domingo, 28 de febrero de 2021

DIOS-EN-PANDEMIA SEGÚN EL PUEBLO

Miriam, Chari y Pedro
visitados por unos amigos
Leyendo estas palabras (VER NOTA) de un amigo común –a la familia de la que se habla y a mí misma-, reflexiono sobre aquellas palabras desgraciadamente tan en boga en este año que llevamos de pandemia. Desgraciadamente por tres razones: la primera es que se nos ocurre hablar de Dios exclusivamente desde la adversidad; la segunda, porque somos los mismos cristianos quienes hemos caído en la tentación de sentirnos abandonados de Su mano en la desgracia, de la mano de un Dios que hemos creído indiferente, , la tercera, por tener que oír la crítica de los no creyentes en el Dios que se entrega y vivifica -sí creyentes en dioses más complacientes- si no inculpando, acusando de inactividad e inercia hasta ridiculizar el carácter salvífico de la divinidad.

Sí, señor, los creyentes, una vez más, hemos caído en la trampa de pedir auxilio cuando hemos sido nosotros los tocados directamente por la pandemia. ¿Es que Dios no tenía que ser interpelado por los millones de hermanos que mueren de hambre diariamente? ¿Acaso los muertos en el mar por el único delito de huir de la miseria son de segunda o tercera categoría para ser atendidos por ese Dios del que hablamos? ¿No son los campos de refugiados albergue seguro para Aquel que nació en un pesebre, emigró y padeció?

La actual pandemia no ha hecho sino revelar la debilidad del hombre ante la muerte, de ricos y pobres, de señores y criados… ¡Qué bien lo entendió Jorge Manrique! ¿No nos acordamos de estas maravillosas coplas que tuvimos que estudiar quienes pudimos hacerlo? Y de esta pandemia saldremos mediante la ciencia y la solidaridad, ambas en manos del hombre.

La pregunta “¿Dónde está Dios en la pandemia?” revela pues, el infantilismo de nuestra fe. Tal vez se una ocasión magnífica esta situación para que nos preguntemos quién es el Dios en el que se basa mi fe y cómo se relaciona con la(s) historia(s), en palabras de Michael Moore en un excelente artículo que recomiendo: “Un Dios anti-pandemia, un Dios post-pandemia o un Dios en-pandemia”. (aquí)

¿Qué nos enseña esta familia de la que hablamos? Que ellos no se han preguntado dónde está Dios; es más, no han emitido queja o lamento alguno. Dios está con ellos, Dios está en ellos. Dios está en y con los pobres, y los ricos seguimos buscando con coordenadas erróneas…

Quedémonos haciendo el llamamiento de Francisco a la solidaridad para la Jornada Mundial del Migrante, a celebrar el 26 de septiembre de 2021: "Que el 'los otros', dé paso a solo un 'nosotros' acogedor y universal"

Ahora más que nunca: Solidaridad

Amparo Gómez
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NOTA: 
HOY, 29 de enero, tuve una aparición. Una madre con dos hijos discapacitados, el marido en la eternidad y otro hijo casado me cuenta que han pasado el covid los 3 convivientes en la periferia de Madrid.
Ella con vómitos, diarreas, fiebre alta y desmayos. La hija discapacitada salió del apuro como pudo y la madre y ella han logrado que aprenda a llamar al hijo casado. Éste les traía la comida y la dejaba a la puerta.
Les han ofrecido un hotel pero ha preferido quedarse porque el hijo pasaría miedo en un lugar desconocido.
La atención médica toda por teléfono. Al hijo discapacitado han seguido viniendo a bañarle las auxiliares a quienes les han hecho en todo el periodo una PCR.

Pues la mujer, ni una queja, ni un lamento. "Los niños nos enseñan tantas cosas". Aislados, desatendidos por los grandes, amados por los pequeños. ¿Dónde habrían ido con la ley de eutanasia que se propone? Han pasado el covid... pero siguen aislados, no lo entiendo. ¿Dónde la ciencia, dónde la conciencia? ¿Se hablará del siglo XXI en el XXV como nosotros hablamos de la Edad media?

Y al tiempo uno descubre que hay pequeños gigantes, que tienes amigos del nivel del inventor de la Logoterapia. Y que no te cobran. Les llamas y te dan las gracias. O sea, que sigo creyendo en las apariciones. Es imposible matar la belleza. Cualquier día se apropia de las instituciones.
Eugenio A. Rodríguez

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