domingo, 22 de noviembre de 2020

Vuelve la madre de los hijos de Zebedeo

Cada día, cada minuto, tu vecino o uno mismo, resucita a aquella buena madre de los hijos de Zebedeo. Aquella que se dirigió a Jesús para pedirle algo tan habitual como los mejores puestos para sus hijos.

Frecuentemente mezclamos nuestros intereses con los de Jesucristo. Jesús, sin embargo, dedicó su vida a crecer hacia abajo, a “sufriendo aprendió a obedecer”, a perder, a “dando se recibe”, “olvidándose de uno mismo se encuentra a sí mismo”, etc.

Parece razonable estar contra le ley Celaá, pero también contra la anterior y la anterior. Y desde luego se puede estar en contra de la ley Celaá sin por ello meter los los símbolos de la “concertada” que solo defiende sus intereses. Se puede incluso estar contra esa ley desde el puño y la rosa porque semejante ley por no ser no parece ser ni socialista.

Por eso no entiendo que una parroquia o un comunidad que quiera ser solidaria mezcle a Jesucristo con la campaña de la concertada. Por eso me sorprende que una parroquia haya metido en sus redes sociales un cuadro de Jesucristo mezclado con el “stop” que ha lanzado la escuela concertada que se dice “con un ideario” del que muchos dudamos.

Con ello no digo que la religión se tenga que ir a la sacristía ni que la religión no se pueda meter en política. Digo que la religión debe entrar en política para amar, para amar de verdad, para amar a todos. A una sola cosa no puede entrar nunca: a defender que las cosas sigan igual.


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