yo solo les quería contar
lo que están haciendo con hombres mujeres niños
encuadrados en un marco perfecto de exterminación
de la frontera comunitaria humanitaria o qué sé yo (1)
quería mandarles un texto sobre la miseria de un gobierno al que
no le interesa más que la seguridad de una nación comprimida en sus seis letras (2)
sin pensar en el resto del alfabeto
solo quería exponérselo desde un punto de vista de quien de alquien que ha vivido
sus propios exilios y líos
en fin
decir lo mal que lo hacemos muchos y contar el valor de tantas y tantos
humanos
profundos
abruptos
señores, solo quería molestarles un poquito en un idioma que no me pertenece
pero que me duele bastante menos que el otro
gracias zuzana suzanna na na na
pero tu artículo no encaja
en nuestra caja ja ja
tu texto en nuestro contexto
no, lo
queremos algo más congruento contento
pero yo
solo quería aplicarles unos grumitos
untarles este pan modesto
de un país tan lejano o no no no
salpicarles un poquito de miedo miseria y ejército
en un idioma que no me pertenece
y que sigo sin encajar
ajar en un contexto herido de voces perdidas de
esos que deambulan bailan por los bosques a ritmo de escuadras balas perros
disparos de unos kalashnikov apretados por manos blancas bielorrusas
ahora sí, sois nuestros soldados ala a bailar (3)
la danza de la suerte
perros
cadáveres
lágrimas
yo
solo
© Zuzanna Gawron
______
(1) ver nota nr 3
(2) en referencia al nombre polaco de Polonia: “Polska” y al ejecutivo del partido PiS, siglas de Prawo i Sprawiedliwość, Ley y Justicia
(3) el poema se refiere a la situación en la que se han encontrado cientos, si no miles de migrantes (se desconoce el número exacto) de procedencia afgana, siria, kurda, cubana, entre muchas otras, en la frontera polaco-bielorrusa. El régimen autoritario de Lukashenka, apoyado por Rusia, ha puesto en marcha una táctica de guerra híbrida con la que intenta “atacar” Polonia (por sus muestras de solidaridad con el pueblo bielorruso) y, por ende, la UE. Por ello el gobierno bielorruso permite desde hace varios meses un flujo extraordinario de migrantes hacia Ucrania, para luego dejarlos en manos de traficantes/coyotes que los llevan cerca de la frontera con Polonia. Ahí los/las migrantes tratan de acercarse a los puntos de paso fronterizo. Los que lo logran piden de inmediato protección internacional pero por lo general se les niega presentar cualquier documento
La mayoría de los migrantes es, sin embargo, disuadida por los soldados bielorrusos que no les dejan retroceder para ir a otro sitio. La única opción es cruzar la frontera de manera ilegal. Los migrantes a menudo son aterrorizados por los soldados bielorrusos con disparos y perros. Los migrantes cruzan terrenos húmedos, apantanados y ríos que demarcan la frontera. Si lo consiguen, les esperan la policía y ejército polaco, que los devuelve de manera ilegal al lado bielorruso. En muchos casos también les golpean, quitan los teléfonos o se los destrozan, les roban las tarjetas SIM. Muchas veces los intentos de cruzar la frontera y las devueltas en caliente se suceden incluso varias veces al día, dejando a los migrantes sin comida ni agua. Sin techo, deshidratados, mojados, con hipotermia.
El gobierno polaco liderado por el partido de ultraderecha PiS (ver nota 2) ha impuesto a principios de septiembre del 2021 la ley marcial en los terrenos fronterizos polacos. Vigilada día y noche por nueve mil soldados polacos, en esta zona se le tiene prohibido el paso a ONGs, ayuda humanitaria y periodistas. De momento se sabe de una decena de personas que no han conseguido pasar con vida a la Unión Europea – consecuencia de la política de ambos países.
Si no fuera por la ayuda de los ciudadanos de los terrenos fronterizos, grupos de médicos voluntarios, ciudadanos y persona de a pie que dejan sus tareas y se dedican a ayudar como pueden a estas personas en la situación en la que se han visto envueltas, tal vez se hubieran producido muchas más tragedias. Son cientos y miles de ciudadanos polacos, sobre todo mujeres, las y los que han hecho manifestaciones, acciones no violentas, y que no dejan de trabajar día y noche para reparar el daño que se está causando a las víctimas de una política cruel y sanguinaria en la que, otra vez, los que la pagan y más la sufren son las personas más vulnerables.
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