sábado, 28 de mayo de 2022
viernes, 27 de mayo de 2022
martes, 24 de mayo de 2022
José Andrés Gallego: Historia de la gente
Una entrevista de Eugenio A. Rodríguez en la emisora diocesana de Canarias.
Pincha la felchja para oirla
domingo, 22 de mayo de 2022
Verdades y mentiras que están corriendo por aquí (Melilla)
José Palazón
La frontera está abierta..... ¡Si! para cualquier ciudadano europeo o residente en Europa!
La frontera está cerrada..... ¡Si! Sobretodo para las familias que tienen su domicilio en Melilla pero que no tienen documentación y que han trabajado esclavizadas durante muchos años. Si salen a Marruecos para renovar sus documentos nunca obtendrán un visado para regresar a su casa en Melilla.
Son familias con hijos escolarizados, con tarjeta sanitaria, con suficientes documentos que muestran bastante arraigo para obtener la residencia que siempre se les negó.
La frontera está cerrada..... ¡Si! para much@s trabajadores fronteriz@s que se perderán en un mar de trámites y que serán víctimas de conseguidores de documentos, contratos y de todo lo necesario para obtener un visado para entrar en Melilla.
La frontera está cerrada.....¡Si! para todas las personas de África que huyen de guerras, de hambrunas, de falta de oportunidades y que no pueden pedir asilo sin jugarse la vida en la valla de Melilla.
En definitiva la frontera de Melilla está mucho más cerrada que abierta.
No es del todo verdad de que esté abierta, es mucho más verdad que se mantiene cerrada, mas cerrada que antes. También es verdad que van a conseguir convertir a esta ciudad en un parque temático, un club exclusivo para gente bien, un lugar donde si consigues un permiso de entrada y salida vas a tener un status de PM.
viernes, 20 de mayo de 2022
ABORTO, PSOE Y DEMÁS ABORTOS
Ahora más que nunca: verdadero socialismo
El PSOE nació bien. Al principio eran pobres, las pasaron canutas, sus primeros concejales fueron gente heroica, sus militantes ejemplares. No digamos el fundador de las Juventudes socialistas que desconocen todos los psoístas a quienes he preguntado, sí, lo desconocen; evidentemente no le han leído.
¿Psoísta será algún día sinónimo de traidor? Es posible. La lengua evoluciona. Por ejemplo el diccionario de la Academia incluye “hipócrita, disimulado” las acepciones de “jesuita”, que no estaban al principio; es la tercera acepción, la cuarta es un pastel. Habrá pocos ejemplos de traición ¡¡¡a sus propios principios!!! como el de este este partido. Quizá no haya otra realidad en España en que la etiqueta (el nombre) valga más que la realidad (sus hechos).
¿Estaba la promoción del aborto en el programa utópico del primer PSOE? ¿lo estaba en su programa electoral primero? ¿lo estaba en el más reciente? Creo que no. Espero a los historiadores, a esos historiadores que callan que el Gobierno del PSOE, durante la II República (sí, esa) se negó a la Ley del aborto de la anarquista ministra de Sanidad, Federica Montseny. Aunque uno no admire a Federica hay que notar su limpia y justa intención: evitar la muerte de mujeres en abortos clandestinos; en eso tenía razón, eso no debe pasar. Pero eso es una cosa y levantar la bandera de tal derecho es otra, casi la contraria.
Pues bien, el gobierno socialista de la Segunda República, con Largo Caballero como presidente y el médico Juan Negrín en el Gabinete, se negó a una ley de aborto. ¿Atrasados? ¿cabezones? Lo mismo es que eran socialistas. Esperamos a los historiadores tan sospechosamente silenciosos.
No estamos contra esta Ley porque estemos por principio contra este Gobierno. Aplaudimos la subida del salario mínimo realizada por el Gobierno gracias a la presión de Unidas Podemos. Esperamos que nos digan cómo van a resolver que tal subida se queda en agua de borrajas tras la subida de la inflación, que perjudica al mundo del trabajo.
Nuestra opinión es que el gobierno prefiere legislar aborto a corregir los efectos de la inflación sobre el salario mínimo. El gobierno prefiere aborto a que se habla de una reforma laboral fallida (https://encuentroysolidaridad.net/el-primero-de-mayo-de-2022-y-la-reforma-fallida/) que realmente incumple la promesa electoral de “derogar la reforma laboral”. Promesa incumplida.
