derechos de los pacientes son obligaciones para los profesionales. Los pacientes son sujetos de derecho que están sometidos al orden jurídico, con sus obligaciones y derechos. Más que “conceder”, el respeto y la promoción de la autonomía del paciente “cumple” con las obligaciones que se derivan de dicha autonomía en el día a día de la atención clínica. Ello implica múltiples valores clínicos, desde reconocer la dignidad que tiene toda persona por serlo a legitimar la discrepancia sin menoscabo de la confianza, desde el derecho a saber (contra el “pacto de silencio”) al derecho a no querer saber. Se refleja en una atención en que brilla benevolencia, comprensión, delicadeza, dulzura, humanidad, sensibilidad, ternura y tolerancia. En los despachos de los centros de salud y urgencias, en las habitaciones de los hospitales y en los domicilios de los pacientes habría que entrar “pidiendo permiso”, “descalzos” en el sentido de que se entra en un espacio sagrado en el que se expone el cuerpo y el alma de quien sufre, que espera un trato exquisito, compasivo y piadoso de quien le atiende. Dicho respeto puede expresarse con ritos y símbolos, como la cortesía en la recepción de pie en la puerta de la consulta, el pedir permiso en caso de presencia de residente-estudiante, el mirar a los ojos, un ambiente de respeto o unas flores naturales en un jarrón sobre la mesa. Se trata de recorrer acompañando en la toma de decisiones, adaptando las propuestas a cada caso y situación, con respeto también a los cambios e indecisiones pues no es fácil convivir con la enfermedad y el sufrimiento.
2.- Sin autonomía del profesional no es posible la autonomía del paciente. Por ejemplo, es común la formación profesional sesgada sobre vacunas de forma que resulta difícil el debate sereno acerca del uso apropiado de estos medicamentos y muy fácil el descalificar y rechazar a los pacientes que tienen dudas al respecto. Lo mismo sucede, en otro ejemplo, con el conocimiento necesario para transmitir información en la toma de decisiones teniendo en cuenta el riesgo absoluto y relativo y la reducción del riesgo;si hay profesionales sanitarios que son casi analfabetos estadísticos sus pacientes quedarán huérfanos en su autonomía ante pruebas preventivas, diagnósticas y terapéuticas de incierto balance daños/beneficios[3]. Con sólida formación y buenas relaciones con otros profesionales, es más fácil tener coraje para discrepar en caso necesario de los superiores y sus expertos, y de sus normas, guías y protocolos, lo que es la garantía de información adecuada al paciente, ya que solo así podrá ejercer el consentimiento de forma libre, sobre todo en las decisiones de casos de especial complejidad e incertidumbre. Es clave ese coraje, también, para saber decir “no sé”, “no tengo idea”, “la ciencia no tiene respuesta”, lo que llamamos “ética de la ignorancia”[4]. La negación de la ignorancia y la intolerancia a la incertidumbre, por parte del profesional, impiden que el paciente pueda tomar decisiones informadas y prudentes, con la consiguiente pérdida de autonomía y el posible daño (iatrogenia)[5] generado por una Medicina Defensiva que es más bien “ofensiva”, ya que ofende al ejercer un poder científico y social en provecho propio. En el mismo sentido de humildad conviene reconocer que los profesionales “se gastan” en el ejercicio clínico y que se requieren tiempos y actividades de “recarga”, más imprescindibles, si cabe, en trabajos como guardias de 24 horas o cuando se han atendido consultas de alta carga emocional (por ejemplo, paciente que llora, o petición/valoración de eutanasia), o si hay sobrecarga en la actividad diaria. Por ese “gastarse” es imprescindible el autoconocimiento del propio profesional, de las propias emociones y del propio cuerpo (“médico, cúrate a ti mismo”).
3.- La autonomía del paciente concreto requiere una aproximación que tenga en cuenta las violencias estructurales sociales. Aunque no lo parezca, todo encuentro paciente-profesional es un encuentro público, en el sentido de representación que se ajusta a parámetros mediados por la cultura, los hábitos, el momento, la organización sanitaria, la situación, los sesgos ideológicos y la sociedad. Además, cada encuentro es parte de una cadena histórica de cuidados sanitarios, con sus costumbres, improntas y normas, que vienen del pasado y se proyectan en el futuro. En mucho es la rutina que, por ejemplo, lleva a aceptar como “normal” que la cita con el especialista focal en el hospital conlleve largos traslados y tiempos de espera que tienden a infinito si se comparan con la duración del propio encuentro. También parece normal en España un papel excesivo de la familia, que a veces pretende imponer su voluntad, por ejemplo con el citado “pacto de silencio” o determinando el momento de la sedación terminal. Entre las violencias estructurales, las consecuentes al mercado, a la economía capitalista que genera e incrementa la desigualdad social y al tiempo convierte en “consumidores de salud” a los sanos. También las provocadas por las situaciones de pérdida de libertad, por ejemplo condena en la cárcel donde la pena se confunde muchas veces con la pérdida de todo derecho, entre ellos el de la autonomía como paciente y el de la intimidad como persona; o el ingreso en una residencia (de ancianos o para discapacitados) que también disminuye la libertad pero no debería limitar la autonomía por más que la pasada pandemia covid19 haya demostrado que en muchos casos se abusó en todos los sentidos. Falta un impulso legislativo y social que ponga en valor los cuidados “informales”, ejercidos fundamentalmente por mujeres, que permitan la vida autónoma en el propio domicilio y en otros entornos no institucionalizados. Las barreras estructurales entre el sistema sanitario, sociosanitario, judicial y policial agrandan la desigualdad, la inequidad y la injusticia social y disminuyen la autonomía personal y familiar. No basa con tener un sistema hiper-garantista pues para ponerlo en práctica se precisa un decidido apoyo constante polìtico y social que haga realidad una sociedad democrática. Por último, la violencia de un sistema sanitario que está muchas veces organizado pensando más en los profesionales que en los pacientes (en el Mayo francés de 1968 el lema de los sociólogos críticos fue “los pacientes son el combustible del sistema sanitario”), y como ejemplo el acceso a la historia clínica electrónica, cada vez por más profesionales y por más cuestiones, o las formas de pago que implican “convencer” al paciente (por ejemplo incentivos por objetivos en vacunaciòn contra la gripe), o los programas que, con sus citas y controles, convierten casi en una profesión el ser paciente crónico.
4.- La autonomía del paciente no existe si no hay tiempo para el paciente pues el tiempo es clave para la toma de decisiones informadas[6]. Es tiempo no tanto en cantidad como en calidad ya que es tiempo para la escucha activa, la deliberación y el diálogo. “La escucha es la principal habilidad profesional y es una tarea activa. Hace falta escuchar lo que se dice y lo que no se dice, “escuchar” el lenguaje no verbal y respetar los silencios. Escuchar también atentamente, con toda nuestra presencia, que incluye el contacto visual y la actitud corporal; escuchar con interés genuino y con empatía, sin hacer otras tareas a la vez. La percepción de ser escuchado depende más de la calidad de la escucha que de la duración de la misma, y tiene efecto terapéutico”[7]. La autonomía es imposible sin información comprensible, sin un proceso deliberativo basado en el diálogo y la escucha respetuosa. Es más, conviene recordar que quien tiene un problema tiene, muchas veces, su solución (si se le escucha). Y en todo caso, “si te escucho, te entiendo, y si te entiendo, no te censuro y te respeto” y, aunque muchas veces hablamos “idiomas” distintos, podemos llegar a construir y compartir “paisajes”[8]. Estos paisajes son interpretaciones comunes entre pacientes, familias y comunidades y profesionales para comprenderse mutuamente y generar una imagen compartida que ayude a hacer “vivibles” las adversidades, las enfermedades-accidentes y el enfrentarse a la muerte. Dichos “paisajes” son imaginarios, en la mente de profesionales y pacientes, familiares y comunidades y en mucho se reflejan en el registro en la historia clínica, que debería contar con la aprobación del paciente, al menos en el sentido de conformidad con el relato registrado. En su construcción es clave el conocer a fondo la comunidad, como bien comprenden, por ejemplo, muchos agentes comunitarios. Conocer las condiciones materiales y comunitarias en que se desenvuelven los pacientes ayuda a comprenderlos, a respetar su autonomía y a no responder con medicamentos a problemas sociales, de ahí la importancia de “empotrarse” en las comunidades que se atienden.
