Una vez más. Una critica contundente y argumentada.
Un suscriptor socio de “El Salto” tomo la iniciativa de pedir explicaciones a este medio por la des-publicación de dos artículos que escribí con Ariel Petruccelli y Paz Frances.
Un suscriptor socio de “El Salto” tomo la iniciativa de pedir explicaciones a este medio por la des-publicación de dos artículos que escribí con Ariel Petruccelli y Paz Frances.
Reproduzco algunos fragmentos de su intercambio con la redacción de ese medio, unos fragmentos que creo ponen de relieve la deshonestidad y insolvencia de la mayoría de la redacción (no hubo ningún consenso sobre esas decisiones sino una imposición frente al sector partidario de la pluralidad y el debate abierto). Los argumentos del suscriptor son muy elocuentes claros y razonados.
Las razones que esgrime la redacción para la censura de nuestros artículos que explican tras detallar los muchos artículos críticos que han publicado (la mayoría críticos “ma non troppo “ es decir dentro del relato oficial) son:
“En cuanto a los artículos que refieres, la decisión de El Salto ha sido consensuada entre toda la redacción. Con el primer artículo, que era un resumen de un libro que se encuentran promocionando los autores del texto, discrepábamos en algunos datos que cuestionaban la virulencia del covid-19 y en el sentir general que venía a minimizar la pandemia, lo que no nos parece de recibo, teniendo en cuenta el drama que se ha vivido en muchas de las familias de nuestras lectoras y lectores y las dificultades que siguen teniendo aquellas y aquellos que sufren covid persistente. Tras su retirada consensuada, los escritores comenzaron una campaña de desprestigio hacia El Salto, muy enfocada a la venta de su libro, por lo que decidimos no volver a publicar nada más de ellos. Estos son los motivos que esperamos que comprendas"
La replica del suscriptor no tiene desperdicio y habla por si misma.
"Ante ella respondí con la siguiente carta a la misma redacción, consiguiendo tan solo su clamoroso silencio. Tras él les transmití mi decisión de darme de baja de suscriptor tras muchos años de socio. Malos tiempos para los pensamientos críticos hasta en los medios que se auto califican así:
“Antes que nada agradecer vuestra respuesta a mi consulta.
Aun así, me quedo un tanto perplejo ante las razones por las que habéis decidido la despublicación de esos dos últimos artículos del autor citado, me parece, como decís vosotros, “que no son de recibo”, viniendo de un medio, como el Salto, que se declara crítico.
"Ante ella respondí con la siguiente carta a la misma redacción, consiguiendo tan solo su clamoroso silencio. Tras él les transmití mi decisión de darme de baja de suscriptor tras muchos años de socio. Malos tiempos para los pensamientos críticos hasta en los medios que se auto califican así:
“Antes que nada agradecer vuestra respuesta a mi consulta.
Aun así, me quedo un tanto perplejo ante las razones por las que habéis decidido la despublicación de esos dos últimos artículos del autor citado, me parece, como decís vosotros, “que no son de recibo”, viniendo de un medio, como el Salto, que se declara crítico.
Paso a comentaros algunos de los porqués de mi asombro intentando no alargarme demasiado.
Comenzando por la ¿razón? que esgrimís del “sentir general”, he de decir que no encuentro que ése sea ningún tipo de razonamiento crítico, y me alarma. Sí con el “sentir general” os queréis referir al de la gente de la calle, por ese mismo motivo se podría cerrar ya este diario, ¿no? ¿Es un ‘sentir general’ la necesidad de un medio de comunicación como El Salto? ¿Es que en El Salto se hace periodismo para seguir el sentir general o para indagar, analizar y poner en cuestión ese “supuesto” sentir general? Y más cuando, como supongo que no se os escapa, ese ‘sentir general’ referido a la cuestión del virus, está directamente influido -si no impuesto- por el discurso oficial a través de la mayor parte de medios de ‘comunicación’ de manera antes nunca vista, eliminando toda crítica razonada y dando pábulo a las teorías más descabelladas con el fin de desacreditar las discrepancias serias.
Comenzando por la ¿razón? que esgrimís del “sentir general”, he de decir que no encuentro que ése sea ningún tipo de razonamiento crítico, y me alarma. Sí con el “sentir general” os queréis referir al de la gente de la calle, por ese mismo motivo se podría cerrar ya este diario, ¿no? ¿Es un ‘sentir general’ la necesidad de un medio de comunicación como El Salto? ¿Es que en El Salto se hace periodismo para seguir el sentir general o para indagar, analizar y poner en cuestión ese “supuesto” sentir general? Y más cuando, como supongo que no se os escapa, ese ‘sentir general’ referido a la cuestión del virus, está directamente influido -si no impuesto- por el discurso oficial a través de la mayor parte de medios de ‘comunicación’ de manera antes nunca vista, eliminando toda crítica razonada y dando pábulo a las teorías más descabelladas con el fin de desacreditar las discrepancias serias.