Una verdadera reforma laboral sí que bajaría la cantidad de abortos que tienen causas laborales. Hay quien calcula el 80%. Recuerdo haberlo oído en reuniones de familias: “A mi el jefe me dijo si creía que era el mejor momento para quedarme embarazada”. Ahora se estudia y conoce bien que las madres (y padres, por cierto) que abortan con frecuencia tienen duelo. Si tienen duelo es que normalmente no se hace por gusto. ¿cómo va a ser un derecho? Hoy por hoy se plantea incluso el duelo de quien tiene embriones congelados a raíz de una Fecundación in vitro.
Los contrarios al aborto no pedimos cárcel, pedimos: salario digno, vivienda asequible, combatir el negocio del aborto. Hasta en televisión ha salido ya el maltrato en las clínicas a las mujeres que abortan. No entiendo que de hacerse abortos se hagan en esas condiciones, si se hacen su lugar es la sanidad pública, pero algo de extraño, de antisanitario tiene el aborto, cuando se recluye en esos antros en que las madres son sometidas a un nuevo sufrimiento.
Estaría bien que el PSOE fuera socialista y no burgués, que el PP fuera popular y no clasista, que Unidas Podemos fuera Unidad y no una jungla, que VOX diera voz a millones de españoles y no a las iras patrióticas heridas. Que los curas fueran servidores y no magos fetichistas, que los actores representaran la tragedia y no esbirros del dinero, que los sanitarios curaran y no estuvieran a su negocio, que los enseñantes enseñaran y no estuvieran esperando las vacaciones, que los sindicatos fueran trabajadores y no burócratas. ¿Es posible que la revolución hoy sea Ser lo que SOMOS? Es posible. Seamos lo que somos.
Eugenio A. Rodríguez.
Amparo Gómez.
Elena Mendoza.
Alfredo Mendoza.
Miguel Fernández.
Teresa de Jesús Cabrera.
Vanessa Baños.
José Andrés-Gallego.
Teresa Guerra.
María Dolores Hernández.
Ana Cuevas.
Javier Marijuán.
Miguel Fernández.
Teresa de Jesús Cabrera.
Vanessa Baños.
José Andrés-Gallego.
Teresa Guerra.
María Dolores Hernández.
Ana Cuevas.
Javier Marijuán.
Antonio Murcia.
Ángeles Mantecón.
Diego Velicia.
Antón Negro.
Nuria Sánchez.
Yolanda Ortega.
Ángeles Mantecón.
Diego Velicia.
Antón Negro.
Nuria Sánchez.
Yolanda Ortega.
Teresa de Vallejo.
María Celina Suárez.
Francisco Rey.
Carmen T. Rodríguez.
Jorge Lara.
José González.
Jesús Belda.
Juan Biosca.
Benjamín González.
Laura Pérez.
Julio Pérez.
Clemente Guerra.
Mari Carmen Sanz.
miércoles, 18 de mayo de 2022
Pandemia y Protocolo (o protoculo)
No es raro, en los últimos meses, oír hablar públicamente sobre las consecuencias que ha provocado la pandemia. Se insiste cada vez más en el daño que ha causando en la salud mental de la población, en lo laboral, en la economía o en el desarrollo de los niños.
Es innegable que, desde que se detectaron los primeros casos de COVID19, ha habido un importante deterioro en todos esos ámbitos, y quizá en algunos más. Es, además, una buena noticia que exista preocupación sobre ello.
Pero, quizá por ser demasiado quisquillosos, hay algo que no deja de chirriarnos. Y es esa suerte de prosopopeya que nos lleva a culpabilizar y responsabilizar a la pandemia de lo que estamos viviendo desde hace más de dos años.
La pandemia o, más concretamente, el SARS-CoV2, ha causado la enfermedad y la muerte de muchas personas. No seremos nosotros quienes discutamos que ello ha conllevado un impacto psicológico y social. Cualquier plaga de la Historia ha originado, además de enfermedad y muerte, sufrimiento, miedo y pobreza para muchos, y esta no iba a ser menos.
Lo que nos preguntamos es lo siguiente: ¿son el virus y su morbimortalidad los únicos causantes de tanto sufrimiento secundario? A nosotros mismos nos respondemos: no. El virus no ha decidido paralizar la vida, ni dejar morir a miles de personas en soledad (y, a veces, con -o de- hambre y sed), ni obligar a usar mascarillas a todos en todo momento y lugar, ni cerrar las escuelas, ni culpabilizar a los enfermos, ni utilizar el terror y la coacción como estrategias informativas o medidas de salud pública, ni...