5.- La autonomía es una autonomía solidaria. Es decir, que, de acuerdo con los desarrollos éticos actuales globales, no se trata de “la soberanía del consumidor” al estilo anglosajón, de un libre albedrío para actuar en la búsqueda del beneficio egoísta, sino de un ejercicio deliberativo que potencie las condiciones de vida personales y sociales mediante la solidaridad y corresponsabilidad con los “otros” hacia la construcción de una sociedad más cohesionada, equitativa y democrática[9]. El paciente es al tiempo el paciente presente y “los otros”. En ese sentido, cabe ejercer una “ética de la negativa” por parte de los profesionales[10], por ejemplo ante un paciente que pide antibióticos para una infección respiratoria alta probablemente vírica, tipo catarro. Trabajar con la ética de la negativa supone decir “no” de forma apropiada y justificada, con suavidad y cortesía, ante las solicitudes excesivas de pacientes y familiares, compañeros y superiores. Conviene saber decir “no”, sin acritud, y con la tolerancia apropiada al acto clínico, a la necesaria amabilidad imprescindible para mantener la buena relación profesional-paciente. Decir no, incluye la capacidad para acompañar sin necesidad de recetar, aconsejar o "hacer" nada, una manera de ser y estar junto a la persona que acude a la consulta. Es importante distinguir entre “autonomía del paciente” (que se asocia a mejores resultados en salud[11]) y “satisfacción del paciente” (que se asocia a más hospitalizaciones, aumento de la medicación, incremento del gasto y mayor mortalidad[12]). Decir no, incluye la capacidad para acompañar sin necesidad de recetar, aconsejar o "hacer" nada, una manera de ser y estar junto a la persona que acude a la consulta. Es importante distinguir entre “autonomía del paciente” (que se socia a mejores resultados en salud 11 ) y “satisfacción del paciente” (que se asocia a más hospitalizaciones, aumento de la medicación, incremento del gasto y mayor mortalidad 12 ).
6.- Se precisa investigación y docencia continuada sobre la autonomía del paciente, especialmente en situaciones en que sabemos que hay problemas. Por ejemplo, acerca de la legibilidad de “consentimientos informados” en caso de técnicas de riesgo, o de su ausencia en intervenciones consideradas erróneamente “de rutina” como la vacunación. También en el caso de la ancianidad pues se tiende a negar la toma de decisiones autónomas como si los años supusieran una degradación cognitiva per se. Lo mismo en la infancia y adolescencia, que se suelen ver como inmadurez en todos los casos cuando son personas que pueden participar apropiadamente con su propia progresiva autonomía. Se precisa investigación y docencia, también, para delimitar el impacto de la clase social en la autonomía del paciente ya que es de esperar una mayor dificultad para construir los “paisajes” antes aludidos cuando chocan las culturas de profesionales y pacientes (con sus propias actitudes, creencias, historias, lenguajes, prácticas, rituales y valores). Es también necesaria la investigación y docencia sobre la participación de pacientes en investigación, por ejemplo en los ensayos clínicos, ya que conocemos poco acerca del proceso de aceptación y de la mejor forma de superar un consentimiento que muchas veces es más firmado que informado. Por último, investigación y docencia sobre la autonomía al final de la vida, sobre el proceso de atención y sobre la cuestión vivencial, la atención clínica desde las emociones, los mejores cursos de acción ante la sedación terminal y la eutanasia, etc.
lunes, 19 de junio de 2023
jueves, 15 de junio de 2023
domingo, 11 de junio de 2023
ATENCIÓN PRIMARIA - REFORMA A LA RENACENTISTA. Juan Gérvas-Mercedes Pérez Fernández
Se habla mucho de “atención primaria”. Se vive. Se padece. ¿Camina hacia la desaparición? ¿Es la cenicienta? ¿Acabará como la Cenicienta casándose con el Príncipe? ¿Quién será este? ¿Acaso la solidaridad o el bien común?
Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández quizá conozcan como nadie la sanidad española desde su amplio estudio de muchas otras sanidades. Mercedes y Juan han sido parteras de una auténtica red de solidaridad en el importante y parcial mundo de la sanidad.
Como en los partos el auténtico protagonista es la criatura que nace, esa propuesta concreta envuelta en una red que podemos llamar «Sanidad sin Humos”. Se trata de movimientos realmente internacionales, de profesionales de la sanidad que dicen «No, gracias» a las múltiples formas de corrupción que ofrece la industria farmacéutica entre otras instituciones. Los SIAP (Seminarios de Innovación en Atención Primaria), que ya se acercan al medio centenar de ediciones, son una más de estas realidades de aprendizaje colectivo promovida desde su inicio en 2005 por Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández. Son un espacio donde la ética y la ciencia se unen.
Hoy podemos acceder a la mejor información porque lectores y colaboradores de las grandes revistas nos pueden acercar los conocimientos a través de webs de fácil acceso. De esta manera podemos saber lo que publican The Lancet, British Medical Journal, Prescrire, Nature, New England Journal of Medicine,JAMA, NICE, etc. Es muy meritoria la labor informativa plural de magníficas webs. Nos disculpamos de antemano por los olvidos pero no dejamos de recomendar algunas como nogracias.org, equipocesca.org, saludineroap.blogspot.com, gerentedemediado.blogspot.com, nacerlactaramar.com, rafabravo.blogspot.com, juanirigoyen.esetc Nos alegra que Ediciones Mercurio y la plataforma Belén María se quieran unir a este red de amor, verdad y solidaridad.
Todos estos colaboradores y muchos otros hacen posibles las aportaciones de estas páginas que nos alegra presentar. ¿Tienen Mercedes y Juan razón en todo? ¡Ni falta que les hace! Eso sería imposible. Las páginas que esperan sedientas tu propia sed tienen vocación de diálogo. El diálogo y la vida fueron sus nutrientes y el diálogo y la vida son su esperanza. Nuestra sed alimentará el bien común de toda realidad. También de la Atención Primaria. Dejemos la piscina y vayamos a nadar en alta mar.
Cristina Casanova, Manuela Contreras, Pablo Muñoz y Eugenio Rodríguez
Edición sin ánimo de lucro
Encargos en grupo (mínimo 10 ejemplares, a 6 euros cada): belenmarialaspalmas@gmail.com
En todas las librerías a través de la Distribuidora Maidhisa. Lo habitual es que sea suficiente referirse en la librería a que está publicado por Editorial Mercurio, pero no sobra saber la distribuidora.
Mercedes Pérez-Fernández
Licenciada en Medicina por la Universidad de Valladolid (España) y especialista en Medicina Interna, dejó la comodidad del hospital por la posibilidad de ser al tiempo madre y médico de cabecera de 2.000 pacientes. Con cinco hombres en casa se hizo feminista de armas tomar.
Sus pacientes salían con frecuencia en las noticias, en la sección de sucesos, pues dedicó casi tres décadas (70, 80 y 90 del siglo XX)) al bronco San Blas, del Madrid del tiempo de antes, durante y después de “la Movida”, cuando la heroína mataba tanto como el SIDA.
