El primer dato que me hizo reflexionar fue una entrevista en la radio al Premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa (1905-1993). La periodista le preguntó qué pensaba de la FIV y él respondió que pensaba que era buena para parejas que tenían dificultades para concebir, pero que no creía que fuera buena fuera de ese ámbito. Entonces la periodista le dijo: “¡Pero sí, esa es la posición de la Iglesia Católica!”. Ochoa respondió enseguida: "¡Y a mí qué me dice con eso! Lo otro no me parece serio". Ochoa se definía como agnóstico y el comentario de la periodista revela sus prejuicios.
Sin ser novedoso para mí, es interesante esta cita del libro de Pilar Gómez-Ulla, "Duelo perinatal", cuando escribe sobre los factores de riesgo de defectos congénitos en el desarrollo de la vida humana durante el embarazo, incluidos los tratamientos de infertilidad y las técnicas de reproducción asistida:
"La estimulación ovárica modifica la estructura del ADN en que se basa la regulación de los genes. A su vez gametos alterados de los progenitores, al ser forzada su fecundación, no aportan el genoma en la situación de 'estreno' que en cada generación pasa de progenitores a hijos. Y además, el cultivo in vitro del embrión causa modificaciones en el desarrollo embrionario del hijo, que están en la base del riesgo a padecer Defectos Congénitos que en una proporción mayor tienen los niños generados por estas técnicas, en comparación con los engendrados espontáneamente" (p. 117).
Han aparecido polémicas en los medios sobre personas que pueden tener cientos de hijos por FIV, como el holandés Joey Hoofdman, medios aseguran que podría superar los 400, de los cuales él reconoció al menos 60 y ya se han confirmado 22 por el ADN. Si esos hijos biológicos se asocian, podrían decidir: reclamar una cantidad por la ausencia de cuidados paternos, demandarlo por transmitirle alguna característica genética que no les gusta o la predisposición a padecer una enfermedad, hacerle un homenaje, reclamar una indemnización por distintos conceptos...No hace mucho entrevistaban en la radio a un joven y a una joven nacidos por FIV que crearon una asociación para reivindicar el derecho de los nacidos por ese procedimiento a conocer la herencia biológica de sus padres y familiares biológicos. La asociación quiere que eso sea un derecho, que la ley obligue a las clínicas y a las personas a dar esa información. El joven había nacido en un matrimonio que había recurrido a la FIV, porque el esposo transmitía una enfermedad a su descendencia y así la evitaron. La joven era hija de una mujer soltera que había recurrido a la FIV para ser madre. El joven había logrado acercarse a familiares del padre biológico a través de bancos de pruebas de ADN. Al final de la entrevista, la joven dijo que había nacido con la carga impuesta de ser una solución a carencias emocionales y que no había derecho a cargarles ese peso y terminaba con que no hay derecho a tener hijos, pero si a tener padres, cuestión que he defendido varias veces
Si nos preguntan: ¿son eficaces los procesos de FIV? Pocas personas lo saben porque estos datos rara vez se publican. La efectividad está entre el 30 y el 40% según un profesor universitario de biología o las mismas clínicas, con lo cual el fracaso es del 70 o 60%, un fracaso nada desdeñable (sin contar los mencionados Defectos Congénitos).
Llama mucho la atención la noticia de la revista 'Actualidad Económica' (12-18 de febrero de 2023), en la que se decía que las clínicas de fertilidad IVI habían sido vendidas el 4 de marzo de 2022 al fondo KKR (75% propiedad de Antonio Pellicer y José Remohí). ¡Imagina un precio a ver si aciertas! El precio estuvo entre 2.500 y 3.000 millones de euros. ¡Vaya negocio!
No ignoro que en esta sociedad se valora poco la justicia, el bien común, la solidaridad... Se pone el DESEO por encima de todo, de modo que si alguien desea algo que es científica o técnicamente posible, tiene derecho a poseerlo. Si además lo puede pagar, ¡cómo no lo va a adquirir! No se analiza si esto es justo, humano, un bien para la sociedad o si favorece la fraternidad. Lo que se constata es que la justicia está al servicio de las capacidades económicas, deseos o caprichos individuales. ¡Pobres empobrecidos! ¿Habrá lugar para una justicia basada en la dignidad humana y la verdad?
La FIV no es una simple técnica. Necesitamos mirar más allá de los deseos momentáneos y ver las diversas consecuencias que pueden surgir en el futuro y sus implicaciones éticas.
Antón Negro
Antón Negro
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