Tenemos que dejar de culpar al virus, a la pandemia, a Pandemia, de todo lo que ahora sufrimos. Sé que es difícil asumirlo, pero es hora de reconocer que mucho de todo esto no ha sido responsabilidad de Pandemia, sino nuestra. Había otras maneras de hacer las cosas, pero no las contemplamos. Porque no pudimos o no supimos, pero así fue.
No pretendemos culpar a nadie. Hablar de responsabilidad no necesariamente es hablar de culpa, pero responsabilizar a Pandemia de todo no es más que una huida hacia adelante. Una huida que, al dificultar la honestidad en el análisis y la reflexión, nos puede convertir, ahora sí, en culpables.
Tenemos la tentación de pensar que, de haber algún culpable, desde luego no seremos nosotros. Nosotros no tomamos las decisiones. Más aún, algunas las hemos criticado. Pero no caemos en la tentación. Nosotros somos, como la mayoría, culpables de lo que quizá puede ser un pecado que añadir a los de pensamiento, palabra, obra y omisión: pecado por delegación.
No hablamos de la delegación de cierto grado de poder a representantes públicos elegidos. Eso es algo que, queramos o no, es fundamento de nuestro organización social.
Lo que nos asombra es cómo hemos delegado en los expertos y las autoridades nuestra capacidad para decidir sobre la propia vida y -aún más alarmante- cómo parece que incluso delegamos nuestra capacidad de pensamiento.
No crea quien esto lee que nos referimos únicamente a la época pandémica. Desde hace ya muchos años existe un fenómeno creciente que contribuye a esto y que Pandemia sólo ha exacerbado: la protocolización de la vida.
Se implementan por doquier protocolos para todo. Así, lo que diga el protocolo, lo que diga Protocolo, es lo que hay que hacer. No importa la circunstancia de las personas a las que Protocolo afecte, pues Protocolo debe ser obedecido aun en el caso de que sea ridículo o incluso dañino (sirva de muestra el ejemplo del tratamiento con hidroxicloroquina a pacientes con COVID19, tratamiento que indicaba Protocolo y que parece haber redundado en mayor mortalidad).
Merece la pena recalcar una cuestión importante: Protocolo (también víctima de la prosopopeya), habitualmente es anónimo y no argumenta sus instrucciones. Se manifiesta, eso sí, escudado por la autoridad experta y por la apariencia científica. ¿Cómo no entregarnos a él, que nos ayudará a agarrarnos a certezas (aunque sean ficticias) y nos eximirá de cualquier responsabilidad (incluso de la de pensar)?
No deja de ser difícil de entender cómo el juicio humano, algo tan libre y glorioso, se ha ido viendo cada vez más constreñido por la protoclización y la algoritmización del pensamiento. Se habla desde hace años de la posibilidad de que la inteligencia artificial iguale a la humana. Seguimos considerándolo imposible, pero si cada vez parece que nos acercamos más, habrá que determinar si se debe al desarrollo de la inteligencia artificial o a la robotización de la humanidad.
Podrá pensarse que esta obediencia ciega a Protocolo es algo nuevo. No lo es. Ya en tiempos bíblicos las normas de la vida cotidiana a la que, por fe, se sometían los judíos, llevó en algunos casos a situaciones en la que los fieles se encontraban en la difícil tesitura de cumplir un mandamiento que les perjudicaba o desobedecer la ley de Dios para hacer un bien.
El símil, se podrá alegar, no es acertado, pues no podemos comparar ciencia y religión. Es ese un debate interesantísimo que postergamos de momento. Ahora nos basta con recordar, parafraseando, que el protocolo está hecho para servir a las personas, y no las personas para servir al protocolo.
Juan Diego Areta y Eliseo García.
Sobrino y tío.
Médicos.
Es innegable que, desde que se detectaron los primeros casos de COVID19, ha habido un importante deterioro en todos esos ámbitos, y quizá en algunos más. Es, además, una buena noticia que exista preocupación sobre ello.
Pero, quizá por ser demasiado quisquillosos, hay algo que no deja de chirriarnos. Y es esa suerte de prosopopeya que nos lleva a culpabilizar y responsabilizar a la pandemia de lo que estamos viviendo desde hace más de dos años.
La pandemia o, más concretamente, el SARS-CoV2, ha causado la enfermedad y la muerte de muchas personas. No seremos nosotros quienes discutamos que ello ha conllevado un impacto psicológico y social. Cualquier plaga de la Historia ha originado, además de enfermedad y muerte, sufrimiento, miedo y pobreza para muchos, y esta no iba a ser menos.