Tras un tiempo en un asilo (como médico) ocupó plaza de médico de pueblo ya sin hijos en casa, en la primera década del siglo XXI, en la Sierra Norte de Madrid (centro de salud de Buitrago de Lozoya, médico de Braojos, Gandullas, Gascones, La Serna y Piñuérca)
Entre las experiencias vitales, el viaje de tres meses de 2011 recorriendo la piel y las venas abiertas de Brasil (25.000 km, 32 ciudades, 19 estados, 70 centros de salud), zonas de bajo Índice de Desarrollo Humano, para evaluar la atención primaria con la Sociedad Brasileña de Medicina Familiar y Comunitaria.
De siempre le gustó la ética médica y le ha dedicado horas de teoría y práctica. También le gusta pintar al óleo y hacer iconos al estilo antiguo. Se le da muy bien el punto y lucen piezas hechas a mano su esposo (Juan Gérvas), cuatro hijos y ocho nietos (y algunos amigos). Todavía, a veces juega con Honorata, la muñeca que viste y calza como si fuera la hija que nunca tuvo, que le regaló su entonces novio y actual marido. Baila muy bien, es alegre y animosa, buena compañera de viajes y del viaje de la vida. Lee ficción, aprecia el buen vino, disfruta de las calas del Cabo de Gata (Almería, España) y del nadar en el mar Mediterráneo, y no le importa pasar el rato distraída “pensando en las musarañas”.
No aguanta ni la injusticia, ni la corrupción, ni a los abusones, ni a los estúpidos, ni a los chulos, ni las tonterías innecesarias.
En 2015 tuvo un grave infarto de miocardio del que está recuperada, más animada y más crítica con la medicina que nunca.
Ha publicado con Juan Gérvas tres libros: «Sano y salvo, y libre de intervenciones médicas innecesarias», «La expropiación de la salud» y «El encarnizamiento médico con las mujeres». Después, en 2021, una versión actualizada electrónica de “Sano y salvo”, y en Ediciones Fantasma una nueva versión en papel, en 2022, de “El proceso médico que expropia la salud”.
Entre todas sus publicaciones científicas elegiría para docencia de estudiantes y residentes: “El efecto cascada: implicaciones clínicas, epidemiológicas y éticas” y “Aventuras y desventuras de los navegantes solitarios en el Mar de la Incertidumbre”.
Juan Gérvas
Médico y hombre feliz (con camisa y sin ser del todo idiota). Casado con Mercedes Pérez-Fernández, cuatro hijos, ocho nietos. Hasta 2020, en que la pandemia covid19 interrumpió grandes y pequeñas rutinas, viajamos con ellos todos los veranos a lugares varipintos (en 2016 a Islandia, en 2017 a Castilla y León, en 2018 a Estocolmo, en 2019 a Rusia), sin sus padres. En 2022 reanudamos la rutina haciendo juntos parte del Camino de Santiago (de León a Ocebreiro, ya aceptando la participación de los padres.
Optimista nato, crítico duro, positivo en lo práctico diario. Empezó medicina en Valladolid (España) con 16 años, y acabó a los 22, con un hijo y esperando otro. Durante la carrera, alumno interno de Medicina Interna, y becario de IBM para el desarrollo de la historia clínica electrónica (en 1969 ya decían: “En diez años, la historia resolverá los problemas de coordinación”).
Primeros años profesionales dedicados a la docencia (anatomía)y a la tesis doctoral en Valladolid (facultad de medicina) y la investigación en laboratorio (neurología, modelos experimentales de enfermedad de Parkinson y de su tratamiento, sobre la catecol-orto-metil-transferasa) en Madrid (facultad de medicina de la Autónoma y hospital Ramón y Cajal).
Búsqueda de «vida» como médico de cabecera (médico general) en la atención primaria a la que ha dedicado el resto de su vida.
Escritor de lo que vive y siente, entusiasmado con lo que hace. Exigente con los demás pero más exigente consigo mismo.
Primeras casi tres décadas de trabajo como médico general en Madrid capital (en la intersección de la riqueza y la pobreza, de los “doctores en” y de los analfabetos, entre la glorieta de Cuatro Caminos y la calle Orense), la última década profesional de médico rural en la sierra de Madrid, atendiendo población del valle del río Lozoya, en el entorno del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (pueblos de Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón). Practicante de una medicina con límites, científica y humana (armónica).
Profesor siempre en la universidad española, en torno a la salud pública y a la atención primaria, a tiempo parcial, también en Estados Unidos (Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins, de 1991 a 2013), en la Escuela Nacional de Sanidad (Salud Internacional) y en la Universidad Autónoma de Madrid (todavía profesor honorario de Salud Pública).
Jubilado en 2010 de la clínica, activo en docencia y en la Red. En enero de 2022 tuvo neumonía grave por covid19, que superó tras ingreso en UCI y demás proceso habitual, y que le surtió de un cuaderno lleno de notas de campo sobre su atención, la vida y la profesión, que transformó en publicaciones varias.
Le gusta la poesía, y el cine en versión original, andar por el campo, nadar en el mar (desnudo), saltar al agua desde acantilados altos y conducir (hubiera sido camionero si no fuera médico). Se defiende en español e inglés, convive con el catalán, el francés, el italiano y el portugués y llegó a saber ruso.
Ha publicado con Mercedes Pérez-Fernández tres libros en Libros del Lince (Barcelona): «Sano y salvo, y libre de intervenciones médicas innecesarias», «La expropiación de la salud» y «El encarnizamiento médico con las mujeres». Coordinó el libro del Equipo CESCA sobre «Registros en atención primaria» y con Josep Casajuana el de «Renovación de la atención primaria desde la consulta». Después, en 2021, con Mercedes Pérez-Fernández, una versión actualizada electrónica de “Sano y salvo”, y en Ediciones Fantasma, en papel, una nueva versión en 2022 de “El proceso médico que expropia la salud”.
Entre sus publicaciones científicas para estudiantes y residentes destacaría “Is clinical prevention better than cure?” y “Clinical care and health disparities”.
sábado, 10 de junio de 2023
CIEN AÑOS DE LORENZO MILANI, EL MAESTRO DE BARBIANA
En el centenario del nacimiento de Lorenzo Milani (1923-1967), cura y maestro de Barbiana, recordamos a uno de los pedagogos más importantes e influyentes del siglo XX. Sin ser un teórico al uso de la educación, sin embargo su legado pedagógico lo convierte en un referente ineludible para muchas generaciones de docentes y educadores, así como de investigadores y estudiosos de su singular obra, que se refleja en sus escritos y en su compromiso total con los pobres, a los que devolvió su dignidad y la palabra.
Lorenzo Milani-Comparetti nació en Florencia el 27 de mayo de 1923 en el seno de una rica familia burguesa, laica y culta, cuyos padres fueron Albano Milani y Alicia Weiss. Fue el segundo hijo, precedido por su hermano Adriano y seguido por su hermana Elena. Su padre era químico, aunque no ejercía como tal, y un apasionado de la literatura que vivía de las rentas de sus múltiples propiedades. Por otro lado, su madre procedía también de una acomodada familia judía, culta y bohemia. Ambos se consideraban intelectuales, agnósticos y anticlericales, pertenecientes a la alta cultura florentina. Se casaron por lo civil en 1919 y no bautizaron a ninguno de sus hijos, pero más tarde, en los años 30, con el auge del nazismo y del fascismo, para evitar represalias por su ateísmo y el origen judío de la madre, el matrimonio se casa por lo civil y bautizan a sus hijos en el catolicismo. Milani se referiría posteriormente a este episodio como un bautismo de conveniencia, incluso, bromeando: «Fue un bautismo fascista» [Martí, Miquel, El maestro de Barbiana, Nova Terra, Tarragona, 1972, p. 13].
