Esta gráfica muestra mortalidad por millón de habitantes en los países europeos en la primera y segunda “ola”. Se han recogido todos los decesos que se han registrado como causa fundamental la COVID 19, aunque ese diagnóstico sea en muchos casos discutible.
En la gráfica se aprecia que los países que tuvieron la mortalidad más alta en primavera han tenido en esta ocasión mortalidades más bajas, algunos como Suecia mucho más bajas. Esto ha sucedido a pesar de que todos los indicios indican que el numero de casos no ha sido menor sino probablemente más alto. Ademas a pesar de que han estado vigentes medidas insensatas y dañinas, su grado ha sido mucho menor que las aplicadas en la primera ola.
Las razones de la menor mortalidad pueden ser varías. En primer lugar la población con mayor riesgo de sufrir cuadros graves ya los experimentó y en muchos casos falleció a consecuencia de ellos.
En segundo lugar el manejo clínico ha mejorado. Fundamentalmente se han eliminado tratamientos desaconsejados y se han incorporado los fármacos para prevenir trombosis e hipercoagulabilidad y dexametasona/prednisona.
En tercer lugar puede que la población de riesgo haya estado ligeramente más protegida (de todas maneras de forma insuficiente).
Ademas, y esta gráfica no lo muestra, los contagios y sobre todo los muertos han tenido lugar de forma menos explosiva, no hubo el inicio exponencial de la primera ola. Es decir que si los muertos de la primera ola abarcan 2 meses los de la segunda han tenido lugar a lo largo de 7 meses.
Esto sugiere que ya hay una parte más numerosa (su porcentaje es discutible) de la población que esta inmunizada o no es susceptible al virus. Su porcentaje es discutible pero en todo caso no despreciable ya que condiciona la velocidad de difusión del virus.
Por otro lado vemos que los países que se vieron menos afectados en la primera ola, lo han sido, en general mucho más en la segunda. Eso significa que no se trató de que las medidas adoptadas ni su posible precocidad hayan tenido gran efecto. Es un mensaje para los que creen que los confinamientos y restricciones llegaron tarde. En segundo lugar hay razones fundadas para pensar que la virulencia de virus no es más baja (tampoco más alta). Hay una excepción en este cuadro y es Bierlorusia, no ha tenido mortalidad significativa ni en la primera ni en la segunda ola, a pesar de que es el país con menos restricciones en Europa.
Tenemos que pensar que una tercera ola debería reforzar estos fenómenos y ni los países que han sufrido el mayor impacto de la Pandemia en el primer o segundo periodo probablemente tendrán una tercera ola (si se produce) mucho más leve. ¿Es verdaderamente necesaria una vacunación universal con una vacuna sin todas las garantías?
José R. Loayssa. Médico de familia. Urgencias. Pamplona