Lo que nos preguntamos es lo siguiente: ¿son el virus y su morbimortalidad los únicos causantes de tanto sufrimiento secundario? A nosotros mismos nos respondemos: no. El virus no ha decidido paralizar la vida, ni dejar morir a miles de personas en soledad (y, a veces, con -o de- hambre y sed), ni obligar a usar mascarillas a todos en todo momento y lugar, ni cerrar las escuelas, ni culpabilizar a los enfermos, ni utilizar el terror y la coacción como estrategias informativas o medidas de salud pública, ni...
Tenemos que dejar de culpar al virus, a la pandemia, a Pandemia, de todo lo que ahora sufrimos. Sé que es difícil asumirlo, pero es hora de reconocer que mucho de todo esto no ha sido responsabilidad de Pandemia, sino nuestra. Había otras maneras de hacer las cosas, pero no las contemplamos. Porque no pudimos o no supimos, pero así fue.
No pretendemos culpar a nadie. Hablar de responsabilidad no necesariamente es hablar de culpa, pero responsabilizar a Pandemia de todo no es más que una huida hacia adelante. Una huida que, al dificultar la honestidad en el análisis y la reflexión, nos puede convertir, ahora sí, en culpables.
Tenemos la tentación de pensar que, de haber algún culpable, desde luego no seremos nosotros. Nosotros no tomamos las decisiones. Más aún, algunas las hemos criticado. Pero no caemos en la tentación. Nosotros somos, como la mayoría, culpables de lo que quizá puede ser un pecado que añadir a los de pensamiento, palabra, obra y omisión: pecado por delegación.
No hablamos de la delegación de cierto grado de poder a representantes públicos elegidos. Eso es algo que, queramos o no, es fundamento de nuestro organización social.
Lo que nos asombra es cómo hemos delegado en los expertos y las autoridades nuestra capacidad para decidir sobre la propia vida y -aún más alarmante- cómo parece que incluso delegamos nuestra capacidad de pensamiento.
No crea quien esto lee que nos referimos únicamente a la época pandémica. Desde hace ya muchos años existe un fenómeno creciente que contribuye a esto y que Pandemia sólo ha exacerbado: la protocolización de la vida.
Se implementan por doquier protocolos para todo. Así, lo que diga el protocolo, lo que diga Protocolo, es lo que hay que hacer. No importa la circunstancia de las personas a las que Protocolo afecte, pues Protocolo debe ser obedecido aun en el caso de que sea ridículo o incluso dañino (sirva de muestra el ejemplo del tratamiento con hidroxicloroquina a pacientes con COVID19, tratamiento que indicaba Protocolo y que parece haber redundado en mayor mortalidad).
Merece la pena recalcar una cuestión importante: Protocolo (también víctima de la prosopopeya), habitualmente es anónimo y no argumenta sus instrucciones. Se manifiesta, eso sí, escudado por la autoridad experta y por la apariencia científica. ¿Cómo no entregarnos a él, que nos ayudará a agarrarnos a certezas (aunque sean ficticias) y nos eximirá de cualquier responsabilidad (incluso de la de pensar)?
No deja de ser difícil de entender cómo el juicio humano, algo tan libre y glorioso, se ha ido viendo cada vez más constreñido por la protoclización y la algoritmización del pensamiento. Se habla desde hace años de la posibilidad de que la inteligencia artificial iguale a la humana. Seguimos considerándolo imposible, pero si cada vez parece que nos acercamos más, habrá que determinar si se debe al desarrollo de la inteligencia artificial o a la robotización de la humanidad.
Podrá pensarse que esta obediencia ciega a Protocolo es algo nuevo. No lo es. Ya en tiempos bíblicos las normas de la vida cotidiana a la que, por fe, se sometían los judíos, llevó en algunos casos a situaciones en la que los fieles se encontraban en la difícil tesitura de cumplir un mandamiento que les perjudicaba o desobedecer la ley de Dios para hacer un bien.
El símil, se podrá alegar, no es acertado, pues no podemos comparar ciencia y religión. Es ese un debate interesantísimo que postergamos de momento. Ahora nos basta con recordar, parafraseando, que el protocolo está hecho para servir a las personas, y no las personas para servir al protocolo.
Juan Diego Areta y Eliseo García.
Sobrino y tío.
Médicos.
martes, 17 de mayo de 2022
LA CRUZ DE LOS NAUFRAGIOS
Galicia está en el extremo occidental del Imperio Romano, y este tenía establecida en su legislación como pena de muerte la crucifixión para los que no fuesen ciudadanos romanos, de forma que sirviese de escarmiento y escarnio público y además la agonía sucedería en un período de tempo más bien largo. Las cruces eran colocadas en un lugar visible, bien fuese en una vía de comunicación o en un pequeño monte junto a la ciudad.