La adolescencia de Lorenzo Milani es un período complicado en su vida, de rebeldía, búsqueda y dudas. Aunque inteligente y despierto, no fue un gran estudiante, entre otras causas por su delicada salud, que le obligó a faltar al colegio en muchos períodos. Además, no le interesaba el sistema educativo vigente en el que primaban más las notas y el pasar de curso que el verdadero aprendizaje y la adquisición de conocimientos útiles. Lorenzo, desmotivado, deja de estudiar en el primer curso de Bachillerato, decisión ésta que no gustó a sus padres, quienes le obligan a no sólo a terminar el curso, sino a finalizar toda la etapa de bachiller. Lo que finalmente cumplió. Pero no accede a la Universidad, como esperaban sus padres, porque le empieza a interesar la pintura. Así que, por recomendación del profesor Giorgio Pasquali, eminente lingüista y amigo de la familia, entra en el estudio del ilustre pintor alemán Hans-Joachim Staude en Florencia, quien involuntariamente se convertirá en una figura decisiva no solo en el aspecto artístico, sino también en el espiritual, influyendo fuertemente en su conversión al cristianismo y en su futura elección del camino sacerdotal. Para Milani, las ideas de Staude acerca del arte y de buscar siempre lo esencial, eliminando los detalles, dentro de una unidad en la que cada parte depende de las otras, serán fundamentales para la formación de su pensamiento.
Además de sus preocupaciones acerca del arte, otros acontecimientos anecdóticos contribuyeron a su conversión religiosa, como cuentan algunos de sus biógrafos. Así, en junio de 1943, sumido en una fuerte crisis espiritual acompañó a un sacerdote amigo, don Bensi, al sepelio de un joven sacerdote fallecido. Impresionado, le dijo a éste: «Yo ocuparé su lugar»[O.c., El maestro de Barbiana, p. 17]. La fe le llegó como un flechazo. Otro suceso cotidiano le marcó profundamente. Ese mismo año, en plena guerra mundial, estando pintando en una calle de Florencia sacó un bocadillo. Una señora hambrienta que le vio le reprochó enfadada: «¡No se viene a comer pan blanco en las calles de los pobres!»[Espigares, Tiscar, Lorenzo Milani, CCS, Madrid, 1995, p. 16]. En ese momento, avergonzado y como una bofetada de realidad, Lorenzo Milani comprendió la diferencia abismal entre ricos y pobres, lo que precipitó su ingreso en el seminario poco después, en noviembre de 1943. Tenía veinte años. En la familia y entre sus amigos no se entendió esta decisión, que recibieron con disgusto. Es curioso, porque la conversión religiosa de Milani al catolicismo y su decisión de hacerse cura fueron casi simultáneas, como una “caída del caballo” que le hizo ver cuál era su destino, dejar su vida anterior, olvidar el arte y entregarse de lleno a la que sería su verdadera vocación, el sacerdocio.
Finalizada su etapa seminarista, Milani es ordenado sacerdote por el cardenal Elia Dalla Costa el 13 de julio de 1947 en la Catedral de Florencia, y su primer destino es uno de los lugares que conocía de su infancia, en Montespertoli (donde veraneaba la familia) como vicario auxiliar, en el que permanece poco tiempo, pues es enviado ese mismo año a la parroquia de San Donato de Calenzano, en la que permanecerá hasta finales de 1954. Allí comenzará su labor pedagógico-religiosa fundando la Escuela Popular para adultos que tanto amó y con el paso del tiempo empezará a escribir su libro capital Experiencias pastorales. [Milani, Lorenzo, Maestro y cura de Barbiana. Experiencias pastorales, Marsiega,Madrid,1975, 480 pp. Traducción castellana José Luis Corzo Toral].
Fue un cura muy implicado socialmente en su labor sacerdotal, un hombre de acción, así que resultó especialmente incómodo a la conservadora curia florentina, con la tuvo fuertes enfrentamientos por su visión radical de los problemas, es decir que iba a sus raíces, nada que ver con ser sectario. Sin embargo, la intransigencia e incomprensión de sus autoridades eclesiásticas acaba en la decisión de echarlo de San Donato, después de siete años de intensa labor pastoral. Lo mandan a un lugar donde nadie quería ir: la parroquia de San Andrés de Barbiana entre unas pocas casas diseminadas por el valle del Mugello, en Vicchio (Florencia). Allí, en unas condiciones inhóspitas, sin carretera, ni luz, ni agua corriente, ni teléfono, es donde, exiliado, pero libre, ejerció de cura y maestro hasta su prematura muerte en junio de 1967.
Su voz, sin embargo, no se apagó, como podría suponerse o esperaban quienes se lo quitaron de encima, sino que, más potente aún, resonó fuera de Barbiana y de Italia como agudo observador de la realidad, como ciudadano, cura y maestro, especialmente a través de su firme opción por los pobres, por su labor pedagógica que empieza a conocerse y por sus numerosos escritos y cartas, entre los que sobresalen su libro principal, Experiencias pastorales (1958) y Carta a una maestra (1967), éste último escrito con sus alumnos mediante el método de la escritura colectiva. Además, también tuvieron gran resonancia sus cartas y artículos sobre temas de la actualidad sociopolítica y educativa, destacando, Carta a los sacerdotes castrenses y Carta a los jueces, ambas de 1965, en defensa de la objeción de conciencia y contra las guerras. Todo un magistral documento de gran valor pedagógico que utiliza como autodefensa de su inocencia ante el tribunal que le juzga por “insultar a la patria”. El juicio se celebró el 30 de octubre de 1965, pero la precaria salud de don Lorenzo le impidió asistir al acto, del que salió primeramente absuelto. La sentencia, sin embargo, fue recurrida por el ministerio fiscal, resultando finalmente condenado cuando ya había fallecido.
Los últimos años de vida de Milani estuvieron marcados por un progresivo deterioro de su salud, debido al linfoma que padecía desde 1963. Durante los últimos meses de su enfermedad mostró una gran fortaleza, soportando con extraordinaria paciencia sus terribles dolores y aprovechando esa circunstancia para enseñar a sus alumnos a afrontar con entereza la enfermedad y la muerte. Finalmente, fue trasladado a casa de su madre, en Florencia, debido a la gravedad de su estado, donde falleció el 26 de junio de 1967. Tenía sólo 44 años. Horas antes de morir mantuvo un diálogo conmovedor con Michele Gesualdi, uno de sus alumnos preferidos, en el que le confiesa, tal y como lo cuenta éste, desobedeciendo afortunadamente a su maestro: «En esta habitación hay un camello que pasa por el ojo de la aguja. No se lo cuentes a nadie». [Gesualdi Michele, Don Lorenzo Milani. El exilio de Barbiana ,PPC, Madrid, 2017, p. 213].
Trasladaron sus restos mortales a Barbiana, donde mucha gente le estaba esperando, siendo enterrado en el pequeño cementerio y vestido con su ropa habitual, la sotana y sus zapatos de montaña, como dejó ordenado. En el testamento para los chicos expresa emocionadamente lo que significaron para él, el agradecimiento y el sentimiento de deuda por todo lo que le enseñaron. Lo termina con esta frase rotunda: «Os he querido más a vosotros que a Dios, pero tengo esperanza en que Él no esté atento a estas sutilezas y haya escrito todo a su cuenta. [Corzo Toral, José Luis, Lorenzo Milani, maestro cristiano. Análisis espiritual y significación pedagógica, Universidad Pontificia, Salamanca, 1981, p. 115].
