sábado, 1 de julio de 2023

CARTA A UNA MAESTRA Y LORENZO MILANI (1923-1967)

Carta a una maestra (Lettera a una professoressa) se publicó en Italia en mayo de 1967. Justamente un año antes del famoso mayo francés del 68, al que se adelantó en muchas de sus reivindicaciones sociales. Como se sabe, el libro es el manifiesto de los chicos suspensos y de sus padres, que se sublevan contra la insoportable selección escolar que los expulsa del sistema educativo, denunciando la injusticia de una escuela clasista y selectiva. Y la definen certeramente: «Un hospital que cura a los sanos y rechaza a los enfermos». 

Una primera lectura de la Carta puede sorprender, decepcionar e, incluso, irritar, porque no es lo que podría parecer o esperarse de ella. Es decir, la consabida alabanza a los maestros a través de una maestra en particular, con la almibarada retórica habitual acerca de la abnegada y noble profesión docente, sino que está escrita para los padres como “una invitación a que se organicen”, y al profesorado en tanto que cómplice de la injusticia de un sistema que se deja por el camino a un intolerable porcentaje de alumnos, y tendiéndole la mano para que comprenda y cambie. 

Así definen, al respecto, el arte de escribir: «Una mano tendida al enemigo para que cambie», genial definición que admiró al propio P.P. Pasolini, de la que escribió: «Es una de las definiciones más hermosas que yo haya leído nunca». Y es que su justificada indignación alcanza momentos realmente líricos, porque, en el fondo «La escuela no tiene más que un problema. Los chicos que pierde». 

En síntesis, la Carta propone tres reformas principales: que no haya repetidores; una escuela a pleno tiempo, especialmente para los alumnos que más la necesiten, y a los vagos que no quieren estudiar, darles una finalidad para que no se pierdan. Es decir, un ideal noble, un proyecto ilusionante y un objetivo realista de vida; un fin honesto que active la natural generosidad del alumno, le haga sentirse útil y eleve su autoestima. 

Un mes más tarde, hace 56 años, el 26 de junio de 1967, fallecía de leucemia a los 44 años Lorenzo Milani, el maestro de esos chicos de la Escuela de Barbiana que escribieron con él uno de los libros clásicos de la pedagogía del siglo XX, cuyo mensaje no ha perdido vigencia, sino que está más vivo que nunca.

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