Si, por otro lado, os estáis refiriendo al sentir general de los socios de El Salto, me parece que con que reviséis por encima los comentarios a los artículos que aparecieron en su momento, podréis comprobar que, para una mayoría bastante amplia, tales artículos son bien calificados e incluso reclamados como necesarios en medio de un asentimiento casi “militar” con el discurso oficial por parte de la mayoría de los demás medios.
La segunda razón de desacuerdo por vuestra parte, la de “minimizar la pandemia”, me/os pregunto: ¿Es que no se puede cuestionar razonadamente la dimensión de la pandemia e incluso si se la debe denominar así o simplemente epidemia? ¿Con la Iglesia hemos topado? ¿Hay límites a la hora de analizar algo? En ninguna parte de los artículos mencionados he encontrado declaraciones extravagantes, conspiranoicas, ni opiniones de ese cariz sino que, desde una perspectiva claramente contestataria y de izquierdas, se cuestionan previsiones, datos y las políticas represivas empleadas a consecuencia de esos datos cuestionados.
En cuanto a vuestra discrepancia con “algunos datos que cuestionaban la virulencia del COVID-19 ”. Puede ocurrir que no se esté de acuerdo con ciertos datos pero no creo que sea la mejor manera de actuar por parte de El Salto la de despublicarlos sin más y sin contactar con el autor. ¿No sería mejor reflejar en el periódico que la redacción del diario no comparte plenamente esas cifras, o contrastarlas y publicar los datos que la redacción o algún especialista sí creen correctos? Me parece que somos los lectores los que debemos sacar las conclusiones o al menos que se nos informe públicamente del por qué de estas decisiones, especialmente cuando el tema tiene gran relevancia, como es el caso de este virus que está cambiando - y no para mejor- tantas cosas.
En referencia a vuestra frase: “el drama que se ha vivido en muchas familias…”, se me ocurren, puestos así, unos cuantos ejemplos,( ya fuera el dolor de las víctimas de la guerra del Vietnam, el de la banda terrorista tal, etc…), en que se hubiera tenido que guardar silencio, no investigar, cuestionar, ni analizar los conflictos “por (respeto) al drama vivido en muchas familias” con hijos o parientes fallecidos en ellos. Precisamente por el dolor de las víctimas, las causadas por el virus y las otras, las que padecemos las ‘bendiciones’ de la industria farmacéutica (¿hace falta recordar que, desde hace años, sus intereses nada tienen que ver con la salud de la gente común y corriente?) así como las medidas represivas tomadas ‘manu militari’ por los gobiernos, se hace más necesario que nunca - y especialmente en un diario crítico- dar voz a los que cuestionan con razonamientos esas actitudes -estemos o no totalmente de acuerdo con sus argumentos -. Me parece que silenciar estas voces es contribuir al adoctrinamiento de la gente y la mejor ayuda para que la extrema derecha crezca entre los ‘descontentos’ y se reclame como la única “incorrecta” políticamente y alternativa al sistema. Sorprende que acuséis a esa extrema derecha de azuzar el alarmismo cuando no hay más que ver la televisión o leer cualquier diario, para percatarse de dónde procede el grueso del alarmismo y que, El Salto mismo, al despublicar un artículo que pone en cuestión ese ‘alarmismo’, se esté sumando de alguna manera a él.
Por fin, y respecto a lo que señaláis como “campaña de desprestigio de los autores hacia El Salto”, me parecería adecuado que la compartieseis con los lectores. Yo tan solo encontré -y de ahí la consulta que os dirigí- la denuncia del autor del artículo por su despublicación sin ningún aviso o contacto con él, cosa que no negáis en vuestra carta. De ser eso cierto, no hay que equivocar denunciar con desprestigiar.
Haciendo públicas vuestras decisiones entenderemos también las razones que os han llevado a decidir no volver a publicar nada más de este autor, porque de no ser así no es difícil llegar a la conclusión de que, la de El Salto, es la típica censura con algo que molesta o coloca en situación difícil, ésa que tanto sufrimos en los otros medios y por lo que algunos somos socios de este diario -y anteriormente de Diagonal- desde hace tantos años, sin necesariamente compartir todo lo que se publica en él.
Salud.
Salud.