La Escuela Popular de San Donato de Calenzano (1947-1954)
En octubre de 1947, un Lorenzo joven, ilusionado y con enormes ganas de empezar a ejercer su sacerdocio llega como coadjutor a la parroquia de San Donato, en Calenzano, al frente de la cual está el párroco, Don Pugi. Calenzano es un pueblo de campesinos y obreros textiles, que lo recibe calurosamente. En seguida quiere conocer el lugar y cómo vive la gente. Así que pronto pudo constatar la profunda ignorancia de la población que la convierte en pasiva, conformista y manipulable, lo que le lleva a la necesidad de crear una escuela de adultos en las mismas dependencias parroquiales, para combatir esas enormes carencias culturales. El problema de fondo era que sus feligreses no poseían suficientemente la lengua, por lo que a pesar de las catequesis, las lecturas de la epístola y explicaciones en las homilías, las celebraciones litúrgicas, etc., todo eso servía de muy poco, apenas dejaba huella en sus mentes y al no entender los textos bíblicos ni ritos religiosos, se limitaban a repetir mecánicamente gestos y oraciones incomprensibles para ellos. Por tanto, concluía Milani, se trataba de un hecho exclusivamente cultural, no de falta de fe. Así que había que empezar por enseñarles lengua, con el fin de devolverles su palabra y su dignidad. Nace entonces la Escuela Popular, no sólo como fin en sí misma, sino como medio o instrumento para su misión evangelizadora.
Se trata de una escuela que intenta remediar el atraso y las carencias que tenían, compensando así sus desigualdades de origen. Pero también, como no podía ser de otra manera, una escuela de conocimientos, estudio, investigación, aconfesional y humanista. Es decir, allí se aprendía de todo: lengua, matemáticas, historia, política, filosofía, ciencias naturales, trabajos manuales, religión (no catequesis católica), y por encima de todo, a pensar y a expresarse; a tener opiniones propias, bien fundamentadas, a debatir y argumentar con conocimiento de causa. El propio Milani pasado un tiempo estaba encantado, y así, con gran entusiasmo se lo explica en una carta a un amigo:
En cuanto a su forma de dar escuela y cómo conseguía tenerla llena de chicos, pues sorprendía mucho a propios y extraños, lo explica así, con una lucidez que asombra y una argumentación incontestable:
Con frecuencia me preguntan los amigos cómo hago para llevar la escuela y cómo hago para tenerla llena. Insisten para que escriba un método, que les precise los programas, las materias, la técnica didáctica. Equivocan la pregunta. No deberían preocuparse de cómo hay que hacer para dar escuela, sino sólo de cómo hay que ser para poder darla. Hay que ser... No se puede explicar en dos palabras cómo hay que ser, pero acabad de leer todo este libro y, tal vez, luego comprenderéis cómo hay que ser para hacer una escuela popular. Hay que tener las ideas claras respecto a los problemas sociales y políticos. No hay que ser interclasista, sino que es preciso tomar partido. Hay que arder del ansía de elevar al pobre a un nivel superior. No digo ya a un nivel igual que al de la actual clase dirigente. Sino superior: más hombre, más espiritual, más cristiano, más todo.[ O.c. Milani, Lorenzo, Maestro y cura de Barbiana. Experiencias pastorales, p. 223].
La Escuela de Barbiana (1954-1967)
Pero, como ya se ha dicho, el destino le tenía reservado otra sorpresa. En diciembre de 1954, aprovechando el fallecimiento repentino de don Pugi, el párroco de San Donato, la curia florentina encuentra un motivo y la ocasión idónea para desprenderse del molesto coadjutor don Lorenzo, y es enviado como párroco a Barbiana, una aldea perdida, casi inaccesible, en la montaña florentina, a donde, sin protestar, llegó en condiciones penosas y, al día siguiente, como una premonición de quien ha encontrado sus sitio definitivo, adquiere una tumba en el pequeño cementerio de Barbiana. Al contrario que en Calenzano, nadie le recibe y la casa del priore no tiene ni luz ni agua corriente.Había llegado a un lugar escondido como para enterrar en vida a cualquiera, pero al que entregó apasionadamente sus mejores años. Es consciente de que no se trata de un cambio normal de destino, sino de un auténtico destierro. Lo cual no hizo sino reafirmar su vocación pastoral junto a los últimos de la sociedad, los olvidados, los más humildes y pobres, los sin voz.
En Barbiana había que volver a empezar, así que Lorenzo crea una nueva Escuela Popular también en los locales de la iglesia, más pobre aún que la de San Donato de Calenzano. Se trata de una escuela distinta, como una familia. Poco a poco el viejo local parroquial va pareciéndose a una escuela de verdad, aunque no se parece a ninguna otra. Se construyeron unas grandes mesas que servían para dar clase, estudiar, discutir, comer y para todo lo que se terciase. Se fue llenando de libros, cuadernos, diccionarios, instrumentos de medida y cálculo, mapas, discos, proyectores, etc. Lorenzo Milani se las arreglaba para conseguir lo mejor a sus muchachos. Les enseñaba de todo y organizaba clases prácticas sobre temas diversos según la ocasión, al aire libre, en el campo, o bien organizando salidas, visitas, excursiones, etc. Los chicos le apreciaban y respetaban mucho por su total e incondicional entrega, a pesar de ser muy exigente, incluso duro, con ellos, porque quería que fueran los mejores, los más aptos, seguros de sí mismos, sin complejos, para desenvolverse sin dificultades en la sociedad y no consintieran ser considerados ciudadanos de segunda categoría. En la escuela colocaron un cartel en una puerta con el lema que resume el sentido de la pedagogía que se practicaba, la del bien común, la del interés solidario: “I care” (“Me importa”), justo lo contrario del pensamiento burgués y egoísta, que pasa de todo, y sólo busca el provecho individual. Así surgió la Escuela de Barbiana, conocida ya en todo el mundo. Donde la urgencia por aprovechar bien el tiempo exigía una dedicación plena, sin distracciones; sin vacaciones, ni puentes, ni fiestas, sino una escuela de 365 días al año con un horario más amplio e intenso que el de la escuela estatal. Una escuela abierta y acogedora, que funcionaba a pleno tiempo, no suspendía a nadie y proponía un fin mucho más alto que cualquier otra de Italia: el de ser soberano, libre y responsable; competente y solidario, al servicio de los demás y de una sociedad más justa.
Pero una escuela como esa, abierta y atenta a lo que pasaba en el mundo, no podía ignorar lo que contaban los periódicos. Una noticia los pone en movimiento. No podían callar. Así el 12 de febrero de 1965 aparece en el diario florentino “La Nazione” un comunicado de los capellanes castrenses de la Toscana en el que critican la objeción de conciencia, considerándola un “insulto a la Patria y una expresión de vileza”. Don Milani y sus alumnos de la escuela leyeron juntos el documento y se indignaron, así que decidieron escribir una respuesta. Durante semanas discutieron y reflexionaron sobre la cuestión, así como de la noción de patria, las causas reales de las guerras y sus principales víctimas, de las leyes constitucionales y derechos humanos que no se cumplen, de la falsa división entre italianos y extranjeros, cuando la verdadera e injusta discriminación se da entre oprimidos y opresores. La respuesta se envió a varios medios, pero sólo el diario “Rinascita” se atrevió a publicarla. En seguida un grupo de excombatientes denunció a Lorenzo Milani como firmante y al director del periódico por su publicación, acusándolos de “apología del delito”, lo que dio lugar a su procesamiento y, en consecuencia, a la famosa Carta a los jueces, en la que don Milani defiende su inocencia. Un modélico texto pacifista sobre la defensa de la objeción de conciencia, la no-violencia y el papel de los maestros. Termina así: «Pero no puede convertirse en una razón para no llevar a cabo nuestro deber de maestros hasta las últimas consecuencias. Caso de no poder salvar a la humanidad, al menos salvaremos nuestras almas». [Cartas de Lorenzo Milani, Dar la palabra a los pobres, Acción Cultural Cristiana, Madrid, 1995, p. 110. Introducción, traducción y notas de José Luis Corzo].
