Ahora, cuando la mentira se ha convertido en un elemento imprescindible del
poder político
y mediático,
no hay más remedio que desobedecer.
La
organización de la mentira es un crimen y la coartada para nuevos
crímenes. Una mentira normalmente necesita de otra mayor para
ocultarse y esta a su vez otra, formando una espirar de mentiras a
las que podemos acostumbrarnos hasta acabar asumiendo esa lógica
como algo normal. No creo que a nadie le guste que le mientan pero, a
fuerza de escuchar mentiras, podemos acabar eligiendo entre todas
aquella que agrada a nuestros oídos o que ofrece algún consuelo a
nuestras almas; podemos adoptarla como un mal menor una vez hemos
desistido de buscar la verdad.
La
sentencia de Jesús “la verdad os hará libres” es posiblemente
una de las expresiones más acabadas para
explicar el sentido de
una revolución más que necesaria. Una revolución que está en
marcha en
alguna medida, cada
vez que buscamos la verdad, que exigimos que se nos diga la verdad,
que no aceptamos las mentiras que nos consuelan. Todo eso exige
pequeñas o grandes desobediencias conscientes. Buscar la verdad, tal
como está planteado el mundo, es un imperativo inexcusable para
avanzar en nuestra libertad y
será
la
fuente permanente
de
nuestra desobediencia.
La
desobediencia deviene así en una acción que devuelve a la política
su sentido más profundo, que le ofrece la posibilidad de ser de
nuevo lo que debe ser, ya que rescata su vocación esencial de servir
al bien común. No
olvidemos que todas
las mentiras pretenden servir al “bien” particular. Eso lo
aprendimos y lo practicamos muchos desde pequeños. Las consecuencias
de ello las podemos valorar cabalmente ahora como adultos.
Es
urgente desobedecer a las mentiras, llamadas también medias
verdades, que nos lanzan como redes muchos medios de comunicación:
-
Desobedecer
a la polarización creciente de nuestro país que lleva a muchos a
posicionarse a izquierda o a derecha, lo que implica
fundamentalmente atacar las mentiras del bando opuesto sin caer en
la cuenta de que las más graves son las del propio bando ya que es
a este al que le otorgamos nuestra confianza. (Amicus
Plato,sed magis amica veritas).
-
Desobedecer
no aceptando el infantil “y tú más” que inunda las tertulias
políticas y los parlamentos. Deberían saltar todas las alertas
ante la evidencia del escaso valor de la verdad en la esfera
política y mediática, ya que se considera implícitamente que la
mentira de uno valida las de otro. Importa la dimensión, no el
hecho.
-
Desobedecer
a los intentos de reducción de la política a eslóganes
publicitarios.
-
Desobedecer
a la vivencia puramente
sentimental
de la política.
-
Desobedecer
a la manipulación obscena de las luchas sociales en su intento de
apropiación por parte del poder. La historia evidencia que sus
grandes hallazgos fueron alcanzados precisamente en su confrontación
con el poder.
-
Desobedecer
a la sobreinformación que nada tiene que ver con el conocimiento.
En
este contexto, el diálogo para buscar la verdad, con los que piensan
como yo y sobre todo con los que no piensan como yo, constituye ya
una forma de desobediencia. Ese diálogo, como todos los diálogos
que se esfuerzan en ser honestos, conducirá a propuestas de acción
que, al igual que ha sucedido en otros momentos de la historia,
redundarán en nuevos espacios de libertad.
Seguiremos.
Moisés
Mato.
Ahora
más que nunca Noviolencia
Desobediencia y amor (1):
https://ahoramqnunca.blogspot.com/2020/04/desobediencia-y-amor-1.html
- Desobedecer a la polarización creciente de nuestro país que lleva a muchos a posicionarse a izquierda o a derecha, lo que implica fundamentalmente atacar las mentiras del bando opuesto sin caer en la cuenta de que las más graves son las del propio bando ya que es a este al que le otorgamos nuestra confianza. (Amicus Plato,sed magis amica veritas).
- Desobedecer no aceptando el infantil “y tú más” que inunda las tertulias políticas y los parlamentos. Deberían saltar todas las alertas ante la evidencia del escaso valor de la verdad en la esfera política y mediática, ya que se considera implícitamente que la mentira de uno valida las de otro. Importa la dimensión, no el hecho.
- Desobedecer a los intentos de reducción de la política a eslóganes publicitarios.
- Desobedecer a la vivencia puramente sentimental de la política.
- Desobedecer a la manipulación obscena de las luchas sociales en su intento de apropiación por parte del poder. La historia evidencia que sus grandes hallazgos fueron alcanzados precisamente en su confrontación con el poder.
- Desobedecer a la sobreinformación que nada tiene que ver con el conocimiento.
Desobediencia y amor (1):
https://ahoramqnunca.blogspot.com/2020/04/desobediencia-y-amor-1.html
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