En el extremo oriental del Imperio Romano fue condenado a muerte en la cruz Jesús el Nazareno. Desde entonces la cruz es fundamentalmente un signo de consuelo para el que sufre, pues en ella se percibe la solidaridad del Dios de Jesús con nosotros, y también el apoyo de los que quieren ser los seguidores de Jesucristo continuando su misión con el aliento de su Espíritu.
Estos días está en la parroquia de S. Francisco Javier de Lugo la CRUZ DE LAMPEDUSA, vinculada a la Cruz de Jesucristo, que lleva consigo muchos gestos y experiencias importantes de sufrimiento para los ciudadanos de hoy, para que no apartemos la mirada de los que sufren hoy y nos comprometamos con su liberación.
La Cruz de Lampedusa debe su nombre a una pequeña isla, Lampedusa, situada al sur de Italia, cerca de Libia, que está siendo la principal puerta de entrada a Europa para muchos migrantes. El primer viaje apostólico del Papa Francisco, el 8 de julio de 2013, fue a Lampedusa a poco más de tres meses del comienzo de su pontificado. Unos días antes había naufragado un barco con refugiados en el que murieron 349. Se calcula que cerca de 20.000 personas perecieron en el mar entre Libia e Italia en los últimos 20 años, y que la isla se está convirtiendo a menudo en un gran campo de refugiados. El Papa celebró la Santa Misa en un altar construido sobre un cayuco naufragado, y ante el mar Mediterráneo, que lleva camino de ser un gran cementerio de migrantes, el Papa denunció: “¿Dónde está tu hermano? ¿Quién es el responsable de esta sangre? ¡Nadie! Todos responden igual: no he sido yo, yo no tengo nada que ver... Hemos caído en la globalización de la indiferencia”.
La cruz fue construida por el artista Franco Tuccio aprovechando las tablas de los barcos naufragados en la isla. El 9 de abril de 2014 el Papa la recibió como regalo de la fundación italiana Casa dello Spiritu e delle Arti, una entidad de Milán que trabaja en favor de los pobres, y al bendecirla dijo: “No podemos seguir viviendo anestesiados ante el dolor ajeno. Lleven a todas partes la Cruz de Lampedusa como símbolo, para acercar y no olvidar el drama y la realidad de los inmigrantes…”. Desde entonces la fundación puso en marcha el Viaje de la Cruz de Lampedusa por diversos lugares para promover la solidaridad y la paz, y combatir la globalización de la indiferencia.
Estos días son momentos oportunos para hacer ante la cruz una pequeña parada en el camino de nuestras vidas, revisar cómo está siendo nuestro caminar personal y social, y luego volver al camino con actitudes renovadas y fuerzas nuevas. Este detenerse debe hacernos ser conscientes entre otras cosas de:
-Las realidades de grave sufrimiento siguen presentes en nuestras sociedades y no podemos apartarlas de nuestro caminar por la vida. Prescindir de los que están sufriendo sería deshumanizarnos.
-Los inmigrantes y refugiados existen, no sólo los de Ucrania. La mayoría de ellos sufren muchas penalidades de todo tipo, y ¡son miembros de la única humanidad existente!
-Tener que salir de la propia tierra por hambre, miseria, explotación, violencia o persecución de cualquier tipo es un atentado contra los derechos humanos.
-La solidaridad con los empobrecidos y perseguidos es una obligación para toda persona que quiera tener un mínimo de responsabilidad, que quiera ser persona. Por eso con razón en el Código Penal aparece el delito de DENEGACIÓN DE AUXILIO, y puede aplicarse con justicia si no ayudamos a los que están en peligro.
-En nuestras sociedades estamos consintiendo que se le dé más valor al capital que a las personas y sus derechos, el dinero es antes que los seres humanos, lo que es una grave injusticia.
-Se habla del derecho a divertirse de las personas y de los jóvenes pero, ¿aparece ese derecho en alguna declaración de Derechos Humanos? Lo que sí aparece es el derecho a ser atendido cuando alguno se encuentre necesitado, y todos tenemos la obligación de dar respuesta a ese derecho de un hermano.
-Ya hay países que externalizan a los solicitantes de asilo a otros países más pobres, mientras se tramita su permiso de entrada o su rechazo. ¿Nos parece esto humano y justo?