Las claves de Carta a una Maestra
Como se sabe, el libro es un manifiesto de los chicos suspensos y de sus padres, que se sublevan contra la injusta selección escolar que los expulsa del sistema educativo, cuestionando la injusticia de una enseñanza clasista y selectiva. Y la definen certeramente: «Un hospital que cura a los sanos y rechaza a los enfermos»10 (p.27).[ Alumnos de la Escuela de Barbiana, Carta a una maestra, Hogar del Libro, Barcelona, 1982. 6ª edición (Traducción colectiva del la Casa-Escuela Santiago Uno, dirigida por J.L. Corzo Toral)].
Pedagogía y didácticas milanianas
Lorenzo Milani aplica sin más lo que podríamos llamar “pedagogía del sentido común”; la misma, por otro lado, de los grandes pedagogos. Empezando por el análisis de la realidad más cercana e inmediata. En la que el valor del tiempo, su buen aprovechamiento, adquiere una importancia vital, evitando o defendiéndose de todo aquello que distrae o aliena, como las diversiones que embrutecen, las modas que esclavizan, el fanatismo de ciertas ideologías o creencias, la manipulación informativa, la demagogia de los políticos, etc. Para lo cual, como ya se ha dicho, lo importante es conocer y dominar la lengua propia, con la que entender y hacerse entender. En este sentido, en Barbiana se utilizaba mucho la dialéctica socrática, que a base de preguntas, de profundizar e indagar sobre cualquier cuestión, trataba de sacar la verdad de las cosas, profundizando en su esencia, en su meollo, y no quedarse nunca en la superficialidad.
Una metodología que encontraba su momento culmen en la técnica del “dejarse preguntar”, que empleaban cuando invitaban a expertos o especialistas en algo de lo que pudieran aprender. Se perseguía con ello un doble objetivo: instructivo, o sea, más información y conocimientos sobre una persona o cuestión determinada, desarrollando de paso la dialéctica, la expresión oral y uso del lenguaje con propiedad, precisión y sin timidez, y educativo, es decir, provocar y descubrir nuevas relaciones con personas, hechos y realidades de la vida.
Lo contrario de la pedagogía de los "saberes sabidos" y enlatados, de las respuestas cerradas, definitivas, preelaboradas, que se dan sin buscarlas. Pero si hay una técnica superior, que engloba las demás empleadas en Barbiana es sin duda la escritura colectiva. [Corzo Toral, José Luis, La escritura colectiva, Teoría y práctica de la Escuela de Barbiana, Anaya, Madrid, 1983]. Con ella se produce el maravilloso descubrimiento del “nosotros” frente al mito burgués del genio individual. Se trata de aprender y buscar juntos la verdad. Justo lo contrario de la competitiva y arribista escuela oficial; la de los codazos y el aprovechamiento individual, la del “sálvese quien pueda”, reproductora de los males sociales.
Con todo, Milani nos advierte del peligro de las imitaciones, porque la vida es cambio y cada época, lugar y circunstancias requieren nuevos enfoques, medios, estrategias y soluciones. Por eso solía repetir a sus chicos y amigos que
‘La mayor infidelidad a un muerto es serle fiel’. Sabía lo que decía y tenía razón. Si el muerto al que queremos ser fieles estuviera vivo, seguiría siendo innovador y añadiendo razones para nuestra admiración y seguimiento. Si le cristalizáramos con un recuerdo fijo en alguno de sus momentos vitales ya pasados, le traicionaríamos». Conmemorar a un muerto, puede ser precisamente fijarle en el pasado, por muy digno de veneración e imitación que nos parezca. [ José L. Corzo: “Lorenzo Milani, educador para la paz”, en Educar(NOS), nº 38/2007, p. 12].
Visita del Papa Francisco a Barbiana
Con motivo del 50 aniversario del fallecimiento de Lorenzo Milani, el Papa Francisco visitó Barbiana y rezó en el pequeño cementerio donde está enterado el 20 de junio de 2017. Reproducimos, por su interés, el final del discurso ante la multitud que se congregó ese día en la campa junto a la pequeña iglesia y la famosa escuela. Un homenaje tardío de rehabilitación de la memoria de quien entregó su vida a los últimos y fue fiel obediente a su Iglesia. Pero nunca es tarde:
Con mi presencia en Barbiana, con mi oración sobre la tumba de don Lorenzo Milani creo responder a cuanto esperaba su madre: “Me urge sobre todo que se conozca al sacerdote, que se sepa la verdad, que se rinda honor a la Iglesia también por lo que él fue en la Iglesia, y que la Iglesia le rinda honor a él... Esa Iglesia que tanto le hizo sufrir, pero que le dio el sacerdocio y la fuerza de esa fe que, para mí, continúa siendo el misterio más profundo de mi hijo... Si no se llega a comprender realmente al sacerdote que fue don Lorenzo, difícilmente se podrá entender de él también todo lo demás. Por ejemplo, su profundo equilibrio entre dureza y caridad” El sacerdote “transparente y duro como un diamante” continúa transmitiendo la luz de Dios sobre el camino de la Iglesia. ¡Tomad la llama y llevadla adelante! Gracias. ¡Muchas gracias de nuevo! Rezad por mí, no os olvidéis. ¡Que yo también tome ejemplo de este buen sacerdote! Gracias por vuestra presencia. Que el Señor os bendiga. Y vosotros sacerdotes, todos – ¡porque no hay jubilación en el sacerdocio! – todos, ¡adelante y con valor! Gracias. [Papa Francisco en “Palabras del Papa en Barbiana”. Revista Educar(NOS), nº 79/2017, p. 10. Asimismo recomendó leer las Obras completas de Milani y Carta a una maestra a los 50 años de su muerte (2017): Don Milani. Tutte le opere (Mondadori, Milano 2017) ]
En España existe el Movimiento de Renovación Pedagógica Educadores Milanianos (MEM-Grupo Milani), formado por educadores y profesores de todos los niveles de la enseñanza, tanto pública como privada, nacido en 1981 y legalizado un año después. Aunque sus orígenes datan de los primeros años 70, a partir de la divulgación y traducción al castellano y al catalán de las obras milanianas, biografías, tesis, estudios, artículos… sobre la figura y obra pedagógica de Lorenzo Milani, y la creación de centros educativos como la Casa-Escuela Santiago Uno (1971) y el Centro de F.P. “Lorenzo Milani” (1981), en Salamanca. Asimismo, edita, desde 1998, la revista trimestral Educar(NOS), que el año pasado celebró 25 años de vida con la edición especial de su nº 100.
Alfonso Díez Prieto.
Vicepresidente del MEM
miércoles, 7 de junio de 2023
«MILITANCIA» Y VIOLENCIA
Así se recoge en los principales diccionarios del español:
El Diccionario de la R.A.E. define militante en estas acepciones: 1. Que sirve en la guerra. 3. Figurar en un partido o en una colectividad. 4. Haber o concurrir en una cosa alguna razón o circunstancia particular que favorece o apoya cierta pretensión o determinado proyecto.
El Diccionario de Uso del Español de María Moliner dice: Se aplica al que milita. Y si buscamos «Militar» hallamos: 5. Figurar activamente en un partido o agrupación formada para la defensa de algo.
Como curiosidad, la Wikipedia define la militancia (o activismo) como: la dedicación intensa a alguna línea de acción en la vida pública, ya sea en el campo social, como en lo político, ecológico, religioso u otro.
