domingo, 8 de enero de 2023

¡¡¡Si les das 400 euros…!!!

Hace unos días hablando del proyecto de invitar a jóvenes a formarse y realizar actividades en grupo, una de las personas presentes comentó: “¡Si les das 400 €, tienes los que quieras!”. La afirmación no es una ocurrencia momentánea, sino que tiene detrás un contexto social, cultural, económico, político y de opinión pública, lo que los anglófilos llaman “background”. Por eso me quedó fijada en la mente como una expresión del momento en que vivimos.


Mi respuesta inmediata, que podría parecer que no era pensada, fue así de clara: “¡¡¡No quiero jóvenes que se vendan tan baratos!!!”.

La frase que da título al artículo tiene su origen en la medida política gubernamental de dar 400 € a los jóvenes que cumplen 18 años para que los inviertan en productos culturales de un amplio espectro, incluidos videojuegos, música, conciertos... algunos también añaden que el vino es cultura... Cualquier observador de las políticas gubernamentales sabe que esa medida económica es para conseguir el voto de los jóvenes en las siguientes elecciones y también el de personas próximas a ellos. No niego que el partido de gobierno pueda tener razones en ese proyecto, ni que la medida sea eficaz para conseguir su objetivo, aunque tengo mis dudas.

Como ciudadano me llama la atención que les pongan a los jóvenes un precio tan bajo, aproximadamente un tercio del salario mínimo mensual, y que piensen que es suficiente para conseguir su voto. Por otra parte en algunos casos hasta entendería que algunos jóvenes se vendieran por ese precio, lo que ciertamente expresaría circunstancias muy difíciles en las que se encuentran o un concepto poco elevado de sí mismos.

En la vida real toda persona debe tener claro que a quien se venda por 400 € no la podrá tener por amigo verdadero. Con quien así se venda no se pode hacer el camino de la vida para afrontar conjuntamente las dificultades que vivir acarrea, ni hacer un proyecto de vida matrimonial serio, pues como alguien le suba la oferta en 50 € lo va a traicionar.

Todos escuchamos la frase de “Roma no paga a traidores”. La sentencia viene de que los romanos sabían que quien traicionaba a su pueblo por una cantidad de dinero, también los traicionaría a ellos. También se entiende fácilmente a aquel jefe de los Cántabros que, ante la recompensa ofrecida por los romanos a quien lo entregara, se presentó el a cobrarla.

Venderse, incluso venderse barato, no es una novedad en la historia, pues es conocida la afirmación de “vender la primogenitura por un plato de lentejas”, aunque muchos no sepan de donde viene el dicho. Así que miremos en el libro del Génesis la historia de Esaú y Jacob, al menos el capítulo 25 versículos 29 a 34.

No todos se venden, pues a principios del siglo XX un capataz andaluz en las elecciones se acerca a los jornaleros que estaban en la plaza aguardando a ser contratados. El capataz en vez de contratarlos les da la papeleta con el voto a los candidatos del cacique y unas monedas. Entonces un jornalero tiró las monedas a los pies del capataz y le dijo: “¡En mi hambre mando yo!”. Este jornalero tenía un alto concepto de su dignidad y libertad.

También en la época de Franco se produjo un delito de corrupción en varias provincias, por lo que el ministro tuvo que nombrar un juez con competencias en todo el territorio nacional. El juez dijo al ministro que lo pensase bien pues el investigaría hasta el final. El ministro afirmó que eso es lo que quería. Cuando avanza la investigación aparecen personas importantes implicadas. Entonces el ministro pidió al juez que limitase la investigación, pero este le respondió: “Dicen que todos los hombres tienen un precio, el mío está por encima de mi cabeza, ya que estoy en la etapa final de mi vida y sólo pienso en rendir cuentas ante Dios y ese es mi precio, ya no es de este mundo”.

En los comienzos del Evangelio (Lc. 4,1-13) encontramos como el Maligno le quiere poner precio a Jesús mostrándole los reinos y diciéndole: “Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos... Sí, pues, me adoras, todo será tuyo”. Jesús no aceptó ese precio para nuestro bien y de toda la humanidad.
La sociedad necesita el testimonio de personas que no se vendan, que no traicionen a los seres humanos. Cada uno de nosotros también necesitamos esas personas a nuestro lado. Pero, ¿yo estoy dispuesto a ser esa persona que no se vende ni traiciona?

Ahora más que nunca: Autogestión

Antón Negro

Maldito dinero

Maldito dinero, vil asesino,
cruel fetiche del capitalismo,
que a quien no le adora lleva al abismo
y a sus víctimas marca fatal destino.

Este sistema criminal que mata,
que produce exclusión, deshumaniza, 
extiende la injusticia y la eterniza, 
nos roba la esperanza y la remata.

Maldito dinero, sed que envenena 
de codicia insaciable el corazón, 
deshumaniza al rico y lo encadena

y condena al pobre a humillación, 
sin casa, sin trabajo y con la pena 
injusta sólo por su condición.


Felices los pobres

Felices los pobres, suyo es el mundo
de las personas, la fraternidad,
la alegría, la solidaridad
y la paz que da bienestar profundo.

¡Pobres ricos, sólo tienen dinero! 
Felices son los pobres sin codicia, 
con un corazón libre de avaricia; 
sólo el amor se lo mantiene entero.

Feliz la dignidad de la pobreza, 
que sobra todo lo no necesario; 
la libertad es la mayor riqueza.

Con un desprendimiento voluntario, 
la sencillez se hace fortaleza
y destino feliz humanitario.

Deme Orte

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