Muchas más reflexiones, preguntas y compromisos de vida nos pueden surgir ante la Cruz de Lampedusa. ¡No perdamos esta oportunidad!
Ahora más que nunca: Verdad en migraciones
Antón Negro
En el extremo oriental del Imperio Romano fue condenado a muerte en la cruz Jesús el Nazareno. Desde entonces la cruz es fundamentalmente un signo de consuelo para el que sufre, pues en ella se percibe la solidaridad del Dios de Jesús con nosotros, y también el apoyo de los que quieren ser los seguidores de Jesucristo continuando su misión con el aliento de su Espíritu.
Estos días está en la parroquia de S. Francisco Javier de Lugo la CRUZ DE LAMPEDUSA, vinculada a la Cruz de Jesucristo, que lleva consigo muchos gestos y experiencias importantes de sufrimiento para los ciudadanos de hoy, para que no apartemos la mirada de los que sufren hoy y nos comprometamos con su liberación.
La Cruz de Lampedusa debe su nombre a una pequeña isla, Lampedusa, situada al sur de Italia, cerca de Libia, que está siendo la principal puerta de entrada a Europa para muchos migrantes. El primer viaje apostólico del Papa Francisco, el 8 de julio de 2013, fue a Lampedusa a poco más de tres meses del comienzo de su pontificado. Unos días antes había naufragado un barco con refugiados en el que murieron 349. Se calcula que cerca de 20.000 personas perecieron en el mar entre Libia e Italia en los últimos 20 años, y que la isla se está convirtiendo a menudo en un gran campo de refugiados. El Papa celebró la Santa Misa en un altar construido sobre un cayuco naufragado, y ante el mar Mediterráneo, que lleva camino de ser un gran cementerio de migrantes, el Papa denunció: “¿Dónde está tu hermano? ¿Quién es el responsable de esta sangre? ¡Nadie! Todos responden igual: no he sido yo, yo no tengo nada que ver... Hemos caído en la globalización de la indiferencia”.
La cruz fue construida por el artista Franco Tuccio aprovechando las tablas de los barcos naufragados en la isla. El 9 de abril de 2014 el Papa la recibió como regalo de la fundación italiana Casa dello Spiritu e delle Arti, una entidad de Milán que trabaja en favor de los pobres, y al bendecirla dijo: “No podemos seguir viviendo anestesiados ante el dolor ajeno. Lleven a todas partes la Cruz de Lampedusa como símbolo, para acercar y no olvidar el drama y la realidad de los inmigrantes…”. Desde entonces la fundación puso en marcha el Viaje de la Cruz de Lampedusa por diversos lugares para promover la solidaridad y la paz, y combatir la globalización de la indiferencia.
Estos días son momentos oportunos para hacer ante la cruz una pequeña parada en el camino de nuestras vidas, revisar cómo está siendo nuestro caminar personal y social, y luego volver al camino con actitudes renovadas y fuerzas nuevas. Este detenerse debe hacernos ser conscientes entre otras cosas de:
-Las realidades de grave sufrimiento siguen presentes en nuestras sociedades y no podemos apartarlas de nuestro caminar por la vida. Prescindir de los que están sufriendo sería deshumanizarnos.
-Los inmigrantes y refugiados existen, no sólo los de Ucrania. La mayoría de ellos sufren muchas penalidades de todo tipo, y ¡son miembros de la única humanidad existente!
-Tener que salir de la propia tierra por hambre, miseria, explotación, violencia o persecución de cualquier tipo es un atentado contra los derechos humanos.
-La solidaridad con los empobrecidos y perseguidos es una obligación para toda persona que quiera tener un mínimo de responsabilidad, que quiera ser persona. Por eso con razón en el Código Penal aparece el delito de DENEGACIÓN DE AUXILIO, y puede aplicarse con justicia si no ayudamos a los que están en peligro.
-En nuestras sociedades estamos consintiendo que se le dé más valor al capital que a las personas y sus derechos, el dinero es antes que los seres humanos, lo que es una grave injusticia.
-Se habla del derecho a divertirse de las personas y de los jóvenes pero, ¿aparece ese derecho en alguna declaración de Derechos Humanos? Lo que sí aparece es el derecho a ser atendido cuando alguno se encuentre necesitado, y todos tenemos la obligación de dar respuesta a ese derecho de un hermano.
-Ya hay países que externalizan a los solicitantes de asilo a otros países más pobres, mientras se tramita su permiso de entrada o su rechazo. ¿Nos parece esto humano y justo?
Muchas más reflexiones, preguntas y compromisos de vida nos pueden surgir ante la Cruz de Lampedusa. ¡No perdamos esta oportunidad!