Sin embargo, si se trata del ámbito de la noviolencia, de organizaciones y movimientos que tratan de vivir el amor y la lucha por la justicia en el campo político, pueden hallarse fuertes reparos debido a su origen militar: Como ya hemos dicho, en castellano militar viene de milis, militis, que se usaba en latín para designar a los soldados. ¿Lo habías pensado alguna vez? Y entonces, ¿crees que es una palabra adecuada para el asociacionismo noviolento?
BOSQUEJO ETIMOLÓGICO
El milit- castellano viene de milis, militis, «soldado» en latín; no hay duda; de ahí su sentido «militar» primario en español. De acuerdo. Pero podemos dar un paso más. Nos puede picar la curiosidad y preguntarnos: ¿Cuál es la etimología no ya de militar, sino de la misma palabra latina miles, militis?
Si buscamos en internet, nos encontramos primeramente con su correspondiente entrada en la Wikipedia, tanto en inglés (1) como en castellano (2). También un diccionario etimológico inglés online (3) y un profundo artículo de R. G. Kent de la Universidad John Hopkins (1910) (4):
1) https://en.wiktionary.org/wiki/miles
Etymology: Unknown. Possibly of Etruscan origin. The suffix seems similar to that of pedes, eques, veles, comes, but the origin of mīl- is opaque. A connection to mīlia (“thousands”), perhaps as "person going by the thousand(s)", is difficult to confidently motivate semantically. (cf. e Vaan, Michiel (2008), “mīles”, in Etymological Dictionary of Latin and the other Italic Languages).
2) https://es.wiktionary.org/wiki/miles
Etilomología: Incierta; se encuentra dentro de la esfera semántica de pedes ("peatón", "el que va a pie"), eques ("jinete", "el que va a caballo"), etc. (-es1 < *-it- < *h₁i-t- ("el que va")), pero la procedencia de la raíz mīl- es incierta.
Tienta conectarla a mīlia ([pl.] "miles"), pues *mīl-it- "el que va con mil".
Tal vez se trata de un préstamo del etrusco, como satelles ("guardaespaldas o escolta de un príncipe o déspota").
(Las dos primeras afirmaciones de esta entrada son un calco de la inglesa, pero la tercera es un añadido propio, basado en Ernout, Alfred y Antoine Meillet (1959-1960), Dictionnaire étymologique de la langue latine: histoire des mots).
3) https://www.etymonline.com/word/militia
militia (n.) 1580s, "system of military discipline," from Latin militia "military service, warfare," from miles "soldier" (see military (adj.)). The sense of "citizen army" (as distinct from professional soldiers) is first recorded 1690s, perhaps from a sense in French cognate milice. Historically, the Anglo-Saxon forces that resisted the Vikings were militias, raised by counties. In U.S. history, by 1777 as "the whole body of men declared by law amenable to military service, without enlistment, whether armed and drilled or not" [Century Dictionary]. In early 19c. they were under control of the states, enrolled and drilled according to military law but not as regular soldiers, and called out periodically for drill and exercise and in emergency for actual service.
(...) Perhaps ultimately from Etruscan, or else meaning "one who marches in a troop," and thus connected to Sanskrit melah "assembly," Greek homilos "assembled crowd, throng." De Vaan writes, "It is tempting to connect mīlia [pl.] 'thousand(s)', hence *mīli-it- 'who goes with/by the thousand' ...." Related: Militarily. Old English had militisc, from Latin.
[En francés moderno, castellano y latín medieval al menos desde el S. XI (cf. www.guichetdusavoir.org), mil- está fundamentalmente asociado a las armas y a la guerra.]
4) https://www.jstor.org/stable/282711
R. G. Kent, en su artículo The Etymology of Latin Mῑles (1910), disponible en este hipervínculo, afirma:
The root smeit- seems to appear in Latin in the verb mitto, where the meaning has developed from rub to strike, drive away, send away, or let go away. (...) Therefore, *smit-slo-s would become *milos, a noun of the o-declension, meaning a 'smiter' or a 'driver away;' either interpretation is appropriate for a warrior in his two capacities of offense and defense. (...)
In brief: *smit-slo-s, akin to mnitto and to NE. smith, and less closely to NE. smite, and denoting the 'striker' or 'defender', from the root meaning originally 'to anoint, to smear', became primitive Latin *milos; this, in imitation of pedes, peditis, and eqzues, equitis, and by popular etymology to millia iens 'miles-going,' became miles, militis.
ASÍ PUES, el origen etimológico de la raíz latina mil- es opaco. Se contemplan al menos cuatro posibles orígenes, sin que ninguno de ellos pueda ser afirmado con rotundidad (cf. 1). Puede estar vinculado al concepto de asociación (asamblea en sánscrito, multitud en griego o «millar» de personas) posiblemente en grupos de mil (cf. 1, 3 y profesora de latín del IES Ademuz), a caminar entre lugares, algo no frecuente para la población (proximidad con pedestre, milla y ecuestre), a la protección de alguien (guardaespaldas o escolta en etrusco) (cf. 2) y a golpear o repeler (atacante o defensor) (cf. 4), pero, en este caso, aun habiendo ligazón con una disciplina ligada al ejercicio de la fuerza bajo el control de una autoridad o un Estado, no siempre se ha entendido ligada a las armas o a un entrenamiento o instrucción (al menos en EE.UU., 1777) (cf. 3).
Por tanto, la raíz mil-, de donde viene la milicia del latín y lo militar del castellano y otras lenguas, no tiene necesariamente una ligazón con la violencia -ni necesariamente con el uso de armas-, sino que puede tener su origen en la asociación de personas para un funcionamiento conjunto, en el caminar interurbano o en la protección de las personas.
AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA
Incluso viniendo de golpear y repeler, estas acciones son propias de la vida cotidiana: golpear un clavo, un tambor,... repeler los insectos, repulsión por las vísceras,... Incluso si habláramos de golpes entre miembros de una misma especie, estos no serían primariamente violentos. Hay golpes saludables, como al recién nacido, o que salvan vidas, como en el pecho de quien se atora. Puede haber golpes que son defensa y no buscan ningún mal en el otro, o que muestran agresividad como forma de reivindicar algo o resolver un conflicto sin querer en ningún momento hacer daño.
El profesor José Sanmartín Esplugues (1948-2020) fue pionero en España el estudio de la violencia, y conoció que entre los animales y en ciertas tribus humanas se desconoce la violencia, el hacer mal al otros con odio o intención destruirle; lo que hay es agresividad, enfrentamiento tenso, medición de fuerzas, incluso pelea, garras y mordiscos... hasta que uno de los litigantes se da por vencido y se somete indefenso al otro. Este, teniendo al otro a su merced, vulnerable, a sus pies, «se desarma» -podríamos decir-, le perdona la vida y sigue su camino, como líder del clan o la manada. Nadie tiene que morir, nadie es dañado (al menos seriamente). Según este filósofo, la vulnerabilidad del otro nos conmueve. Estamos hechos para la compasión y la ayuda mutua, no para la guerra. No somos islas en un estado constante de guerra todos contra todos, como sentenció Hobbes y algunos tratan de perpetuar sin base científica. El descubrimiento de las neuronas espejo, por Giacomo Rizzolatti en 1996, probaría que somos constitutivamente, genéticamente así: personas a las que nos interpelan, importan y conmuven nuestros semejantes, constitutivamente amantes y amados, nacidos para el amor. Lo que somos entonces es más bien una gran familia, como señala el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No somos individuos aislados, ni pueblos que nada tienen que ver unos con otros, sino una comunidad humana.
USO NOVIOLENTO DE LA PALABRA
Por otra parte, amén del uso contemporáneo de militancia, encontramos usos similares, noviolentos, en la Biblia y el Corán (hace 2000 y 1300 años respectivamente).
