“Nomadland” (=Tierra de nómadas) es una película dirigida por la cineasta chino-norteamericana Chloé Zhao que ganó el León de Oro en el último festival de Venecia y es la mejor situada ahora para los próximos Oscars. Cuenta la historia de una mujer, interpretada por Frances McDormand, que inicia una vida itinerante a bordo de su caravana tras ver cómo lo perdía todo como consecuencia de una recesión económica. Estos vagabundos o nómadas del siglo XXI, se reúnen con cierta frecuencia para realizar encuentros donde además de intercambiar bienes, se conocen y ayudan mutuamente. Parece ser que este modo de vida es bastante frecuente en los Estados Unidos, siguiendo la tradición de los pioneros que fueron avanzando de este a oeste hasta ocupar este grandioso país de América.
El filme tiene muchos momentos que parecen puro reportaje. Vemos lugares de trabajo (el almacén de Amazon, restaurantes de carretera, campings…) así como un gran número de gente nómada y real que se interpreta a sí mismos, con encuentros, incidencias y percances que no parecen ensayados. Los grandes paisajes muchos de ellos nevados y contemplados al atardecer, corroboran esa sensación de verdad y realidad que nos presenta esta espléndida película.
La mirada que vierte su directora sobre los personajes de esta historia es una mirada llena de amor hacia los más pobres y hacia los excluidos y los presenta en el fondo como verdaderos héroes esforzándose por su supervivencia y tratando de encontrar su lugar en el mundo. A la vez un gran hálito de sentido de la trascendencia se nos muestra muchas veces a través de pequeños y sencillos objetos (un plato, un mechero, una rueda pinchada) que parecen vivir ya la eternidad a la que los mismos personajes se sienten llamados. El filme entonces se llena de una gran poesía, planteando en todo momento unas situaciones llenas de lirismo cómo puede ser la escena del diálogo con el joven adolescente que se ha ido de casa.
Su protagonista, con su presencia continua en pantalla, incita al espectador a entrar en un relato en primera persona que deriva en testimonio de una forma de vida que, aunque parece frustrante, está sin embargo llena de sentido y de los grandes valores que hacen al ser humano crecer: la esperanza, la solidaridad, la generosidad, la fraternidad, la confianza en la Providencia, y la conciencia de la limitación. Estos nómadas, todos con heridas íntimas, centran en el viaje lo que ellos desean: no poseen una casa, sus furgonetas, tiendas y caravanas son su hogar. Entonces la vida humana es como un camino en donde todos aquí y allá si podrán encontrar. “Nos vemos en el camino” dice uno de ellos, en un camino que habría que escribir con mayúscula. Hay escenas memorables, como es el dialogo con el líder de los nómadas, que cuenta su tragedia de haber perdido un hijo y la hermosa alternativa que adopta ante eso, o el homenaje en la hoguera nocturna a una compañera ya muerta. “Nomadland“ está dedicada “a todos los que partieron”.
“Nomadland” desprende una gran melancolía pero también una fuerte esperanza. Ese sol moribundo y rojizo en el horizonte nos indica la precariedad de la vida humana pero también su inmensa belleza, su gran dignidad. La frontera no es un muro sino una ventana a otro mundo. El viaje es entonces el estimulo de búsqueda, no para ver el mundo, sino para entrar en lo invisible. Como decía San Juan de la Cruz “Viajamos no para ver si no para no ver “.
AHORA MAS QUE NUNCA: Caminantes
José Luis Barrera Calahorro, 23 de marzo de 2021.
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