Ahora más que nunca: Verdad en migraciones
Antón Negro
jueves, 12 de mayo de 2022
DESPUES DE OMICRON Endemia. ¿PERO QUE ENDEMIA?
Jose R. Loayssa
Una cuestión clave para el futuro de al pandemia cual es el resultado de la inmunidad producida por la infección natural en individuos ya vacunados. Si esta infección es capaz de proporcionar una inmunidad de calidad equivalente a la infección en personas que no han sufrido la infección previa, el futuro de la Pandemia se despeja, es decir que veremos ondas periódicas de carácter predominantemente estacional con una repercusión en términos de enfermedad grave y muerte escasa. Pero que sucedería si a causa de la denominada fijación a antígenos (AF) o pecado original antigénico (POA) la inmunidad de los vacunados incluso después de una infección natural no fuera a largo plaza tan efectiva como la inmunidad adquirida por infección en personas que no estaban vacunadas en el momento de esa infección. La endemización de la COVID-19 se acompañaría de más consecuencias que en si este fenómeno no se produjera, e incluso podría ser substancialmente mucho mayor. Veríamos en cada onda morir a muchos vacunados a pesar de que ya hubieran sufrido infecciones previas.
¿Es esta incapacidad de alcanzar una inmunidad potente, duradera y efectiva después una infección natural en una proporción por determinar de la población vacunada, una especulación sin ninguna base?. Creo que desde luego no se puede asegurar que sea un proceso que se de con gran frecuencia pero tampoco que sea imposible que se dé. La cuestión en todo caso sería su alcance. Los indicios cada vez más abundantes de que los vacunados se pueden contagiar y enfermar (en principio con enfermedad leve) en mayor proporción que los no vacunados apunta en una dirección preocupante. De momento no parece que los vacunados que se infecten sufran cuadros severos, pero esto puede ser algo transitorio y sobre todo ante nuevas variantes podría ocurrir como consecuencia de POA- AF.
En un reciente informe de la vigilancia vacunal en el Reino Unido se ha encontrado que los anticuerpos frente a la proteina N de los infectados que habían sido previamente vacunados declinaban más rápidamente que los mismos anticuerpos en personas que habían pasado la infección sin estar vacunadas. https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1027644/Weekly_Flu_and_COVID-19_report_w42_v2.pdf. Aclaramos que la proteina N es una proteína de de la nucleocapside del virus que tiene capacidad inmunógena. La cuestión podría de relieve que la infección genera inmunidad frente al virus completo y no solamente frente a la proteína de superficie (proteina S)- Parece ser que la proteína N genera anticuerpos que se activan de forma energina inmediatamente después de la infección del virus, pero los anticuerpos frente a la proteína S, podrían precisar en un vacunado cantidades de proteína S que solo están presentes cuando el virus empieza a causar daño celular.. Eso explicaría que los vacunados trasmitan más la infección que los no vacunados que se re-infectan (hallazgo que también parece cada día más establecido). La cuestión verdaderamente preocupante sería si las vacunas dificultan (como el hallazgo de un decline rápido de los anticuerpos anti proteína N) un inmunidad de base amplia si hay una infección con posterioridad a la inyección vacunal.
¿Es esta incapacidad de alcanzar una inmunidad potente, duradera y efectiva después una infección natural en una proporción por determinar de la población vacunada, una especulación sin ninguna base?. Creo que desde luego no se puede asegurar que sea un proceso que se de con gran frecuencia pero tampoco que sea imposible que se dé. La cuestión en todo caso sería su alcance. Los indicios cada vez más abundantes de que los vacunados se pueden contagiar y enfermar (en principio con enfermedad leve) en mayor proporción que los no vacunados apunta en una dirección preocupante. De momento no parece que los vacunados que se infecten sufran cuadros severos, pero esto puede ser algo transitorio y sobre todo ante nuevas variantes podría ocurrir como consecuencia de POA- AF.