La Biblia y el cristianismo utilizan utilizan la terminología bélica para designar el esfuerzo bajo el señorío de Dios, a favor del Bien, contra el mal, la carne y el mundo (ver https://www.obispadoalcala.org/combate-espiritual). Recordemos que utilizan esta terminología al mismo tiempo que rechazan frontalmente la guerra: en los tres primeros siglos del cristianismo un soldado no podía ser cristiano y un cristiano no podía ser soldado (p.ej. San Jorge). En el Islam encontramos el concepto de yihad, que significa esfuerzo en el amor y obediencia a Alá, no «guerra santa», como a veces se ha malentendido.
Más recientemente, Gonzalo Arias ha escrito El ejército incruento de mañana (1995). También habla de esto en El antigolpe (2016). Por otro lado, Stephanie Van Hook en su artículo Alternativa no violenta al ejército y la policía (2015), afirma:
Si podemos entrenar a las personas en la violencia para que sirvan en la lucha y la guerra, ¿parece tan imposible que podamos entrenarlos igualmente bien en la no violencia y en el mantenimiento de la paz sin armas? Él Nonviolent Peaceforce (NP) es una de las organizaciones más conocidas del mundo que trabaja para responder directamente al llamado de Gandhi de un Shanti Sena, o Ejército de la Paz, ofreciendo una especie de institución paralela no violenta a las fuerzas armadas.
Volviendo a los conceptos más contundentes que pueden estar en la raíz de nuestra palabra, notemos que "golpear" en inglés es strike, que en castellano traducimos huelga, una de las primeras acciones noviolentas contemporáneas. También hablamos de golpe de efecto y golpe encima de la mesa en nuestras relaciones sociales, sin hacer mal a nadie. Igualmente la noviolencia trata de "defender" a los pobres, defender la justicia, defender los derechos humanos, sin que eso sea nada violento ni negativo, sino, al contrario, muy positivo. O sea, que los conceptos que podrían estar en la base -entre otros tres posibles orígenes- de un sentido violento de la raíz mil- no son violentos y los utilizamos con normalidad en sentido positivo.
CONCLUSIÓN
Al cabo de este recorrido, ¿qué crees? ¿Es la militancia una palabra adecuada para el asociacionismo noviolento o para los movimientos políticos?
Nos parece que sí.
Atendiendo al uso actual de la palabra (y familia de palabras), al uso en grandes tradiciones espirituales (cristianismo, Islam), al uso actual en la política y la sociedad civil, al uso en la propia noviolencia, y a la no necesaria conexión etimológica de la palabra con la violencia, creemos que la palabra es adecuada para designar un compromiso y una acción política conjunta alternativa a la belicosidad. Además, aun en el supuesto de tener su origen en golpear/repeler, notamos que son acciones habituales y necesarias en la vida, para nada violentas, y que, de hecho, estas palabras y derivadas suyas las utilizamos comúnmente en la noviolencia en un sentido positivo.
Con esto quedaría refutada la objeción del belicosidad que se podría plantear contra el término militante, quedando esta palabra como idónea para designar a quien tiene un compromiso constante y activo en la noviolencia, en el sentido habitual del término en los movimientos políticos y sociales de nuestra sociedad.
Ahora más que nunca: noviolencia
Alberto Baltar
domingo, 4 de junio de 2023
LA MEMORIA CORPORAL
Soy consciente que hoy la memoria está algo desvalorizada en el sistema educativo. Tampoco se incide lo suficiente en las consecuencias de los comportamientos. Sin embargo, hay que certificar no tener antecedentes penitenciarios para ejercer ciertas profesiones. Hacienda te exige guardar los datos fiscales al menos 5 años, recordar contraseñas... Ese desprecio de la memoria es un engaño y una mentira... nada piadosa!
Todos escuchamos a personas decir que va a cambiar el tiempo porque le duele una vieja fractura ósea o la cicatriz de una cirugía. Su cuerpo guarda memoria y le avisa de ese cambio. También ante un melanoma o alergia en la piel los dermatólogos nos dicen que esta tiene memoria.
El embarazo genera cambios hormonales y endocrinos en el cuerpo de la madre como la aparición o incremento de: gonadotropina coriónica humana (hormona test del embarazo), oxitocina, prolactina, estrógenos y progesterona, volumen plasmático y gasto cardíaco… Disminuye el hematocrito, la tasa de hemoglobina y número de eritrocitos… A la embarazada hasta le cambia la expresión de la cara, por lo que algunos saben de su embarazo para sorpresa de muchos, lo que depende de la agudeza visual para leer las señales.
Cuando se elimina un embarazo, lógicamente en su cuerpo queda memoria. En este sentido hace unos días en la radio, una mujer que había abortado decía que después se suele quedar embarazada antes y con más dificultades para llevar el embarazo a término.
En los medios de comunicación se habla poco del paso de células fetales al cuerpo de la madre en el embarazo. Son células madre pluripotenciales que ayudan a reparar diversos órganos del cuerpo de la madre. Hay estudios confirmando su participación en la reparación del corazón de madres con cardiopatías, donde encontraron células con el cromosoma “Y”, fruto del embarazo de un varón. También regeneran el hígado, riñón, cerebro... Este trasvase comienza en la segunda semana y pueden permanecer en la madre durante décadas o toda la vida. Esto es algo más que memoria: son parte de su cuerpo células madre nuevas de alguien muy allegado, un hijo. Le llaman “microquimerismo fetal”. Esto ayuda a entender la busca apasionada de las madres biológicas o de los hijos. También muy importante para lo que llaman “vientres de alquiler” o más bien “explotación de mujeres pobres”.
Ante un aborto podemos preguntarnos, ¿qué consecuencias tendrá a 2, 5, 10, 20, 40 o más años? ¿Cómo influirá la memoria corporal en cada persona en sus diversos momentos vitales? Puede haber negación, rechazo, asunción, interpretación, reinterpretación, culpar, culparse... y/o pasar de unos sentimientos a otros. Hay estudios sobre las consecuencias mentales y psíquicas del aborto que, aunque poco anunciados, pueden consultarse. Incluso aparecen en la música cómo en la canción de Nena Daconte, “En que estrella estará”. También están los temas de la culpa y del perdón, que no siempre los psicólogos tratan y resuelven bien, ya que implican otros ámbitos de la vida.
Muchos creen que el aborto ya está asentado en la sociedad para siempre. Ignoran que muchos de los activistas más militantes contra lo aborto son personas que realizaron abortos antes como vemos en el distante ejemplo de Estados Unidos:
-Dtr. Bernard Nathanson, militante pro aborto con influencia en la sentencia Roe vs Wade del supremo (22-1-1973) que legalizó el aborto. Realizó 75.000 abortos incluido el de una hija suya. En 1979 deja esta “industria” y en 1989 es cofundador de la Asociación Nacional para revocar las leyes de aborto.
-Jane Roe (Norma McCorvey) que provoca la sentencia Roe vs Wade, cambia de bando en 1995 y en 1997 funda “Roe no more”. El 17-VI-2003 presenta una demanda para que se anule su caso por las nuevas pruebas de que el aborto perjudica a las mujeres e incluye mil declaraciones juradas de mujeres arrepentidas de abortar.
-Abby Johnson que abortó dos veces y dirigía una clínica en Texas donde se realizaron 22000 abortos. En octubre de 2009 dimite y se convierte en promotora de la cultura pro-vida.
Lo previsible, en consecuencia, es que cada vez haya más activistas contra el aborto, como sucede en Estados Unidos que anuló la sentencia Roe vs Wade (24-VI-22) y algún Estado ya prohíbe el aborto.
Finalizo con que cada quien piense y comente como quiera una pintada en un muro de mi ciudad a principios de los 90: “DIOS PERDONA SIEMPRE, LAS PERSONAS A VECES Y LA NATURALEZA NUNCA”.
Antón Negro
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