Cerca de 40.000 niños, solo en el Congo, trabajan esclavizados para que Greta Thunberg y otros niños europeos justifiquen que los autos eléctricos salvarán la Tierra del cambio climático.
No es tan simple, querida Greta, no es tan simple. Un sistema tan voraz como este capitalismo que nos ahoga, no se discute, ni se reformula, ni se le ponen tiritas para frenar la herida: se destruye para iniciar un nuevo mundo más igualitario. Querer es poder.
Ahora más que nunca: Conciencia
Mer Santiago
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