En un reciente informe de la vigilancia vacunal en el Reino Unido se ha encontrado que los anticuerpos frente a la proteina N de los infectados que habían sido previamente vacunados declinaban más rápidamente que los mismos anticuerpos en personas que habían pasado la infección sin estar vacunadas. https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1027644/Weekly_Flu_and_COVID-19_report_w42_v2.pdf. Aclaramos que la proteina N es una proteína de de la nucleocapside del virus que tiene capacidad inmunógena. La cuestión podría de relieve que la infección genera inmunidad frente al virus completo y no solamente frente a la proteína de superficie (proteina S)- Parece ser que la proteína N genera anticuerpos que se activan de forma energina inmediatamente después de la infección del virus, pero los anticuerpos frente a la proteína S, podrían precisar en un vacunado cantidades de proteína S que solo están presentes cuando el virus empieza a causar daño celular.. Eso explicaría que los vacunados trasmitan más la infección que los no vacunados que se re-infectan (hallazgo que también parece cada día más establecido). La cuestión verdaderamente preocupante sería si las vacunas dificultan (como el hallazgo de un decline rápido de los anticuerpos anti proteína N) un inmunidad de base amplia si hay una infección con posterioridad a la inyección vacunal.
domingo, 8 de mayo de 2022
Dormir en la puerta del Albergue municipal de Melilla
Desde el 27 de Abril hasta hoy 04 de Mayo ha hecho bastante frio, ha llovido suficiente y ha pasado bastante tiempo como para que los responsables políticos de la pareja que duerme en las puertas del albergue municipal de Melilla, además a la vista de todo el mundo, les hubieran buscado al menos un lugar donde dormir y pasar el día.
¡Pues no! no han hecho nada porque la pareja sigue en la calle, sigue lloviendo, sigue haciendo frio...
Las políticas de desamparo y abandono que caracterizan la gestión de Bienestar Social de Melilla siguen superándose a sí mismas a través del tiempo.
Ahora más que nunca: Justicia económica
José Palazón
viernes, 6 de mayo de 2022
Perfume, fragancia y esencia del amor, eso es la Resurrección
¿Alguien prefiere una Declaración de amor a un Acto de amor? No lo creo. Preferimos los actos de amor. También nos gustan las palabras de amor, las declaraciones de amor.... cuando van acompañadas de actos de amor, cuando ponen color a la belleza del amor, cuando aclaran el sentido del amor. Todos queremos una Declaración de Paz por parte de Putin si va acompañada de Actos de paz.
Todos, o casi todos, amamos algunas siglas que representan organizaciones. Unos aman la ONU, otros al PSOE, otros al PP, otros UP, otros VOX, otros la Unión deportiva.... o lo que sea, pero todos amamos más esa realidad (la que sea) que las siglas.
En el cristianismo siempre ha habido debate sobre si Cristo está donde se nombra a Cristo, o donde se ama como Cristo, o donde se dan las dos cosas al tiempo. Pero la escala de grises es enorme. ¿Dónde está la Resurrección de Cristo hoy? ¿En una campaña de anuncio explícito de la Resurreección en marquesinas como la de la ACdP (https://omnesmag.com/actualidad/eres-feliz-la-pregunta-que-acdp-esta-semana-santa/) ? ¿Cantando "Resucitó" por las calles? como hacen los neocatecumenales. A mí ambas cosas me parecen no solo inútiles sino contraproducentes? El Vaticano II recogió una vieja pregunta que nos hacemos muchos cristianos de todos los tiempos y de la que he podido dialogar con no pocos padres angustiados: ¿No habrán dejado de creer nuestros hijos por nuestra forma de vivir la fe? ¿por nuestra vida más de fe proclamada que de amor vivido? ¿por nuestra tristeza? ¿por nuestro ritualismo? ¿por esto o lo otro?
La experiencia de amor que más me ha llamado la atención estos meses es la que aquella pareja amamantando a su criatura a través de una verja en una protesta que incluyó "la toma" de viviendas populares en Argentina (https://factual.afp.com/la-foto-de-una-joven-amamantando-un-bebe-traves-de-un-alambrado-fue-tomada-en-2013-en-argentina). Eso es amor. Sean creyentes o no, es un acto de amor en todos los sentidos. Hoy mismo habrá habido enfermeros, médicas, bomberos, policías, ladrones, electricistas y un largo etcétera de personas que más allá de sus siglas hayan exhalado el perfume, la fragancia, la esencia del amor. Eso es la Resurrección.
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Presencia
Sentirse vivo para saber que uno está aquí. En un mundo donde no importa para ningún ser definido, a priori, pero que se hace necesario p...
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Dicen que en Valencia hemos perdido todos pero no es verdad. Han perdido las víctimas sí. Y ha perdido el espíritu revolucionario. Han ganad...
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Citas elegidas por Juan Irigoyen para su blog http://www.juanirigoyen.es Juan Gérvas, Doctor en Medicina, médico general jubilado, ex-profes...
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Nos sobran los motivos para pedir para pacientes y profesionales mejores vacunas contra covid y gripe. 10 razones para decir “mejórenlas, po...