ni al niño.
Cada época tiene sus gustos.
No sé si se dice guapa.
O guapo.
No se recuerda al niño
que tiene las orejas grandes,
aunque te lo parezca,
ya lo sabe.
Ni a la niña.
No se dice diferente al diferente,
ni se ríe uno de ellos.
Ni de uno mismo.
Ni se comenta por detrás.
No se dice al anciano
que le falta tal habilidad,
ni se comenta.
Tampoco hace falta decirle
que está joven,
sabe que no es verdad.
Puede uno ponerse al lado
porque puede necesitar una mano,
se apoyará si lo necesita,
o no, como él quiera.
Tampoco hace falta decírselo a la anciana.
Mentir ¿para qué?
Hay sí, variadas formas de belleza,
Las de pago no me gustan
Son una forma de mentira.
No se dice cojo al cojo
aunque lo esté,
ya le duelen la vida y sus carreras.
Menos todavía a la coja
todavía sufre más,
aunque la quieran.
No se dice al ciego
lo que se está perdiendo
cuando hablas de colores,
basta que se lo cuentes
cuando quiera.
No se habla bajito junto al sordo,
ni se sale uno de la habitación
para hablar del enfermo,
ni se escenifica que no está malo,
él lo sabe y también miente, o no,
según te vea.
No se dice hijo al perro
porque no lo es,
“de la familia” tampoco.
El amor tiene que ser libre
Y hasta salvaje.
Libres e iguales
A todo ser humano quiero.
De mascotas nada,
mientras haya hambre
¿Acuarios y zoos?
¡Vaya invento!
No es su sitio.
Para ellos una cárcel,
para la humanidad
un despropósito, un derroche,
Para la casa común,
un maltrato que no merece.
No se dicen medias verdades,
Como a toda mentira odio.
Como mentira camuflada
Odio y asco.
Odiamos el mal
como odia el pueblo, de verdad.
No se dicen tópicos,
Otra forma de mentira camuflada.
Muchas veces es mejor callar
Y entonces ¡ojo a los subtítulos en la cara!
Entonces…
No se mira con pena cuando se escucha,
ni con superioridad,
ni con ironía en la mirada.
Menos aún con suspicacia,
ni al vacío.
ni al suelo.
A los ojos,
A los ojos hasta que duela el alma.
No se dice lo primero que viene a la boca,
aunque te quedes tranquilo,
aunque te quedes contento.
No se dice “no se dice”, mejor se calla.
Es mejor corregir al pensamiento,
darle espuela si lo necesita,
Y encontrar otro contento
tan misterioso
como verdadero.
No se dice “yo haría”
si no lo vas a hacer tú,
si es un consejo desde fuera,
mejor te callas.
Actos sí, experiencias también.
Colaboración, sí, claro.
Siempre. Y contentos todos,
todos contentos.
La diplomacia suele ser mentira.
El amor… a veces es palabra
a veces es silencio.
Al pan no se le dice duro
aunque lo esté.
El amigo no es amargo
Aunque duela.
El pan,
como al amigo,
se acaricia,
no se aprieta.
Si perdió la humedad el pan,
o el amor primero el amigo,
se moja bien,
o se le da calor,
lo que convenga,
lo que el amor mande
lo que el amor sugiera.
El agua no se tira,
el café no se deja,
el yogur -como todo-
se rebaña.
Los gustos
(pequeños o grandes da igual)
se embridan
porque parlotean de amor
pero esclavizan
aunque no lo parezca.
La naturaleza se cuida,
el trabajo se venera.
Al compartir,
lo de menos es la cosa,
lo más es la vida,
el coloquio.
Escuchar la vida
compartir la mesa,
Mejor si es pobre,
por más humana,
y por ello más verdadera.
Cierto:
las palabras
y los silencios
son delicado sacramento.
En todo tiempo
manejarlas es delicado,
un arte del corazón,
de las manos y el cerebro.
No soy yo poeta,
ya no estoy a tiempo,
y no quiero.
Amar quiero
y puedo
aunque no sepa,
juntos -desde abajo- aprendemos
Desde arriba no,
Eso ya lo sabemos.
Ahora más que nunca: Verdadero socialismo, Solidaridad
Eugenio A. Rodríguez
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